El pasado sábado, 10 de julio, primero en el Espacio Ceretània y luego en el templo de Sant Climent de Talltorta del municipio de Bolvir (Girona), tuvo lugar la presentación de Las pinturas murales de Sant Climent de Talltorta (Les pintures murals de Sant Climent de Talltorta), un libro de Francesc Miralpeix Vilamala, doctor en Historia del Arte, sobre las pinturas anónimas barrocas del siglo XVIII que se conservan en la iglesia de Sant Climent de Talltorta, realizadas bajo el pontificado del obispo Simeó de Guinda (1714).

Este estudio de Miralpeix, docente en la Universidad de Girona (UDG), contribuye a poner el barroco pirenaico en el lugar que le corresponde, como estilo arquitectónico y artístico. Más allá del románico, las iglesias del Obispado de Urgell vivieron unas transformaciones muy importantes a partir del Concilio de Trento.

El equipo formado por Quim Garriga, Joan Bosch y Francesc Miralpeix de la UDG llevó a cabo el estudio del arte de época moderna en Andorra como un primer paso para poner en valor el Renacimiento y el Barroco del territorio pirenaico. Desde el Obispado de Urgell también se hizo una apuesta en este sentido, con la colaboración del mismo equipo de profesionales, con la adecuación que se está llevando a cabo en estos momentos de la capilla de la Piedad del Museo Diocesano de Urgell.

Y este estudio también se suma a esta revalorización. En Talltorta se ha dado una colaboración institucional entre el Ayuntamiento de Bolvir, la UDG, el Instituto Catalán de Investigación en Patrimonio Cultural (ICRPC, entidad que edita la publicación junto con la UDG), la Diputación de Girona y el Obispado de Urgell, que ha permitido que tengamos este estudio monográfico que constituye una publicación de calidad sobre la iglesia, culminando el trabajo de recuperación patrimonial del templo de Sant Climent de Talltorta, donde se hicieron excavaciones, y una restauración arquitectónica y pictórica. Este hecho es muy excepcional en el territorio pirenaico, alejado de los centros de toma de decisiones y de los cenáculos académicos del país.

Las pinturas del interior de Sant Climent de Talltorta son "Un catecismo visual en tiempos del obispo Simeó de Guinda", tal y como reza el título de un capítulo del libro presentado. Dichos murales presentan un programa iconográfico que se convierte en un libro ilustrado, una Biblia para los iletrados, que hablaba al fiel sobre el destino, la salvación y el papel de la Iglesia desde la concepción de Trento.

Tal programa iconográfico, tan rico y extenso que el templo es popularmente conocido como la "Capilla Sixtina de los Pirineos", es también teológicamente complejo, pero con una ejecución que obedece a una factura artesanal y popular; es decir, no son unas pinturas hechas por una mano sofisticada.

El estudio, más allá de describir todos los elementos pictóricos que decoran las paredes Sant Climent de Talltorta y que compendian el mensaje teológico, tiene la gran virtud de contextualizar la obra en las corrientes artísticas de la época, en el ámbito peninsular y del sur de Francia. Este es el valor añadido del estudio Las pinturas murales de Sant Climent de Talltorta, que aporta el experto Miralpeix.

Las escenas representadas y el vistoso acompañamiento decorativo hacen de este conjunto, declarado Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN) por la Generalitat de Catalunya, uno de los mejores ejemplos del arte y la cultura del Barroco en el Pirineo Catalán. Su factura artesanal le otorga una singularidad y encanto únicos.

La iglesia de San Clemente de Talltorta presenta una planta rectangular de una sola nave con tres capillas laterales, una capilla pequeña, la sacristía y la torre del campanario que hace de capilla lateral. Su ábside es pentagonal. También encontramos el coro que reposa sobre un envigado de madera. El ábside y la nave están cubiertos con ojivas. Sus ahora famosas pinturas barroca soriginales conservadas, estuvieron durante muchos años tapadas y ocultas, al punto que su existencia se desconocía hasta las restauraciones de 2015.