LAS CRUCES DE MARTÍN CHIRINO

02/06/2006


 

 

El prestigioso escultor canario Martín Chirino (Las Palmas de Gran Canarias, 1925) ha creado para la Catedral de Burgos tres monumentales cruces y cuatro más pequeñas, todas en hierro forjado, con las que recupera la forma de la cruz para el arte contemporáneo y participa en un programa del Cabildo Metropolitano burgalense de acercamiento de los artistas a la iconografía religiosa.

A tal efecto, se ha inaugurado ayer una exposición en el claustro de la Catedral que reúne dichas esculturas, así como la gran escultura El árbol de luz y sombra, realizada por Chirino en 2002 como homenaje al poeta tinerfeño Manuel Padorno, fallecido ese mismo año; cuatro vidrieras inéditas; varias obras monocromas, y objetos del pintor madrileño Gerardo Rueda, fallecido hace diez años.

Chirino, que descubrió en los vientos y en los dibujos de los primeros pobladores de Canarias el ritmo de sus conocidas espirales del viento, ha llegado a la forma de la cruz también desde la investigación conceptual a partir de la tradición de tres cruces del tesoro de la Catedral. Y al igual que el viento de Canarias y la búsqueda de los orígenes le llevaron a la espiral, buscando lo contemporáneo en la herencia y lo universal en lo particular, ahora ha iniciado un nuevo camino de reflexión en torno a uno de los signos más antiguos y más extendidos, símbolo del cristianismo y también mágico-religioso que puede representar el viento, las estrellas o el sol.

El escultor incluso se ha sorprendido y ha descubierto en algunas obras suyas de hace años, como las dedicadas a grandes artistas del siglo XX, la presencia de la cruz como signo gestual en los rostros y en la parte central.

 

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