RESTAURACIÓN DEL CRBMC PARA RINER (LLEIDA)

07/06/2020


 

 

Han finalizado los trabajos de conservación y restauración, dirigidos por el Centre de Restauració de Béns Mobles de Catalunya (CRBMC), del retablo mayor del Santuario de Miracle (Riner, Lleida), una de las muestras más relevantes del arte barroco y del patrimonio cultural catalán. El objetivo de la intervención ha sido mejorar y estabilizar el estado deficiente de conservación que tenía el retablo y frenar sus patologías.

La restauración del retablo, que quedó suspendida durante unas semanas a causa de la crisis del COVID-19, forma parte del convenio de colaboración entre el Departamento de Cultura y la Fundación "la Caixa" para la conservación y difusión del patrimonio catalán, y cuenta con una financiación de 98.601 euros a cargo de la entidad bancaria y de la comunidad benedictina que regenta el Santuario del Miracle.

Este espectacular retablo-camarín es obra del escultor Carles Morató Brugaroles (1747-1757) y del pintor y dorador Antoni Bordons. Realizado en madera, es de grandes dimensiones (21,5 x 15 x 10 metros). El encargo al escultor se fecha en 1747 y quedó concluido en 1758, mientras que la policromía y el dorado datan de 1760-1774. El conjunto fue declarado Bien Cultural de Interés Nacional el 22 de abril de 2008.

Tallado en madera de chopo y de pino, dorada y policromada, es el máximo exponente del barroco catalán más tardío, un barroco abierto ya a las sugerencias del repertorio ornamental rococó. Fue concebido como un templete monumental de osado diseño completamente abierto a la nave y transitable desde las puertas laterales para acceder al camarín, desde el cual los santos locales -presididos por San Martín, patrón de Riner- adoran a la patrona, la Marededéu del Miracle, y el milagro de su aparición a los pastores del Mas de la Cirosa, que observamos en el relieve central que se halla debajo del camarín de la imagen mariana y encima del fantástico sagrario-manifestador. Buena parte de la espectacular apariencia del retablo se debe a la habilidad del pintor Antoni Bordons, que como hemos apuntado, lo doró y policromó a partir del año 1769.

 

 

El estado de conservación de este conjunto retablístico era en general deficiente, con diferentes patologías en la parte estructural y especialmente del soporte, levantamientos generalizados de la policromía y mucho polvo y suciedad en la policromía y el pan de oro que podía deteriorar gravemente el conjunto en un futuro.

El anverso presentaba algunas zonas de levantamientos y pérdidas puntuales del soporte original, provocados sobre todo por los movimientos de la madera y las condiciones medioambientales no controladas que son típicas de estos edificios históricos que no cuentan con controles climáticos activos, así como mucho polvo y suciedad en la parte de la policromía y el dorado. El paso del tiempo y las obras realizadas en el santuario a lo largo de los años han favorecido la acumulación de polvo, lo que junto a la humedad, provoca levantamientos y pérdidas de materiales, tanto de policromía como del dorado, y puede deteriorar gravemente el conjunto en un futuro, puesto que favorecen la proliferación de insectos y hongos.

En la estructura y el soporte había también grietas en las tallas y en las uniones de los paneles, producidas por el mencionado movimiento natural de la madera. El ataque de xilófagos era puntual y muy localizado en las partes ornamentales y no estructurales.

Para paliar estas patologías, el Centro de Restauración de Bienes Muebles de Cataluña (CRBMC) ha optado por una intervención de conservación curativa, focalizada a mejorar y estabilizar el actual estado de conservación y frenar las patologías que se han detectado.

 

 

Así, en el anverso del retablo, se procedió a la fijación de los levantamientos de policromía y dorado, limpieza mecánica para retirar el polvo y la suciedad superficial del conjunto del retablo, y la limpieza superficial del dorado y la policromía del retablo con un sistema acuoso controlado que permite realizar el tratamiento de una manera controlada y preservar el barniz existente aplicado en la última restauración.

Además de la fijación y la limpieza, el proyecto incluye la desinsectación curativa y preventiva de zonas puntuales atacadas por insectos xilófagos, la consolidación del soporte y la reintegración pictórica de las pérdidas de policromía con preparación a la vista, siguiendo un criterio arqueológico y aplicando tintas neutras para integrar las pérdidas que llamen la atención y devolver así la lectura estética a la obra.

En cuanto al reverso del retablo, se han colocado unas plataformas de madera de cedro para poder acceder a toda la superficie y llevar a cabo controles posteriores de su estado de conservación. La característica principal de la madera de cedro que la hace adecuada para esta intervención es que, de forma natural, es resistente al ataque de hongos y de insectos, además de ser una madera muy estable y fácil de trabajar. Para eliminar el polvo acumulado se ha procedido a una limpieza mecánica superficial con aspirador y paletina y a una limpieza hidroalcohólica de toda la superficie. 

Paralelamente a esta gran intervención de carácter curativo, también se actúa en la restauración de rasgaduras que han aparecido en las pinturas sobre lienzo del camarín, en la eliminación del polvo de las pinturas del camarín (tanto las murales como las realizadas sobre lienzo), en la consolidación y reintegración de las teselas del mosaico del pavimento del camarín en su nivel superior, tanto las que están en peligro de desprendimiento como las que ya se han perdido, y en la limpieza de las lámparas de metal que iluminan el camarín.

 

 

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