NUEVAS OBRAS DE ELÍAS RODRÍGUEZ PICÓN

Con información de Elías Rodríguez Picón (28/01/2017)


 

Quien olvida su historia está condenado a repetirla

Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana

 

Galería de Fotos

 

Bajo el velo del Fascismo

Bajo el velo es un proyecto que Elías Rodríguez Picón comenzó hace un año para plasmar una visión de los estados de la vida humana a través de un largo velo negro. La intención del autor es conseguir unas 20 escenas que recreen momentos imprescindibles e inevitables en la existencia de mujeres y hombres.

En estas dos últimas entregas el autor reflexiona sobre la mencionada frase de Jorge Santayana. Como bien aprecia en sus memorias la política mexicana Purificación Carpinteyro, a través de los siglos, la humanidad ha padecido las plagas de la ambición, la rapacidad y el egoísmo. Todas las civilizaciones, con sus distintas formas de vida, valores, culturas, lenguas y costumbres, han enfrentado el mismo irrefrenable deseo y obsesión de algunos por acaparar recursos, concentrar poder y dominar a los demás.

Como ocurrió el siglo pasado, y como corre el peligro de volver a ocurrir hora con las presidencias de Putin y Trump y el ascenso de la ultraderecha europea, la ambición humana es la que ha allanado al fascismo su acceso al poder, acceso revestido de legalidad, y dicha ambición es la que puede facilitar al fascismo el triunfo.

Esta instantánea de Rodríguez Picón simboliza una de las manifestaciones más terroríficas del fascismo a lo largo de la historia. La personificación de un loco y sus secuaces que consideraron al pueblo judío -simbolizado en la Estrella de David que sangra como prueba de su exterminio- y a otros grupos de la sociedad no solo como seres inferiores, sino como un enemigo al que había que destruir sin importar los horrores usados.

 

Bajo el velo de la Víctima

25 millones de muertos -5 millones de los cuales eran judíos y, solo en Polonia, 3 millones eran cristianos- son imputables al régimen nazi. Un régimen que sojuzgo a hombres y mujeres, como la de la fotografía, en nombre del superhombre futuro que deberá realizar la esencia de la raza aria.

Sin embargo, no fue el único programa fascista en acaparar masacres. Mattéi calcula que el comunismo, supuestamente la antítesis del nazismo y sus variantes, causó cerca de 100 millones de víctimas -65 millones corresponden a China y 20 millones a la URSS-, lo que justifica que el poder, cuando actúa con vileza, no puede justificarse en razones ideológicas, raciales, religiosas, económicas o militares. Buena prueba de ello es que Israel, a la hora de conmemorar el Día Internacional del Holocausto, parece olvidar que hay otros como el palestino, perpetrado por el régimen sionista, cuyas bases supremacistas difieren poco del nazismo.

Al igual que la anterior, en la que aparece el símbolo universal de la paz -Rodríguez Picón hizo partícipe, no sin riesgo, a una paloma colipava viva que, curiosamente, no movió una pluma en el momento de captar la instantánea-, esta obra no quiere ser solo indefensión y desesperanza. También quiere ser un acicate para la rebelión de las gentes contra las injusticias y las tiranías, sobre todo de cara a las jóvenes generaciones.

 

Naturaleza muerta

Síntesis de las otras dos, esta creación sublima los posos de esperanza condensados en ellas a través de elementos integrados en las mismas; caso de la gorra y el cuello empleados para identificar al nazi; el cráneo que, en este caso, revierte los papeles; el maletín de la mujer judía que incluye también el uniforme de campos como Auschwitz, válido para ambos sexos, o el enternecedor y a la vez escalofriante detalle del oso de peluche como símbolo de la barbarie cometida contra los niños, la más atroz de todas.

Con esta vanitas Rodríguez Picón condena a muerte a las dictaduras. El cráneo, como hemos apuntado, pasa de ser atributo del martirio de las víctimas -coronado entonces por espinas- a emblema de la extinción de sus verdugos. La flor del cardo, considerada por antiguas civilizaciones como símbolo de larga vida, se impone sobre las masacres alambradas por unos fenómenos inhumanos que, lejos de normalizarse y mucho menos de ensalzarse, deben ser vistos como lacras del hombre a reducir en su mínima expresión.

 

Nota de La Hornacina: acceso a la galería fotográfica de las obras a través del icono que encabeza la noticia.

 

FUENTES: FERNÁNDEZ MARTÍNEZ, Antonio. Trasluz de España. Glorias y vilezas desde el siglo XVI al presente, México D.F., 1965; CARPINTEYRO, Purificación. El fin de los medios: Historia personal de la guerra en las telecomunicaciones, México D.F., 2013; MATTÉI, Jean-François. La barbarie intérieure. Essai sur l'immonde moderne, Presses Universitaires de France, París, 1999.

 

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