El Museo Europeo de Arte Moderno (MEAM), presenta la exposición más completa hasta ahora de la obra de Josep Llimona y Bruguera (Barcelona, 1864-1934), un escultor emblemático del cambio de siglo.

La muestra Un Paseo por la Obra de Josep Llimona, 150 Años, comisariada por Natàlia Esquinas, nos invita a pasear a lo largo de toda la producción del prestigioso artista catalán, desde las orígenes de su formación con obras de las primeras épocas (El Hijo Pródigo, 1879, MNAC), hasta ejemplos realizados en plena madurez artística (Adolescente o Ingenua, 1924, Museo del Modernismo Catalán), pasando por piezas que definen el principio de su lenguaje más simbolista (Modestia, 1891, Museo de Montserrat).

La muestra se enmarca en los 150 años de su nacimiento y en los 80 de su muerte. Presenta, además, un amplio abanico de obras del escultor, exhibiendo sus diferentes especialidades, desde el dibujo hasta las artes del objecto, donde la escultura sobresale con un papel protagonista.

Tomando en cuenta la relevancia de la producción de Josep Llimona, la exposición intenta evidenciar el largo alcance de su obra, queriendo ser la retrospectiva que aún se debe a este gran artista, cuya figura quedo apagada al vivir durante la dictadura de Primo de Rivera y fallecer antes del estallido de la Guerra Civil.

Para la ocasión se han reunido más de 60 piezas, entre las cuales se incluyen una decena de obras inéditas, nunca presentadas al público antes, y dibujos preparatorios y fotografías de trabajo. La escasez de documentación escrita sobre el escultor ha sido paliada con la gran documentación hallada en prensa.

Las obras han sido cedidas del fondo familiar de Josep Llimona, coleccionistas individuales, y fundaciones y museos públicos y privados, como por ejemplo el Museo Nacional de Arte de Catalunya (MNAC), el Museo de Montserrat, el Museo del Modernismo Catalán, el Museo de Arte de Cerdanyola, el Museo Comarcal de la Garrotxa, el Museo de Terrassa o la Fundación Deu Font (Museu Deu Del Vendrell).

Según ha desvelado la comisaria, Llimona era pelirrojo -algo que no se podía apreciar en las fotografías en blanco y negro-, muy alto, con manos enormes y dedos finos. Seguramente no trabajaba solo y dentro de su producción debemos apreciar las diferencias entre "obras nobles" y las destinadas al consumo. Sus creaciones estuvieron marcadas por su personalidad y por las trágicas circunstancias que vivió -la muerte de su esposa en la treintena y de cuatro de sus ocho hijos-, lo que le volvió silencioso y amante de pasar desapercibido.

Las obras de Llimona están repartidas por toda Cataluña, especialmente cementerios y monumentos públicos de Barcelona y otras localidades, pero también dieron el salto al resto de la Península, sobre todo el País Vasco, Europa y América, con obras en París, Bruselas y Argentina.