La imaginería murciana, siempre tan viva, ha vuelto a ofrecer un nuevo y refulgente destello por parte de los artistas Juan y Sebastián Martínez Cava. Se trata de unos ángeles mancebos "lampareros", destinados a escoltar e iluminar a la Santísima Virgen, Madre de la Divina Providencia, venerada en Almería, en la Iglesia Conventual del Sagrado Corazón de Jesús, perteneciente a las Esclavas del Santísimo Sacramento.

Este encargo ha sido una donación votiva a la Asociación de Fieles Cristianos "Providentia", que tiene su sede en dicho templo, y que viene haciendo una ardua labor en pro de la dignificación del culto católico y de la difusión y puesta en práctica de la vida cristiana según la doctrina de la Santa Madre Iglesia.

Dicha Asociación ya encargó a los mismos imagineros murcianos el impresionante San José expuesto justo en frente de la Virgen Madre de la Divina Providencia, grandioso y elogiado grupo escultórico, por el que se materializó el nombramiento de San José como Patrón de la Provincia de Almería.

En esta ocasión, los Hermanos Cava nos presentan dos hermosos ángeles en edad manceba, con todo su cuerpo suspendido en el aire y sosteniendo dos lámparas votivas, uno a cada lado de la imagen de la Virgen. De estar en posición erguida medirían 1'20 m de altura, pero el magnífico tratamiento de los paños y la voluptuosidad de sus alas consiguen que ambas imágenes parezcan de tamaño natural. Han sido tallados completamente en madera, dorados al agua con oro fino, policromados al óleo, estofados y esgrafiados, contando con ojos de cristal y pestañas, todo fabricado de forma artesanal por Sebastián y Juan.

Con este espléndido conjunto escultórico, los HH. Martínez Cava consiguen demostrar una vez más que se puede seguir creando arte religioso siguiendo los parámetros de la escuela salzillesca murciana, pero con la aportación de su especial finura y elegancia en sus propias composiciones, decantándose cada vez más por las estéticas rococó e, incluso, clasicistas.

Frente a tanta aspereza que nos invade en el mundo actual en general, y en el arte sacro en particular, con una excesiva presencia de experimentos inapropiados y de provocaciones que no son compatibles con la práctica devocional, los Hermanos Cava siguen mostrándose defensores de la belleza por sí misma, del preciosismo, del misterio y la espiritualidad que debe invadir a una imagen sagrada. Porque esta unción religiosa sólo se consigue si se cree fervientemente en lo que se está representando.