El escultor e imaginero onubense Abraham Ceada Santana vuelve a cultivar la popular iconografía del Niño Jesús con esta singular imagen realizada en madera de cedro tallada y policromada, que tiene como destino el culto privado en la localidad de Cantillana (Sevilla).

El divino infante se muestra afable hacia el espectador, realizando el acto de la bendición con su mano derecha mientras con la izquierda sostiene la cruz, símbolo de la cristiandad. Posee un acabado de policromía al óleo y en su mascarilla lleva ojos de cristal que han sido pintados a mano.

La figura se yergue sobre un grupo de cinco cabezas de ángeles, agolpadas en el intento de sostener sobre sus sienes las pisadas del Niño Dios. Todas tienen también ojos de cristal pintados a mano y policromía al óleo, y han sido tratadas por Ceada con el mismo esmero que ha empleado para la ejecución del pequeño Jesús.

Todo el conjunto mide 100 cm de altura, alcanzando el Niño Jesús unas dimensiones de 60 cm. La escultura es una alegoría sagrada sobre la divina misión que le aguarda a Cristo en la Tierra, acabando como vencedor de la muerte al entregarse como víctima a través de la cruz.