NUEVA OBRA DE ELÍAS RODRÍGUEZ PICÓN

Con información de Elías Rodríguez Picón (20/06/2016)


 

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Según un informe de Eurostat, España es uno de los principales países de destino de las víctimas de trata en Europa. Es por tanto un delito con el que convivimos diariamente, que afecta en más de un 80% a mujeres, potenciado por la precariedad y la economía sumergida, y sobre el que los ciudadanos no denuncian y la justicia apenas se pronuncia, lo que convierte a nuestro país en un paraíso para los traficantes de personas.

La escena captada por el objetivo de Elías Rodríguez Picón en esta obra, titulada No a la trata de mujeres ("TU CONCIENCIA SERÁ TU VERDUGO"), recrea una especie de club tamizado de un verde a modo de neón que, más que incitador, es siniestro. Un sórdido espacio donde las víctimas de la trata, muchas de ellas mujeres vulnerables, con escaso nivel formativo y un entorno familiar en situación de pobreza -cómplice a veces de su situación- son sometidas por los tratantes a coacciones, amenazas, chantajes y malos tratos para obligarlas a ejercer la prostitución. Una terrible manipulación psicológica a través del miedo.

Esa desidia del Estado que comentamos al principio se ve reflejada en las paredes de la estancia. Rodríguez Picón recopila ejemplares de prensa escrita -casi todos hoy en día controlados por los gobiernos y las grandes corporaciones- para culpabilizar de la trata a los gobernantes más miserables, acompañados de algunas de sus frases más "célebres" que evidencian su falta de escrúpulos y de humanidad.

Esos periódicos figuran junto a otros titulares lesivos para las mujeres, como los que aluden al acoso que no pocas sufren en las redes sociales, así como los de algunas revistas de moda que, lejos de defender una imagen femenina digna, fomentan con hipocresía la anorexia y otros trastornos relacionados con la estética al denigrarlas como objetos sexuales inventados por muchos diseñadores, hombres en su mayoría.

El autor localizó una vieja cama de hierro para la instantánea, en la que se encuentra esposada una víctima joven, completamente desnuda y presa de la desesperación. Bajo el lecho vemos un peluche, consuelo para la niña secuestrada. Y es que resulta terrorífico que el 15% de las víctimas de la trata sean menores de edad y más aún que ello suceda porque así lo demandan los clientes de la prostitución.

Al fondo, otra joven desnuda aparece en un habitáculo que los tratantes utilizan como lugar de castigo sexual por resistirse a sus peticiones. Aunque no siempre son hombres quienes forman parte de las redes de trata, el autor emplea tres modelos masculinos para simbolizar a un heteropatriarcado vejatorio que, en el peor de los casos, conduce al exterminio de la mujer, bien a través del terrorismo machista en el plano doméstico o de los recientes asesinatos de personalidades públicas como Berta Cáceres, Jo Cox o René Martínez, todos ellos representantes de la lucha por los derechos humanos, el idealismo, la democracia y la tolerancia.

En el suelo podemos observar elementos comunes en los locales de estas redes: botellas de alcoholes rotas, preservativos, ropa interior, muchas jeringuillas desechadas... Y es que la droga siempre circula con fluidez en la trata. En la presente obra, uno de los traficantes prepara una sustancia para inmovilizar a las víctimas, mientras otro se dispone a esnifar cocaína cuando la actitud de un tercero, dispuesto a volarse la cabeza por la mala conciencia de sus actos, le interrumpe. Dicho personaje es el único que mira directamente al espectador para acusarle de mirar hacia otro lado ante una lacra que requiere una acción social transformadora.

La droga que el tratante consume, dispuesta sobre urnas llenas de "inocentes" a la deriva del negocio político, hace también referencia a los colores de los principales partidos que, por encima de todo, turban las mentes sin ofrecer soluciones a retos sociales tan agudos como la trata. De hecho, en el último debate mediático solo dos de ellos dedicaron apenas unos segundos a la violencia de género, mientras los demás lo silenciaron totalmente, cuando en este y otros temas relacionados como la trata debería generarse un auténtico pacto de Estado.

 

Nota de La Hornacina: acceso a la galería fotográfica de la obra a través del icono que encabeza la noticia.

 

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