El Museo de Historia de Cataluña (MHC) ha recibido una magnífica escultura labrada en terracota, que podría ser un estudio previo del escultor Rossend Nobas (1849-1891), realizado para su estatua monumental del Conseller en Cap Rafael Casanova, situada en la Ronda de Sant Pere de Barcelona. La estatua de Rafael Casanova, uno de los iconos del catalanismo, se ha convertido en lugar de peregrinaje en la Diada del 11 de septiembre, fecha en la que recibe numerosos homenajes florales del pueblo.

La pieza, de 125 cm de altura, ha llegado proveniente de una aportación privada por parte de la familia de Josep Oliva, quien en vida la guardó escondida en un altillo de su piso de Barcelona durante décadas, para preservarla de la represión franquista. La voluntad de Josep Oliva era que esta efigie, considerada para él un símbolo de la identidad catalana, pudiera ser algún día recuperada para su exhibición pública. Sus herederas han querido ahora dar cumplimiento a esta voluntad trayendo la escultura al Museo de Historia de Cataluña.

Con motivo de la Exposición Universal de Barcelona del año 1888, el Ayuntamiento proyectó la organización y arreglo del paseo llamado Salón de Sant Joan; por este motivo, acordó tres años antes la construcción de ocho estatuas dedicadas a personajes ilustres de la Historia de Cataluña, las cuales flanqueaban el acceso principal a la exposición. Entre estos encargos figuró el que se hizo al escultor Rossend Nobas, a quien le fue encomendada la de Rafael Casanova, representado en actitud heroica, malherido, con un gesto de dolor reflejado en su rostro y sujetando la bandera de Santa Eulàlia de la ciudad de Barcelona.

En 1914 la estatua, gran exponente de la estatuaria conmemorativa ochocentista, fue colocada, con motivo del bicentenario de la conmemoración de la caída de Barcelona, en el que ahora es su emplazamiento, pues se estimó que allí había tenido lugar el Baluarte de Sant Pere, punto donde se supone que fue herido el consejero en cabeza. En 1939, con la llegada del régimen franquista se ordenó que la estatua fuera destruida y fundida, pero técnicos municipales consiguieron preservarla escondida detrás una pared falsa de un almacén municipal, hecho que permitió que, con la llegada de la transición, fuera restituida en el año 1976.

El Museo d'Història de Catalunya, que ya ha empezado las gestiones para la restauración de esta pieza, tiene previsto incorporarla a una magna exposición que versará sobre el proceso de construcción de la memoria colectiva y la consolidación de los actos de conmemoración y reivindicación de los hechos de 1714, organizada por el propio Museo y el Comisionado del Tricentenario, para el año próximo 2014. La escultura de Rafael Casanova se incorporará, una vez clausurada dicha exposición, a la colección permanente del Museo.