Con esta nueva creación fotográfica, titulada Bajo el Velo de la Fe, el artista pretende denunciar la posición retrógrada e injusta a la que se ve relegada la mujer en nuestra sociedad, especialmente en lo que concierne a su papel frente a la religión; frente a una Iglesia que, contraria a posturas como la de Francisco I y otros círculos aperturistas, prefiere seguir anclada en la hipocresía y en las estructuras jerárquicas y discriminatorias.

Bajo un falso velo -en este caso, la negra mantilla que envuelve a la mujer "en los más augustos momentos de la religión cristiana", tal y como sublimaba Blanco y Negro en los años 20-, solemos esconder nuestros caducos intereses morales, valorando lo ajeno sin respeto, conocimiento ni control, solo a través de la apariencia.

Únicamente la ignorancia se atreve a lanzar la primera piedra entre seres humanos que, pese a impostadas escalas sociales, comparten un destino al que alude la calavera. Ante ello, la cruz se desmorona, se carcome, de ahí la necesidad de restaurar los fundamentos que proponen algunos de los nuevos líderes espirituales.

Las religiones, todas ellas, han sido siempre muy ingratas para las mujeres, no solo por tener como costumbre asociar lo demoniaco al cuerpo femenino -el desnudo de la modelo, la propia esposa del autor, se equipara a simulacros cristianos como las erróneas interpretaciones de la Magdalena o la Diablesa de Orihuela-, sino también por ser los pilares que sustentan el culto diario hacia divinidades que también son femeninas.