Nuestra Señora del Patrocinio de Afligidos es una virgen dolorosa de 70 cm de altura. Se trata de una imagen vestidera, por lo que cuenta con candelero y brazos articulados en hombros, codos y muñecas de madera. El rostro y las manos están ejecutados en barro cocido y policromado al óleo.

Preparada para portar peluca sobre el cráneo, la representación muestra a María con un gran padecimiento, evidente en una expresión henchida en anhelo y melancolía, una mirada perdida en el cielo con unos ojos de cristal enmarcados por unas muy sutiles pestañas de pelo natural en los párpados superiores, y ocho lágrimas de cristal que bellamente destacan el incomparable dolor de la Virgen. Pero sobre todo es destacable en este sentido el alto carácter nacarado de la policromía, perfecto para evidenciar el duro trance de la Madre de Dios, que extiende su mano izquierda y flexiona grácil y elegante la derecha para portar el pañuelo.

Como curiosidad, el simulacro será completo con la adición de un conjunto de afligidos en menor escala bajo el manto de la Señora, como representación de la advocación que la misma porta.

El artista onubense quiere agradecer a Blas López Veloso y Eduardo Ortega García por la hechura y colocación del atuendo de la imagen y a Antonio Sanabria Vázquez y Francisco Javier Sosa Sánchez por el arreglo y atavío de la imagen para el reportaje fotográfico, destacando la magnífica corona obra del orfebre Raúl Cejas.