Con una nueva y original obra, continúa el escultor de Albatera (Alicante) Domingo García Chahuan la producción escultórica, que en los últimos años viene realizando, sobre diversas representaciones del Niño Jesús Pasionario. En esta ocasión se trata de una obra muy completa en la que el Niño se muestra sobre una magnífica peana que también ha realizado el autor.

La pieza tiene unas medidas 60 x 35 x 25 cm. El Niño Jesús está realizado en terracota policromada al óleo inspirándose en los modelos barrocos del setecientos y de la escuela andaluza del ochocientos. En su interpretación ofrece el brusco contraste del candor de la infancia, con los elementos de su posterior Pasión, intentando conmocionar al espectador ante tan gran oposición. Jesús descansa rodeado de los elementos de la Pasión, iconografía que sería propagada por los franciscanos. Sobre una sábana blanca, realzada con una cenefa dorada que la rodea, en clara alusión al lienzo con que envolvieron a Jesús en el sepulcro y que actúa como solaz o cama suave sobre la tosca peña de la que brotan diversos ramos de coloridas flores alusivas a la resurrección, aparece expuesto la efigie del Niño Jesús recostado totalmente desnudo.

Presenta una anatomía de gran morbidez, con las facciones del rostro redondeadas, ojos abiertos, nariz achatada, boca pequeña y cerrada, cabellos rizados con modelado minucioso. Apoya su cabeza sobre la cruz mientras su mano derecha reposa sobre el cráneo de Adán, simbología muy utilizada para hacer referencia al comienzo y fin de la vida. La mano izquierda se deja caer suavemente sobre el lienzo y el resto del cuerpo reposa con suavidad sobre el madero vertical de la cruz donde las piernas se flexionan en un claro ejemplo de vida y dulzura. La obra ofrece un acabado policromado de suaves matices sonrosados en las mejillas y otras partes del cuerpo, contrastado con el blanco del lienzo y la oscuridad de la roca.

En general no muestra estridencias, antes bien resignación ante el sacrificio que sufrirá, pero a la vez esperanza en esa mirada que dirige hacia el devoto que inmediatamente se verá atrapado en tan icónica representación.

Este Niño Jesús meditando sobre los atributos de la Pasión, cuyos antecedentes más próximos los encontramos en el dibujo atribuido a Murillo existentes en la Biblioteca Nacional y cuyas representaciones formaron parte de las dotaciones por parte de las monjas a los conventos de clausura, está destinado a ser objeto de religiosidad doméstica mostrando a Cristo que desde el primer instante de su concepción conoció su vida futura y aceptó sufrir su Pasión. Creando a la vez conciencia que todos nacemos para morir, cumpliendo así su finalidad de redención. Es una profunda meditación sobre la fugacidad del paso del tiempo y concepción de que la muerte debe concebirse simplemente como un tránsito a la vida eterna.

Completando el conjunto, el autor ha querido dotar su obra en terracota con una magnífica peana ochavada de estilo isabelino sostenida sobre cuatro artísticas patas y rematada por su parte interior con grecas. Realizada en madera de cedro y dorada a la estofa engrandece, sin duda, el magnífico trabajo realizado con el modelado del Niño y da muestra del dominio que sobre la escultura y la talla posee este escultor alicantino al que agradezco una vez más me haya permitido presentar su obra en este magnífico portal de arte que es La Hornacina.