"Lo que ven es mi particular pregón visual de la Semana Santa,
resultado de muchas ideas que tenía en mente, con el que reflejo mi visión
sobre la Semana Santa a través de mi particular modo de practicar la pintura,
con mi estilo. Mi vivencia de la Semana Santa es a pie de calle, con largos
tiempos de espera en una esquina, algunas veces en la carrera oficial, en la
Avenida antes de entrar a la Catedral. Por ello, a primera vista, el cartel es la
plasmación del discurrir de una cofradía durante su estación de Penitencia.
Sin embargo, como se pueden imaginar, hay más. Una de esas
ideas que mencionaba antes era mi intención de que tuviera presencia un
elemento que uniera a todas las Hermandades. Ese nexo lo encontré en la
vocación hacia la Caridad de todas ellas, que hacen efectiva a través de
numerosos actos, obras sociales, actividades e iniciativas que se han hecho más
visibles, notorias y necesarias en los tiempos que corren, a pesar de que las
llevan desempeñando décadas. Y esa
virtud teologal, la Caridad, me llevó a concebir en el cartel al Cristo de la
Caridad, de la Hermandad de Santa Marta. Ello encajaba también con otra de mis
ideas: plasmar una hermandad que no hubiera sido representada antes en la
cartelería de Semana Santa del Consejo.
La Hermandad de Santa Marta aparece plasmada con el paso de
misterio, al fondo, rodeado de algunos
nazarenos, acompañados de parte del cuerpo de acólitos turiferarios y la bruma
del incienso, tan representativa y característica del discurrir de esta
Hermandad por las calles de Sevilla, lo envuelve todo. La cabeza del Cristo de
la Caridad es el centro físico y simbólico de la parte superior del Monumento
del Jubileo de la Catedral, punto central de la estación de Penitencia al
templo metropolitano, ante el cual transitan todas las Hermandades en su paso
por él. Otro nexo que conecta a las Hermandades entre sí durante la Semana
Santa. Además, al albergar la custodia a Jesucristo Sacramentado, también se
hace alusión metafórica a las Hermandades Sacramentales de Penitencia. Lo he
representado de forma etérea, ligera, con transparencias y veladuras.
En primer plano, buscando lograr profundidad en el cartel, se
sitúa un acólito turiferario de Santa Marta quien representa a las diferentes
generaciones que, a través de las familias, viven la Semana Santa con genuina
ilusión cofrade. Es el esperar a que llegue el día para vestir de nazareno o de
acólito por primera, segunda, tercera vez... Y crecer, año tras año, dentro de tu
hermandad, manteniendo viva a través del tiempo una tradición que pasa de
padres a hijos.
La Semana Santa es todo esto y también son sus artesanos,
quiénes también están sufriendo los rigores de los difíciles tiempos que
vivimos ante la falta de encargos. Y todos ellos aparecen representados en el
cartel. Son los bordadores de la dalmática del acólito turiferario de Santa
Marta en primer término. Son los orfebres de los faroles y el incensario, del
que emergen las blanquecinas ráfagas de incienso, uno de los vértices
sensoriales de la Semana Santa que está clavado en la memoria sentimental de
todos. Son los maestros cereros de los cirios del cuerpo de nazarenos cuya luz
ilumina física y espiritualmente. Son los tallistas, los doradores de
canastillas, restauradores e imagineros, simbolizados por el paso de misterio
de Santa Marta.
Lo último que pinté, mis últimas pinceladas, fueron para el
rojo de la rosa del paso de misterio. Con ello di fin a más de cien días de
trabajo, muy satisfactorios, de completa entrega a la realización de la obra.
He hecho el cartel que quería: espiritual, cofrade y fiel a mi estilo."