GRABADOS DE MARIANO FORTUNY EN EL MNAC

16/01/2012


 

 

El Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) renueva la sala dedicada a la obra gráfica y expone, desde el pasado 13 de enero, unas cincuenta estampas que muestran la extraordinaria destreza del artista catalán Mariano Fortuny como grabador. Estas estampas forman parte del fondo del Gabinete de Dibujos y Grabados del MNAC, y algunas de ellas no se habían expuesto nunca.

En la nueva sala dedicada al Fortuny grabador están representados todos los temas, como el orientalismo, el género de casacas o los retratos, que el artista cultivó a partir de la década de 1860, cuando llega a su madurez creativa y consigue una gran proyección internacional.

El Gabinete de Dibujos y Grabados del MNAC conserva una de las colecciones de obra gráfica más importantes del pintor, que es el resultado de una historia en la que sobresale la donación, en 1921, del Álbum Goupil, realizada por su mujer, Cecilia de Madrazo, y su hijo, Mariano Fortuny Madrazo. En lo referente a adquisiciones, la compra a Mariano de Madrazo y López de Calle en 1966 de más de cien grabados representó un notable enriquecimiento de la colección, una selección de la cual ahora expone el MNAC.

La selección de obras ofrece una nueva visión de conjunto, al tiempo que permite descubrir los procesos de trabajo a través de las diferentes pruebas de artista. Obras como Guardia de la Casba en Tetuán (imagen superior, 1861), Tiradores de Cartas (1867), El Anacoreta (1869) o El Botánico (1868-1869), permiten ver como Fortuny explora el claroscuro y ensaya temas y recursos que luego aplica a la pintura. También se expone la última estampa que Fortuny realizó (un retrato de Diego Velázquez, imagen inferior), del año 1873.

El conjunto contribuye a reafirmar el papel central de Mariano Fortuny (Reus, Tarragona, 1838 - Roma, 1874) como figura clave en la historia del grabado europeo, junto con José de Ribera y Francisco de Goya, dos de los artistas que más influyeron en su trayectoria.

Los inicios de Fortuny como grabador se remontan a su formación barcelonesa, durante los últimos años de la década de 1850, donde colaboró en la realización de ilustraciones litografiadas para publicaciones literarias y se revela una marcada influencia del ilustrador francés Gavarni. Sin embargo, a partir de la década de 1860, su producción experimentó un cambio de rumbo estilístico y técnico hasta convertirse en un artista original, repleto de matices técnicos, que adopta un lenguaje innovador y aborda nuevos retos, que le llevarán a plantearse el proceso creativo como un desafío permanente, mostrando una actitud muy permeable a descubrir nuevos efectos estéticos. A partir de ese momento, su interés convergirá en una misma dirección y cultivará los temas que, como el orientalismo o el género de casacas, más contribuyeron a configurar su personalidad pictórica.

 

 

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