El Centre de Restauració de Béns Mobles de Catalunya (CRBMC), perteneciente al Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya, ha finalizado los trabajos de conservación y restauración del retablo de la Purísima, que forma parte del grupo de retablos de la iglesia del Real Monasterio de Santes Creus (Tarragona). Este en concreto se localiza en el absidiolo que está a la derecha de la cabecera de la iglesia.

Se trata de un retablo anónimo de época barroca, de 1739, provisto de rica policromía, dorado y marmoleado. Presentaba una patología diversa, derivada de las humedades por filtraciones que había en su ubicación, a ras del suelo y adosado al muro de la capilla. Sobre todo sufría un fuerte ataque de xilófagos, que habían debilitado estructuralmente su lado izquierdo, donde el basamento presentaba una deformación muy evidente. También tenía una considerable capa de polvo y suciedad adherida sobre la superficie pictórica de la obra.

La intervención ha consistido en el desmontaje del retablo y su traslado al CRBMC, donde se ha llevado a cabo la consolidación, la estabilización y la limpieza del soporte; la fijación de la policromía en peligro de desprendimiento; la limpieza selectiva de la superficie policromada y dorada, para retirar las acumulaciones de polvo y suciedad y conservar el barniz protector aplicado en la anterior intervención, y, para acabar, el montaje del retablo en su lugar de origen, pero con una nueva estructura modular de aluminio anodizado. Esta nueva estructura soluciona los problemas de humedad por filtraciones, puesto que el retablo ha sido separado del suelo y del muro. La estructura hace las funciones de apoyo de los diferentes elementos de madera del retablo y, además, hace de posible andamio para posteriores controles de su estado de conservación.

Estos últimos años, y de forma continuada (ver enlace), el CRBMC ha realizado intervenciones de conservación y restauración de los bienes muebles del referido conjunto monástico, adscrito a la Agencia Catalana del Patrimonio Cultural. Entre otras, destacan las actuaciones de conservación y restauración del retablo mayor, obra de Josep Tramulles (1647-1651), y de los dos retablos manieristas que están a los pies de la iglesia: el de San Juan y el de la Virgen del Buen Consuelo, ambos de principios del siglo XVII y de autor desconocido.

El retablo de la Purísima está formado por los siguientes elementos: un basamento jaspeado; una predela ornamentada; un cuerpo principal con tres hornacinas -la del medio más grande- que contienen las figuras en bulto redondo de Santo Domingo de Guzmán, Santa Catalina de Siena y la imagen central de la Virgen María, con corona y nimbo, que aparece de pie sobre hojas de palmera; un segundo cuerpo muy decorado con ánforas, guirnaldas, volutas y una cabeza de querubín alado, sobre la cual hay un pedestal con la figura de San Benito de Nursia con un hábito negro y un libro abierto, flanqueada por dos medallones con dos bustos de los santos doctores. En el segundo cuerpo, coronado por remate curvo, descansa, en la parte izquierda, un angelito semidesnudo, y falta el que estaría colocado en la parte derecha. En la parte superior hay un ático en el que vemos un gran medallón con el anagrama de la Virgen María rodeado de volutas.

La talla de la figura de San Benito de Nursia es la única que pertenece de origen al retablo. Las figuras de Santo Domingo de Guzmán, Santa Catalina de Siena tienen ojos de vidrio insertos en sus mascarillas. Esta última talla y la de la Virgen están huecas por dentro, a diferencia de las otras que son de madera maciza.