¿QUÉ HAY DE NUEVO? VELÁZQUEZ

24/02/2015


 

 

La Fundación Dalí ha presentado la remodelación de la Sala de las Loggias del Teatro-Museo Dalí en Figueres (Girona), que incluye la exposición temporal ¿Qué hay de nuevo? Velázquez. Esta reforma ha permitido una actualización tanto a nivel arquitectónico como expositivo de los espacios, que forman parte del recorrido habitual del Teatro-Museo Dalí. En el acto de presentación del evento, participaron ayer Antoni Pitxot, director del Teatro-Museo Dalí, y Montse Aguer, directora del Centro de Estudios Dalinianos, que han manifestado la voluntad de la Fundación Dalí de poner en valor la obra tardía del pintor.

Desde 1988, la Sala de las Loggias se ha dedicado a mostrar la obra tardía de Salvador Dalí. Recordamos que, a partir de los años 60, su pensamiento creativo se centra, sobre todo, en los temas científicos y la recuperación de los clásicos pictóricos. Esta premisa se mantiene con la remodelación llevada a cabo, pero el contenido expositivo se amplía. La Sala de las Loggias está dividida en tres espacios: obras de los 60-70, protagonizadas por aparatos estereoscópicos e ilusiones ópticas -estas piezas son una continuación de la sala precedente, donde se presentan otras estereoscopías y experimentos ópticos, como la anamorfosis y la holografía; el conjunto, además de recoger una notable representación de pinturas dalinianas de este período, ejemplifica el interés del artista por todos los aspectos relacionados con la percepción visual y sus paradojas- el segundo espacio se conoce como la Torre de los Enigmas; se ha renovado pintándola de un color más claro y se han mejorado las condiciones de acceso- ahora, además, se expone el diorama Babaouo de 1932, una de las obras del pintor relacionadas con su guion homónimo; por último, el tercer espacio incorpora de forma temporal el diálogo creativo que Dalí mantiene con la obra de Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (1599-1660), uno de los clásicos de la historia del arte. Nos permite comprobar el interés de Dalí por su arte atemporal.

La muestra ¿Qué hay de nuevo? Velázquez, visitable desde hoy junto con la reapertura de la Sala de las Loggias, consta de 11 pinturas ejecutadas entre 1960 y 1982. Dalí reinterpreta algunas obras del pintor sevillano, la mayoría en el Museo del Prado: La Infanta Margarita de Austria (hacia 1665, hoy atribuida a Juan Bautista Martínez del Mazo), El Bufón Calabacillas (1635-39), El Bufón Don Sebastián de Morra (1643-49) y Las Meninas o la Familia de Felipe IV (1656). Dalí también se inspira en el óleo Cristo y el alma cristiana (1628-29) perteneciente a la colección de la National Gallery de Londres.

La influencia del pintor sevillano se refuerza con el Busto de Velázquez metamorfoseándose en tres personajes conversando (expuesto habitualmente en la Sala Palacio del Viento). En el lugar que antes ocupaba este busto, ahora se expone una composición inédita de Dalí (circa 1982) realizada sobre las cubiertas de un libro dedicado a Velázquez (Enrique Lafuente, Velazquez, Phaidon, Oxford University Press, London, New York, 1943).

Pero el testimonio de Velázquez en el Teatro-Museo Dalí no termina aquí. En la zona del taller de la Sala Palacio del Viento, podemos contemplar el holograma ¡Holos! ¡Holos! ¡Velázquez! ¡Gabor! Si tenemos en cuenta que el interés de Dalí por la holografía es conseguir un realismo estético, no es extraño que Las Meninas y su autor constituyan la base del primer experimento del pintor en esta técnica.

 

 

El título de esta muestra temporal se ha extraído del escrito Eureka (1976), en el que Dalí afirma: "Desde el impresionismo, toda la historia del arte moderno se ha centrado en un único objetivo: la realidad. Cosa que nos puede llevar a decir: ¿Qué hay de nuevo? Velázquez". Pero el interés de Dalí por el maestro barroco viene de mucho más lejos: Velázquez es uno de los "Grandes Maestros de la Pintura" sobre los que Dalí escribe en Studium en 1919. Y esta fascinación persiste: en la casa de Portlligat vemos un retrato de Velázquez -parte de una galería de personajes con bigotes- y, en una de las paredes del taller, una reproducción cuadriculada de Las Meninas, testimonio del trabajo diario del pintor. La pasión velazqueña también se hace evidente en el tratado de Dalí 50 Secretos Mágicos para pintar (1948), en el cual el artista sevillano tan solo es superado por Vermeer en una tabla comparativa que confecciona Dalí. Pero es, sobre todo a partir de los 50, cuando esta presencia e influencia se multiplica y se evidencia en los escritos y las obras del pintor ampurdanés.

Dalí sin duda apreciaba la costumbre de Velázquez de representarse pintando en el mismo lugar de la escena. Durante la época surrealista, la ambición del pintor consiste en materializar con gran precisión las imágenes de la irracionalidad concreta, afirmando que los medios de expresión pictórica debían ponerse al servicio de este tema. En La conquista del Irracional, Dalí afirma: "A medida que las imágenes de la irracionalidad concreta se acercan a la realidad fenoménica, los medios de expresión correspondientes se acercan a los de la gran pintura realista -Velázquez y Vermeer de Delft-, para pintar de forma realista según el pensamiento irracional, según la imaginación desconocida". Años más tarde, el pintor relaciona su teoría de la mística nuclear con el tratamiento de la forma y del color en Velázquez. Sin embargo, es el naturalismo del pintor sevillano el que, insistentemente, se convierte en uno de los puntos de referencia del artista ampurdanés. Velázquez es una constante en su obra: aparece cada vez que Dalí se plantea un nueva etapa, un paso adelante en su trayectoria artística, tanto en el campo compositivo como en el campo conceptual.

La remodelación de la Sala de las Loggias, que incluye la exposición temporal ¿Qué hay de nuevo? Velázquez, ha sido responsabilidad de Pep Canaleta de 3carme33 en cuanto a diseño y renovación arquitectónica, y el grafismo, de Alex Gifreu. La primera intervención ha consistido en cambiar el pavimento para neutralizar su presencia. El color arena aligera el espacio y permite centrar la atención de los visitantes en las paredes. Durante la reforma, también se ha construido una pared para aumentar el espacio expositivo, para acotar la sala mayor, acercar la contemplación de las obras y reducir la antigua sensación de vacío central. Una tercera intervención ha permitido reabrir un antiguo paso para crear un recorrido circular por los espacios sin tener que retroceder. Gracias a ello, se puede pasear por los distintos ámbitos del edificio, a través de pasos de gran altura con arcos de medio punto. Las nuevas aperturas se han realizado siguiendo el estilo arquitectónico existente.

Cada uno de los nuevos espacios en el Teatro-Museo Dalí de Figueres (Pujada del Castell, 28) se ha potenciado con un color distinto: blanco neutro para los sitios cuyas obras tienen más circulación; color Galatea, que combina bien con el pavimento hidráulico que se ha conservado en el suelo, y color ceniza. Las mejoras en la iluminación también han contribuido a reforzar esta reformulación. En último lugar, se ha rediseñado la salida al patio y el inicio de la escalera de salida en dirección a la tienda se ha adecuado con un nuevo pavimento.

 

 

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