ACUSAN DE ANTISEMITA LA ÚLTIMA OBRA DE GIOVANNI GASPARRO

27/03/2020


 

 

Varias instituciones y medios pertenecientes al judaísmo han denunciado el antisemitismo de la última obra de Giovanni Gasparro (Bari, 1983), titulada El martirio de San Simón de Trento de acuerdo con el asesinato ritual judío, desde que el reconocido pintor italiano la difundiera por Internet el pasado martes 24 de marzo.

La pintura de Gasparro, un óleo sobre lienzo de 225 x 150 cm, retrata con crudeza uno de los llamados "libelos de sangre", supuestos asesinatos rituales de niños cometidos por judíos el día del Viernes Santo para recrear burlonamente de esa forma la muerte de Cristo. Según la historiadora María Tausiet, ello constituyó una de las más feroces acusaciones contra los judíos en Europa desde los tiempos de la Edad Media. Entre los "libelos de sangre" con mayor repercusión se encuentran el de Santo Dominguito de Val en Zaragoza y el de San Simón de Trento en la ciudad italiana del mismo nombre, que es el recreado por Gasparro.

Los hechos ocurrieron en 1475, cuando el Jueves Santo desapareció un niño de dos años llamado Simón en la ciudad de Trento, al norte de Italia. Ello provocó uno de los episodios más notorios en los 900 años de historia de los "libelos de sangre". Cuando el cadáver de Simón fue hallado al lado de la casa del jefe de la comunidad judía, estalló una tormenta de fanatismo antijudío durante la festividad cristiana de Pascua. Todos los judíos, hombres, mujeres y niños, fueron arrestados, y diecisiete de los varones obligados a confesar bajo tortura haber asesinado a Simón en un ritual sangriento. La propiedad de los judíos ejecutados fue confiscada y, a partir de entonces, se les prohibió su residencia en Trento. De hecho, hasta el siglo XVIII tuvieron vetado su paso por la ciudad. El niño Simón sería canonizado en 1588 como San Simón de Trento.

Según el historiador Juan Sebastián Gómez Jeria, ello ocurrió el mismo año en que el franciscano Bernardino de Feltre, famoso por recorrer Europa durante 25 años predicando contra los judíos, anunció que los pecados del pueblo judío pronto serían revelados. Uno de los diecisiete judíos torturados murió durante los tormentos, seis fueron quemados en la hoguera y a los dos que aceptaron convertirse se los estranguló.

No fue hasta 1965 cuando Pablo VI, en su declaración "Nostra Aetate" dentro del Concilio Vaticano II, anuló la canonización de Simón y levantó la acusación contra los judíos al considerar que sus confesiones fueron obtenidas mediante tortura. El pontífice repudió el antisemitismo y el cargo de "deicidio" que responsabilizó a los judíos colectivamente de la muerte de Jesús a manos del Imperio Romano. A pesar de la prohibición de venerar a San Simón, respaldada por la Archidiócesis de Trento, su culto en Italia nunca llegó a extinguirse como lo demuestra esta última creación de Gasparro, realizada para una colección particular.

 

 

 

Ha sido el diario judío Algemeiner Journal el que ha encabezado las denuncias contra la obra de Gasparro, calificándola de "representación grotescamente antisemita de judíos con nariz ganchuda involucrados en el "asesinato ritual" de un aterrorizado niño cristiano" y de "pintura repleta de los tropos antisemitas más bajos". Por su parte, el magazine judío Mosaico ha publicado que se trata de "una obra llena de odio antijudío", como si su autor Giovanni Gasparro "sintiera la necesidad, en un momento en que las noticias falsas (fake news) se están desmadrando, de desempolvar un pasado oscuro y sombrío". Especialmente crítico sobre Gasparro ha sido el portal Israellycool: "Su país está devastado por el coronavirus más que la mayoría, sin embargo, esto es lo que ha elegido hacer" [...] "Quizás no pudo resistirse a compartir esto ahora, con la Pascua acercándose rápidamente, siendo la Pascua la fiesta que se refería al "libelo de sangre" original".

Las críticas no han faltado tampoco en el país del artista. El portal del hebraísmo italiano Moked ha recogido las declaraciones de Gadi Luzzatto Voghera, director del Centro de Documentación Judía Contemporánea con sede en Milán, sobre la obra: "antisemitismo típico donde el judío está sucio, viscoso, sediento de sangre inocente, dirigido por una religión falsa". Asimismo, Voghera señaló inexactitudes históricas en la pintura, como el uso por tres de los judíos representados del "shtreimel", un tipo de sombrero de piel que era típico de los jasidim en Ucrania y Bielorrusia durante el siglo XVIII, un tiempo bastante distante del Trento de 1475.

Como aprecia Algemeiner Journal, el pincel de Gasparro acentúa a propósito los estereotipos del antisemitismo clásico: narices grandes y afiladas, dientes desiguales y amarillentos, dedos manchados de sangre y el placer visceral al obligar a un niño no judío a sufrir de una manera que recuerda a Jesús en la cruz. El niño Simón llora de miedo, pero las figuras judías se ríen con sadismo mientras le estrangulan, le cortan y recogen su sangre para utilizarla en extraños rituales, pese a que ello estaba estrictamente prohibido por la ley mosaica.

Giovanni Gasparro es uno de los artistas sacros más aclamados durante los últimos 20 años. Ha participado en varias exposiciones y sus obras pictóricas se exhiben en importantes colecciones públicas y privadas de Europa y América, así como en diversos templos de su Italia natal, Malta, Suiza y Grecia.

Con El martirio de San Simón de Trento de acuerdo con el asesinato ritual judío, Gasparro reaviva la polémica encendida hace unos años por el historiador israelí Ariel Toaff con su obra "Pascua de sangre", en la que argumenta que, lejos de ser un malentendido trágico, el caso de Simón reflejó el ritual de un grupo extremista del judaísmo alemán medieval ("asquenazi") formado por judíos alemanes procedentes del norte de los Alpes. La publicación en su momento fue rechazada por inconsistencia argumental y sensacionalismo.

 

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com