Última obra del escultor e imaginero sevillano, realizada sin encargo previo aunque ya no está disponible. Es una terracota policromada de 37 cm de altura sobre peana de madera que representa a Cristo en el Calvario, sentado sobre unos peñascos agrupados mientras espera que concluyan los preparativos de su crucifixión.

Las variantes de esta iconografía, popularmente conocida como la del Señor de la Humildad y Paciencia o de la Piedra Fría, son principalmente dos: aquella en la que aparece meditando con la palma de la mano apoyada en la sien, cuyo origen se encuentra en el grabado pasionista de Alberto Durero, y la que nos ocupa, con las manos orantes y la mirada alzada suplicando al Padre las fuerzas necesarias para afrontar el suplicio.

Dentro de este último grupo, esta creación de Borja Peña se inspira en el Cristo de la Caridad del hospital homónimo sevillano, obra de Pedro Roldán, sobre todo en la actitud suplicante, aunque estamos en este caso ante una obra de expresión más serena, carnes menos torturadas y trazas más esquemáticas por su tamaño.