Bajo la advocación de la Divina Pastora de las Almas, esta pequeña terracota mariana para vestir (mide 65 cm de altura) fue bendecida en la iglesia gaditana de la Merced de Cádiz el pasado mes de enero. Su destino definitivo es una capilla particular de la localidad costera de Barbate (Cádiz).

Posee el rostro, las manos y los pies pormenorizados y policromados al óleo. La oveja que la acompaña, símbolo del alma cristiana según la popular iconografía propagada a partir del siglo XVIII por Fray Isidoro de Sevilla, ha sido también modelada por los artistas andujareños en terracota.

Los rasgos de la Virgen representan un modelo femenino de rostro adolescente, dotado de facciones idealizadas, mirada pensativa y rictus levemente sonriente, respondiendo todo ello a los prototipos más comunes y extendidos en este tipo de simulacros religiosos dentro de la escuela andaluza de imaginería.