La imagen intervenida es un Niño Dios que recibe culto en el convento de Nuestra Señora del Rosario de la localidad sevillana de Arahal, antiguo cenobio de monjas dominicas que, desde hace más de nueve años, está regentado por la Orden de los Hermanos Franciscanos de la Cruz Blanca. Rafael Díaz Caro ubica esta obra dentro de la producción escultórica del insigne escultor e imaginero sevillano Cristóbal Ramos (1725-1799).

El niño, perteneciente al tipo del Sagrado Corazón de Jesús Niño, Expósito o Espósito, ha sido catalogado en la segunda mitad del siglo XVIII. Es una obra labrada en técnica mixta, empleando su autor madera, barro y pasta en su ejecución. Díaz Caro lo atribuye a Ramos por sus estrechas similitudes con otras de sus obras documentadas o firmadas.

La intervención se ha fundamentado en dos sentidos: el conservativo y el estructural. La imagen poseía diferentes aperturas y alteraciones a simple vista en todos sus estratos, con grietas y pérdidas repartidas por toda la obra; las más importantes, en las zonas de cabeza y cuello, lo que hacía peligrar seriamente su integridad.

Presentaba un gran agujero en la cabeza; concretamente en la zona de la coronilla, junto al tornillo del perno de la corona. También tenía un gran excedente de adhesivo en la zona del cuello, con una grieta de varios milímetros de apertura. Destacar igualmente la pérdida de tres dedos -corazón de la mano izquierda y anular y meñique de la derecha-, los cuales han sido repuestos siguiendo la fisonomía de la obra, tomando como modelo los de la mano contraria.

Otro factor a tener en cuenta era el estado de conservación estético de la policromía; que además de irregular no era la original, sino que fue aplicada en el siglo XX. También se hallaba afectada por una gran cantidad de depósitos superficiales y oxidación de los distintos barnices.

Los criterios fundamentales seguidos por Díaz Caro han sido el conservativo, el preventivo, el de mínima intervención y el de absoluto respeto hacia el original. Estos criterios se fundamentan en la legislación y normas vigentes en materias de conservación y restauración, teniendo siempre presente el autor la integridad histórica, física y estética de la obra, la unificación y corrección en los criterios aplicados, y la recogida de la mayor cantidad de información posible, priorizando siempre el uso de materiales testados, la reversibilidad de los mismos y la discernibilidad de lo añadido.

En resumen, el tratamiento efectuado ha consistido, por un lado, en la fijación de los estratos polícromos con riesgo de desprendimiento, limpieza y eliminación de suciedad superficial, retirada de barniz oxidado y restos de adhesivos existentes, y eliminación de repintes localizados en las carnaciones.

Por otro lado, también se han reparado grietas y reintegrado lagunas existentes y elementos faltantes. Tras una reintegración del color con acuarelas y pimientos al barniz, se ha aplicado un barnizado generalizado y se ha llevado a cabo un ajuste de brillos. Asimismo, se ha colocado un nuevo juego de pestañas superiores postizas.