Paro, tramas de corrupción, el brexit que rechaza al euro, manipulación informativa, acuerdos transatlánticos acordados en secreto, uso rastrero de una policía que pagamos todos, cursos de formación fraudulentos, desahucios, rescates bancarios, Ébola, Venezuela, Grecia, Alemania, proceso secesionista, terrorismo islámico y no islámico, papeles de Panamá, papeles de la Castellana... la situación de desconcierto abrasivo que sufrimos a nivel mundial se inserta en nuestras mentes a través de un dañino caldo de cultivo aderezado por una política de ínfimo nivel que solo sabe utilizar el miedo, la crispación, el engaño y la angustia como argumentos.

Quizás por eso nuestra capacidad de reacción se ha transformado en estado de hipnosis. Quizás ese sea el auténtico propósito de unos gurús de las urnas que solo buscan salvaguardar sus escaños. Y eso es precisamente lo que denuncia el artista Elías Rodríguez Picón en Reflection: Brain on Fire, su última creación fotográfica. Una obra en la que una especie de cyborg supurante, símbolo de la ciudadanía, sufre en su cuerpo las secuelas de una política que, con la complicidad de unos votos adulterados por lo peor de lo carpetovetónico, disuelve la existencia de la población, llevando incluso, de forma expresa o tácita, a la destrucción y a la muerte.

En plena jornada de reflexión, Rodríguez Picón aborda la tendenciosa burbuja a la que nos han llevado unos mal llamados gobernantes. Un ser con formas femeninas, elegidas por la saña discriminatoria que sufren las mujeres a manos de las instituciones. Un ser amordazado como las libertades, que está a punto de explotar en una realidad insana donde la gente ha estado mirando para otro lado durante muchos años hasta el punto de quedar adormecida hasta el colapso, sin futuro, que es tratada como masa para abonar las fortunas de unos pocos privilegiados. Una sociedad que merece que ser tratada como bien común y no como bien propio.