DESCUBIERTA UNA TABLA RENACENTISTA EN LA CATEDRAL DE CUENCA

29/01/2019


 

 

El Cabildo Catedralicio de Cuenca ha hecho público el hallazgo de una pintura sobre tabla del siglo XVI en el retablo de la Capilla del Arcipreste Antonio Barba en la basílica conquense. La obra, que representa a San Julián, ya puede contemplarse y próximamente será restaurada.

La Capilla fue construida y dedicada a San Julián en 1569 por Antonio Barba, Arcipreste de Cuenca y Canónigo de la Catedral, y se encuentra junto a la Capilla Vieja de San Julián. Posee una espléndida portada renacentista del arquitecto Andrés de Vandelvira de 1568 y una fantástica reja de Hernando de Arenas fechada también en ese año. En su interior el Arcipreste la dotó con un retablo renacentista también de ese mismo año pero que en 1795 se transformó, al gusto de la época, en un retablo barroco. Su parte central hasta ahora albergaba un lienzo de San Julián recibiendo la palma de manos de la Virgen, copia del siglo XVIII del de Andrés de Vargas de la Capilla de la Virgen del Sagrario. El Cabildo de la Catedral, gracias a las aportaciones del Club VIP del que ya forman parte 150 miembros y que se destinan exclusivamente cada año a la restauración de obras de arte, había decidido para 2019 acometer varias restauraciones, entre ellas la restauración de este lienzo barroco.

El Lunes Cultural de la Catedral del 14 de enero había sido dedicado a la presentación de las obras restauradas por el Club VIP Catedral de Cuenca en 2018. Al tiempo que el director y capellán del templo catedralicio explicaba el proceso de restauración y mostraba las obras restauradas, "Cristo Crucificado" de Vicente Carducho (1622) y una "Resurrección de Cristo" atribuida a Francesco Solimena (siglo XVII), se presentaban también las obras a restaurar en 2019, entre ellas, el deteriorado lienzo de San Julián, del siglo XVIII, de la capilla del Arcipreste Barba. Fue el 22 de enero, al realizarse los estudios previos al desmontaje de este lienzo, cuando el profesor Luis Priego, restaurador que viene colaborando y asesorando al Cabildo desde hace más de veinte años en estas tareas, y el propio director de la Catedral Miguel Ángel Albares, ayudados por el técnico del templo Ángel Zornoza, quienes apreciaron que el lienzo había sido claveteado en sus márgenes a un soporte rígido de madera y que a lo largo de toda su extensión se encontraba soportado por una tabla en su parte posterior. Se procedió al desclavado controlado de sus márgenes y se apreció que bajo ese lienzo aparecía una tabla pintada. Poco a poco el hallazgo fue dejándose apreciar hasta descubrirse íntegramente la tabla posterior en la que se encontraba la imagen de San Julián vestido de pontifical, tabla que pertenece al retablo original renacentista y que desde 1795 había quedado oculta por este lienzo del siglo XVIII.

Una vez descubierta la tabla original del siglo XVI que ocupa toda la parte central de este retablo se observó que se había pintado sobre ella un marco blanco en el que se había claveteado el lienzo del siglo XVIII pero que la pintura original se encontraba en toda su integridad, eso sí, con manchas de gotas de pintura, ligeras pérdidas, polvo y humos. No obstante, permanecía intacta y es posible su recuperación y restauración.

La obra hallada de San Julián vestido de pontifical, a falta de estudios documentales más precisos, puede fecharse en 1567, época en la que este retablo ya se encuentra instalado en la Capilla. Obra inédita pero de la que Antonio Ponz, en su "Viage de España", ya daba cuenta de haber visto. El académico visitó la Catedral de Cuenca antes de 1772 y al describir esta Capilla, antes de su transformación decía: "En otra capilla inmediata (a la capilla Vieja de San Julián) se ve una pintura en tabla, aún más antigua que la antecedente; pero que tiene expresión, y dignidad, y es San Julián sentado en trage episcopal. Es muy bella la arquitectura de este altar con dos columnas corintias, y su cornisamento". El Archivero Capitular Antonio Chacón, a su vez, ya ha investigado sobre dos noticias acerca de esta Capilla y sus avatares. La primera de ellas en el Libro de Visitas de 1567 con fecha de 1 de septiembre donde se describe así el altar original: "ay un altar nuevo y muy bueno, de pincel muy bien guarnecido en la pintura del señor San Julián, que está arrimado al dicho altar a la pared, y debaxo del altar unos cajones de noguera que sirven de alar y de tener los ornamentos... con aldabones y cerraduras". Este interesante dato ha permitido fechar la pintura, por tanto, en 1567.

 

 
 

 

Otro interesante dato obtenido por el Archivero es del Libro Inventario de 1793 donde se describe exactamente como se remoza la capilla. Incluso allí se especifica que "se clava el lienzo de San Julián con tachuelas al cuadro antiguo" al tiempo que se dan cuenta de los trabajos de la nueva decoración del retablo del XVI al nuevo gusto de la época a cargo de Pascual López y Antonio Malloli.

La Catedral y el patrimonio conquense están de enhorabuena al recuperar una obra del XVI de gran formato (188 x 160 cm) que próximamente, previos los correspondientes Proyecto de Restauración y la Autorización de Patrimonio, el Cabildo de la Catedral restaurará gracias al Club VIP de la Catedral de Cuenca.

En la obra se aprecia al segundo Obispo de Cuenca en actitud sedente, enmarcado por una extraordinaria arquitectura renacentista, en la que observamos además el pequeño escudo del Arcipreste Barba incorporado a ella. Vestido con capa pluvial, mitra y báculo, San Julián bendice con su mano derecha en la que encontramos dos anillos, y con la izquierda, con otros dos anillos, sustenta el báculo del que pende en su nudo superior un "panniculus" o sudario liviano de tejido transparente que cae hasta la mano que empuña el báculo y vuelve a caer nuevamente hasta su pierna. La mitra, ricamente adornada, muestra dos medallones con las figuras de dos evangelistas, pudiendo apreciarse claramente a San Lucas. La capa pluvial, adornada a la manera del XVI, muestra en su hombro derecho la imagen de Santa Lucía, y a la izquierda la de Santa Catalina y San Antonio de Padua, y está decorada con un rico brocado. Pueden apreciarse asimismo los típicos cestos de mimbre, como se acostumbra en la iconografía de este santo: a su derecha, dos cestos ya acabados sobre un mueble renacentista, y a su izquierda, en el suelo, mimbres y un cesto en su proceso de fabricación.

A falta de mayores precisiones documentales y de la información que suministre el proceso de desmontaje y restauración, podemos afirmar que nos encontramos ante una extraordinaria pintura del renacimiento conquense y quizá muy próxima al taller de los Gómez. La presencia de Gonzalo Gómez, hijo de Martín Gómez, está contrastada en Cuenca desde 1561 hasta 1580. Concretamente, en 1561 es cuando trabaja en la pintura de las puertas del Retablo Mayor de la Catedral y en 1567 trabajaba en la misma reja de la Capilla, obra de Hernando de Arenas, dorándola y policromándola, por lo que a falta de mayores precisiones acerca de su pincelada y estilo en esta fantástica obra, podemos situarla muy próxima a él o quizá incluso atribuírsela.

 

 
 

 

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