REMODELACIÓN DEL MUSEO DE SEMANA SANTA DE CUENCA
27/06/2025
El primer objetivo de este proyecto coral ha sido revitalizar el Museo de Semana Santa de Cuenca, actualizando el contenido expositivo estrenado 16 años antes y que había quedado ya obsoleto, siguiendo la línea de actualización y renovación que han ido experimentando otros museos de Cuenca, como el de las Ciencias. El museo debía reflejar además la Semana Santa de Cuenca en su conjunto, cosa que ya no sucedía, al no estar incluida en el recorrido expositivo la procesión más reciente (El Duelo) y mantener el espíritu tecnológico y de vanguardia que había guiado los pasos del museo desde el proyecto inaugurado en el año 2007. Un equipo interprofesional, supervisado por la Junta de Cofradías de la Semana Santa de Cuenca, ha sido el encargado de dotar al museo de alma, mediante un proyecto en el que los aspectos emocional, divulgativo, tecnológico, didáctico y de conservación se han unido con un objetivo: conmover el corazón del nazareno y del visitante que no lo es, mostrando las señas de identidad de nuestra Pasión de una forma innovadora, sin perder su esencia. Además, desde la institución nazarena se ha apostado desde el principio por contar con profesionales de Cuenca para todos los oficios que han intervenido en los trabajos del museo, poniendo así en valor los recursos y talento de la ciudad. El Museo de Semana Santa cumple con tres funciones: la de conservación -reflejada en la parte expositiva más al uso y en la que se incluyen piezas de gran valor, como el Cristo de Marfil, la corona de la Virgen de la Esperanza, una de las clámides de Jesús con la Caña o una de las piezas de ajuar más representativas de María Magdalena, diseñada y elaborada por el modisto Eduardo Ladrón de Guevara-, la de divulgación y la didáctica. Varios han sido los retos que ha planteado la reforma. El primero y más importante ha sido sacar adelante un proyecto de absoluta vanguardia, con un presupuesto limitado. Para que la limitación de presupuesto no supusiera un menoscabo en el desarrollo del proyecto, se ha llevado a cabo una intensa labor de "upcycling", aprovechando y reutilizando numerosos elementos del anterior museo: proyectores, equipos de sonido, vitrinas, elementos arquitectónicos, etcétera, tanto por una cuestión de presupuesto y abaratar costes, como por la filosofía de reaprovechamiento que rige la Junta de Cofradías. A nivel de concepto, el reto principal era concebir un museo capaz de llegar tanto al conquense conocedor de la Semana Santa como al visitante que llega sin referencias. Así, el museo toca, a través del uso de distintos elementos muy representativos de la ciudad, distintos puntos de vista para que todo el mundo pueda sentirse identificado. En cuanto a los retos arquitectónicos, integrar el edificio histórico dentro del discurso narrativo para que fuera un elemento más y se pusiera en valor; crear espacios más amplios, abiertos y accesibles, respetando las indicaciones de Patrimonio y convirtiendo el museo en un espacio amable con el visitante; recuperar elementos arquitectónicos valiosos a los que merecía la pena dar protagonismo; diseñar recorridos claros y sencillos, respetando la libertad del visitante de moverse por donde quiera; ramificar el recorrido sin perder la esencia de museo y de la Semana Santa; y dosificar los impactos y organizarlos de tal modo que el museo no deje de sorprender al visitante, pero tampoco lo abrume en exceso, han sido algunos de ellos. Además, el museo se rige por el principio de sostenibilidad: todos los contenidos se han planteado para que puedan ser corregidos y reemplazados fácilmente, tanto por motivos técnicos como de actualización. De este modo, se facilita la gestión de contenidos y futuras actualizaciones, así como se permite versatilizar las salas, especialmente la inicial, que es la que está conectada con las salas de exposiciones temporales. El nuevo concepto de museo resuelve además cinco problemas: la mencionada ausencia de la procesión del Duelo, la obsolescencia del anterior concepto y de la tecnología y medios técnicos asociados, la falta de comprensibilidad del anterior contenido y pasar de una propuesta cerrada a una más abierta y configurable, integrar el edificio dentro del concepto del propio museo y convertirlo en un espacio interactivo y vivo y, por último, aunque no menos importante, mejorar en accesibilidad, tanto a nivel arquitectónico como de los propios contenidos. En definitiva, el concepto muestra un Museo de Semana Santa de Cuenca que tiene en cuenta al espectador, que dialoga con él, sea nazareno o no, y que está lleno de detalles, para quien sepa buscarlos. Así, la tecnología de vanguardia está al servicio del concepto del museo y sirve para envolver al visitante hasta el punto de perder la noción del tiempo y el espacio una vez dentro, de modo que pueda sentirse en Cuenca y en Semana Santa a lo largo de todo el recorrido, sea cual sea el momento del año en que lo visite. A lograr el efecto contribuye también la voz narrativa: el peso del discurso narrativo lo lleva la ciudad de Cuenca, que es quien ejerce de guía y anfitriona, explicando al visitante qué es su Semana Santa, qué es lo que ocurre en la ciudad antes, durante y después de la semana clave de la ciudad, cómo se vive la Semana Santa en Cuenca y cómo la propia Cuenca, como un actor más, vive su Semana Santa. |
Foto: Junta de Cofradías de Semana Santa de Cuenca
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