LA OBRA DE MURILLO EN UNA EXPOSICIÓN SOBRE ARTE Y COMIDA

25/02/2023


 

 

El 30 de agosto de 1664 el pintor sevillano recibió el encargo de pintar cuatro lienzos para el retablo de la capilla Cavalieri, dedicado a Santo Tomás de Villanueva, en el monasterio sevillano de San Agustín (padres capuchinos), para el que también Murillo llevó a cabo las pinturas del retablo mayor.

A raíz de la desamortización de 1835 el conjunto pictórico de Murillo para los capuchinos quedó desperdigado. Las pinturas que realizó entre 1675 y 1680 para la capilla dedicada a Tomás de Villanueva están ahora en el Museo de Bellas Artes de Sevilla ("Santo Tomás de Villanueva recibiendo la noticia de su muerte"), en el Museo de Arte de Cincinnati ("Santo Tomás de Villanueva niño repartiendo su ropa"), en la Alte Pinakothek de Múnich ("Santo Tomás de Villanueva curando a un lisiado") y en el Museo Norton Simon de Pasadena, en el estado norteamericano de California ("Santo Tomás de Villanueva repartiendo limosna").

Esta última obra, tras pasar por varias colecciones de Europa y Estados Unidos, fue adquirida en 1972 por la Norton Simon Foundation para la referida institución estadounidense. Santo Tomás de Villanueva repartiendo limosna (imagen superior, 132,4 x 76,2 cm) se encuentra imbuida de la serena belleza y la sencilla piedad que Murillo plasmó en sus pinturas religiosas. El tratamiento se caracteriza, como es habitual en Murillo, por el empleo de una paleta fría y una pincelada suave. Mucho antes de su canonización, el fraile agustino Villanueva (1488-1555) fue venerado por sus múltiples obras de caridad. La pintura, como hemos dicho, formaba parte de un retablo de la antigua Casa Grande de San Agustín en Sevilla, con escenas de la vida del santo.

A partir del próximo 14 de abril y hasta el 14 de agosto de 2023, Santo Tomás de Villanueva repartiendo limosna formará parte de la exposición All Consuming: Art and the Essence of Food (Todo consumo: el arte y la esencia de la comida), una ambiciosa muestra que explora cómo los artistas respondieron y dieron forma a las diversas culturas gastronómicas en Europa en el periodo comprendido entre 1500 y 1900.

 

 

La muestra tendrá lugar en el Museo Norton Simon y estará formada por unas 60 piezas, entre pinturas, grabados, fotografías y esculturas; todas ellas de sus colecciones, entre ellas la pieza de Murillo. Una muestra que examina la variedad de relaciones que el ser humano ha tenido con la comida y la bebida, tanto positivas como negativas, organizadas temáticamente en tres secciones: Hambre, Exceso y Sustento.

El hambre, una sensación invisible, presenta un desafío para los artistas. Puede representarse a través de figuras físicamente demacradas, como las de la serie "Desastres de la guerra" de Goya, o implícito a través de relaciones de pedir y dar, como en esta dramática escena de Murillo. Varias de las obras de esta sección se crearon durante momentos de inseguridad alimentaria presenciados por los propios artistas -en el caso de Murillo, la epidemia de peste que, junto a la crisis económica, sembró de miseria a Sevilla-, quienes emplearon estrategias visuales de confrontación o simpatía para transmitir estas experiencias. El hambre se muestra con diferentes rostros, como algo a lo que hay que temer, remediar -como en la obra de Murillo- o incluso admirar, caso de los curtidos monjes ermitaños que reprimen las necesidades corporales para perseguir metas espirituales.

Exceso explora representaciones consumistas moralmente cuestionables, que fueron moldeadas por actitudes históricamente específicas sobre género, clase y raza. Sustento, por último, muestra imágenes de comida que enfatizan comodidad y abundancia; conectadas, particularmente en el norte de Europa, con la tierra, el trabajo y el comercio. Las pinturas de bodegones holandeses y flamencos del siglo XVII, casi científicas en su naturalismo, ofrecen imágenes fantásticas de abundancia. En la espectacular representación de Frans Snyders de una despensa abastecida (imagen superior), cítricos, bayas y calabazas, pintadas de forma luminosa, habrían crecido en diferentes estaciones y regiones, pero aparecen juntos en montículos colmados. Snyders pintó estas escenas de gran tamaño para los clientes urbanos de élite que idealizaban la vida agraria, pero que compraban principalmente productos en los mercados de la ciudad.

Santo Tomás de Villanueva repartiendo limosna es una de las dos piezas de Murillo que custodia el Museo Norton Simon. La otra es "El nacimiento de San Juan Bautista" (imagen inferior), cuyos personajes, al igual que la anterior, están retratados de forma naturalista, pero conservando la gracia y la elegancia ideales e innatas que son comunes en las figuras de Murillo a partir de finales de la década de 1640, con un modelado sólido pero manejado con un toque pictórico. La obra del Bautista en particular muestra un fuerte claroscuro, el efecto general es de luminosidad: los oscuros no son tan opacos, las luces son fuertes y los colores están saturados.

 

 

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