RESTAURACIONES DE OBRAS DE ALONSO CANO

25/03/2008


 

 

Próximamente el Centro de Intervención del IAPH abordará la restauración de cuatro esculturas del polifacético artista granadino Alonso Cano. Las piezas, que han formado parte de la exposición Antigüedad y Excelencias, una de las numerosas muestras del macroproyecto cultural Andalucía Barroca 2007, son las siguientes:

VIRGEN DE BELÉN, 1664.
Esta imagen recibió numerosas advocaciones (Virgen del Rosario, Virgen del Patrocinio...) antes de tomar su denominación definitiva. Al igual que ocurre en otros ejemplos como el San Diego de Alcalá, o la Inmaculada de la Catedral de Granada, los rasgos de esta obra encajan en un modelo repetido por el artista, definido por “escasa corpulencia, y rostro atenuado, fino y un poco aniñado”. Según Antonio Palomino, el propio cabildo de la catedral de Granada consideraba esta escultura como “una de las más preciosas joyas que tiene aquella santa iglesia”.

BUSTOS DE ADÁN Y EVA, hacia 1666.
Son las últimas esculturas que hizo Alonso Cano antes de morir. Fueron policromadas por el pintor y estofador granadino Juan Vélez de Ulloa, discípulo de Cano, y colocadas en el mismo lugar en el que se encuentran hoy en día (arco toral de la capilla mayor de la Catedral de Granada) en 1676.

BUSTO DE SAN PABLO, hacia 1660-1665.
Esta obra se atribuye a Alonso Cano desde el año 1775, fecha en que se conoce la adquisición de una cabeza de San Pablo, “que se decía hecha por Cano”, (Actas Capitulares de la Catedral de Granada). El busto muestra una talla fluida y una policromía entonada. Algunos investigadores relacionan esta pieza con la cabeza de Santiago, pintura procedente del retablo hispalense de Santa Paula, hoy en el Museo del Louvre.

La precisa metodología que el IAPH empleará en la intervención de estas obras maestras, y su experiencia en la restauración de importantes piezas del Patrimonio Histórico Andaluz, garantizan el éxito de este trabajo.

Formado primero con sus padres, Miguel Cano, (ensamblador de retablos), y, María Almansa, (profesora de dibujo y pintura), y en el taller de Francisco Pacheco después, donde coincidió con Diego Velázquez, Alonso Cano corona la cumbre del pleno barroco granadino en todas sus manifestaciones artísticas, y personifica el ideal renacentista de creador total. Sus retablos, sus pinturas, y por supuesto sus esculturas, (varios investigadores lo consideran escultor antes que pintor o arquitecto ), definieron los modelos estéticos y del panorama artístico andaluz durante el XVII.

La mayoría de los estudiosos coinciden con María Elena Gómez Moreno, una de las organizadoras de la primera exposición general de la obra de Cano, quien aseguraba que “nadie le disputa, junto con Montañés, la supremacía de la escuela andaluza”. El estilo de sus creaciones se desplaza desde la contundencia de los modelos montañesinos hasta la sutileza y la gracia del rococó.

 

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