NUEVA OBRA DE LOS HERMANOS EXPÓSITO CORTÉS

20/06/2011


 

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Se trata de una escultura monumental que supone la reproducción en barro, y posterior fundición en bronce, de un aplique para lanza de carro de gala íbero que representa una cabeza de un guerrero devorada por un posible lobo. El original pertenece al carro del príncipe Iltirtil, hijo de Ekaterutu, al que va dedicado dicho monumento. El carro, catalogado en el siglo I antes de Cristo, apareció entre el ajuar funerario que se hallaba en el interior de la tumba principal de la Necrópolis de Piquía, en la localidad giennense de Arjona.

Formando parte también del monumento al príncipe aparecen cuatro relieves, copia exacta en piedra artificial de los que aparecen en las cuatro caras de la llamada Caja de los Guerreros, una arqueta funeraria encontrada también en el yacimiento arqueológico de la Necrópolis de Piquía, siendo ésta la última intervención arqueológica del gran patrimonio íbero existente en las tierras de Jaén. Hablamos de un área funeraria con una variedad muy amplia de tipos de enterramiento (cámaras, cistas, columbario) que tienen en común la persistencia de un rito de incineración ibero, pese a que ya habían transcurrido casi dos siglos desde la conquista de Roma.

Las dificultades de supervivencia que presenta el sitio obligan a actuar con un proyecto inminente de protección y restauración para hacer factible su integración en la ruta cultural Viaje al Tiempo de los Íberos. Además de la mencionada Caja de los Guerreros, una urna pétrea con bajorrelieves de luchas entre guerreros, de todos los hallazgos de la necrópolis destacan, por su interés y singularidad, el excepcional bronce que forma parte del carro, elemento principal de este monumento, y un conjunto de cráteras griegas de fines del siglo V antes de Cristo.

 

Nota de La Hornacina: acceso a la galería fotográfica de la obra a través del icono que encabeza la noticia.

 

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