RESTAURACIÓN DE UN GRABADO DE JUAN ANTONIO SALVADOR CARMONA

01/05/2020


 

 
 
Estado final

 

Se trata de una obra grabada por Juan Antonio Salvador Carmona que forma parte de una serie de veintiocho estampas dedicada al cardenal Francisco de Lorenzana, arzobispo de Toledo. Probablemente fue grabada entre 1789, fecha en que se le revalidó a su autor el título de grabador de Cámara de Su Majestad, y 1795, año en el que redactó su "Autobiografía", en la que se hace referencia a esta serie. Fue estampada en el siglo XX por la Calcografía Nacional de Madrid, institución que custodia la lámina desde 1805.

Juan Antonio Salvador Carmona (Nava del Rey, Valladolid, 1740 - Madrid, 1805) fue sobrino del escultor Luis Salvador Carmona y hermano del también escultor José Salvador Carmona y del grabador Manuel Salvador Carmona. De la casa paterna se trasladó a Madrid para formarse en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en la que su tío Luis ejercía por entonces de subdirector de Escultura. En principio Juan Antonio parecía inclinarse por la escultura como su hermano José, pero finalmente se dedicó al grabado, primero bajo las enseñanzas del grabador Tomás Pérez, y luego bajo las de su hermano Manuel.

 

 
 
Estado inicial

 

La obra en cuestión, propiedad del Archivo Municipal de Gijón, representa a San Pedro Apóstol con los atributos que le son propios y fue realizada por Juan Antonio Salvador Carmona empleando la técnica del aguafuerte complementada con la del buril, una de las más complicadas que existen en el grabado. El soporte es papel sobre papel continuo y las medidas 50 x 35 cm.

La restauración ha sido realizada por el taller que las Madres Benedictinas de Barcelona tienen en el Monasterio de Sant Pere de les Puel·les, regentado por la restauradora María Dolores Díaz de Miranda, religiosa de la comunidad y considerada una de las mejores restauradoras especializadas en documento gráfico (libros, códices, cantorales, pergaminos, grabados, planos, acuarelas, sellos) que existen actualmente en Europa.

 

 
 
Estado final

 

La obra mostraba una intensa suciedad general, con manchas de agua, barro, por oxidación, por pigmentación microbiana y tinción por traspaso del color de un segundo soporte. También tenía zonas perdidas y levantadas. La acción conjunta de la humedad, de la proliferación y crecimiento de microorganismos y de la acidez ha ocasionado la acelerada degradación de la celulosa con ruptura de los enlaces interfibrilares, produciendo pérdida de elasticidad, flexibilidad y solidez con aumento de la fragilidad del soporte, con el papel totalmente desintegrado en diversas áreas. También había abarquillamiento, deformaciones y arrugas del papel.

El proceso de restauración tuvo una fase previa que comenzó con la toma de fotografías del estado inicial de conservación de las piezas -que se repitieron durante todas las fases del proceso-, tras lo cual se identificaron las grafías con un estereomicroscopio y se analizaron su solubilidad y acidez.

Tras ello comenzó el proceso en cuestión que ha consistido en la esterilización de la obra en cámara, limpieza superficial en seco, lavado y eliminación de la acidez soluble en agua, blanqueamiento puntual, neutralización y dotación a la obra de una reserva alcalina por baño en hidróxido cálcico, reintegración de las zonas perdidas de papel con injertos de papel teñidos en tonalidades que armonizan con el papel original, a la vez que fueran distinguibles del mismo, y consolidación de las piezas por laminación por el reverso con papel Japón.

 

 
 
Estado inicial

 

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