NUEVAS ATRIBUCIONES A LOS BARROCOS ANDALUCES PEDRO ROLDÁN Y FERNANDO ORTIZ

17/12/2023


 

 
 
Foto: José Miguel Granados

 

El último número de la revista Boletín de Arte, editada por el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Málaga (UMA), recoge los estudios realizados por los historiadores Carlos Maura Alarcón y José Manuel Torres Ponce sobre la atribución de obras a los célebres escultores e imagineros del barroco andaluz Pedro Roldán (Sevilla, 1624-1699) y Fernando Ortiz (Málaga, 1717-1771), respectivamente.

La propuesta de atribución realizada por Maura Alarcón a Pedro Roldán se centra en un busto-relicario de San Francisco de Asís conservado actualmente en la colección Granados (Madrid); de hecho, fue su propietario, José Miguel Granados, quien primero se percató de la filiación defendida por Maura Alarcón, a partir de otra importante talla franciscana del convento de Santa Clara (Zafra, Badajoz) que dicho historiador dio a conocer hace poco tiempo.

El busto ahora atribuido es inédito. Fue adquirido en 2014 a través de Alcalá Subastas (Madrid) como obra castellana del siglo XVII. Sus medidas son 61 x 24 x 44 cm, incluyendo la peana, coetánea a la imagen. Necesita de una adecuada restauración que recupere sus ricos valores, tanto escultóricos como de estofado y policromía. El historiador lo relaciona con varias obras roldanescas, caso del San Juan Evangelista (1662) de El Puerto de Santa María (Cádiz).

 

 
 
Foto: José Manuel Torres Ponce

 

Respecto a la atribución a Fernando Ortiz propuesta por Torres Ponce, se trata de una Dolorosa, también inédita hasta la fecha, que pertenece a la colección del escultor e imaginero Ramón Cuenca Santo (Cox, Alicante). Según este historiador, podemos ubicar la obra en la etapa posterior al periplo de Ortiz en Madrid, cuando viajó a la Corte en 1756 para ponerse a las órdenes de Olivieri, quien se estaba encargando de la decoración escultórica del Palacio Real.

Por concretar, habría que situarla en el período creativo que abarca desde 1767 a 1771, coincidente con su última fase de producción. Torres Ponce establece analogías y disimilitudes entre distintas obras de Ortiz atendiendo a cuestiones formales y técnicas, caso de la Virgen de los Dolores (Marchena, Sevilla), el Cristo orando en el huerto (Málaga) o en otra dolorosa conservada en la capilla de San Sebastián de la catedral malagueña.

La Dolorosa está concebida bajo la tipología de obras de vestir, de forma que la misma tan solo cuenta con la cabeza y las manos talladas. De este modo, la mirada elevada al cielo, como recurso teatral y dramático que enfatiza la tensión y el dolor en busca de consuelo, y el escorzo descrito por la extensión de las manos, consuman y certifican el giro de la obra del artista malagueño en su periodo final hacia los gustos cortesanos e internacionales.

 

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