LAS RESTAURACIONES ARQUITECTÓNICAS DE LUIS MENÉNDEZ PIDAL

Con información de Georgina Fernández para La Voz de Asturias (07/02/2008)


 

 

Un libro que acaba de publicar la Universidad de Valladolid (UVA) repasa las 200 restauraciones arquitectónicas que realizó el asturiano Luis Menéndez Pidal (1896-1975). En su tierra se ocupó, desde la posguerra, de las más relevantes: todo el prerrománico, la Catedral de Oviedo y el Santuario de Nuestra Señora de Covadonga, entre ellas. Su filosofía era ser lo más fiel a lo que creía que había sido el monumento original; en algunos casos eso fue positivo, pero en otros, prácticamente se los inventó. Los casos más llamativos fueron los de Santa María de Bendones y San Pedro de Nora.

El autor del libro Las Restauraciones Arquitectónicas de Luis Menéndez Pidal. La Confianza de un Método es Miguel Martínez Monedero, un investigador que lleva toda su vida estudiando la obra del arquitecto asturiano. Menéndez Pidal, a lo largo de 55 años de profesión, restauró cerca de 200 edificios en el norte de España. Como indica este experto, "sus intervenciones fueron tantas y tan profundas, que el paisaje monumental que actualmente puede contemplarse en este territorio, es fruto de las interpretaciones personales que nos legó a través de sus restauraciones". Casi se puede decir que Menéndez Pidal es el constructor del prerrománico asturiano, porque lo que ahora vemos es lo que él interpretó a la hora de restaurar los monumentos.

Dicha interpretación era subjetiva y, como recuerda Martínez, el tiempo ha demostrado que lo que él construyó en San Pedro de Nora "es ficticio" y que "Bendones se lo inventó". Así y todo, este experto cree que el balance de sus restauraciones en Asturias fue positivo porque la mayoría estaban "bien fundamentadas", aunque añade que "hoy los criterios son distintos". Según este libro, la restauración de Santa María de Naranco adolece en muchos aspectos del rigor científico demostrado en sus primeros proyectos, ya que rechazó, de plano la idea de diferenciar fábricas o elementos añadidos de originales, en beneficio del resultado formal del conjunto.

Menéndez Pidal realizó proyectos de urgencia entre 1938 y 1941 en iglesias como San Julián de Prados, San Salvador de Fuentes, San Salvador de Priesca, San Andrés de Bedriñana, San Juan de Amandi o San Pedro de Nora. Pidal, dice este experto, "desde su nueva posición al servicio del naciente régimen (franquista), experimentó un retroceso en sus planteamientos, al recuperar con todo vigor conceptos, entonces ya obsoletos, de integridad estructural y unidad de estilo, en la recuperación del patrimonio dañado".

También asegura que, de todos los monumentos intervenidos, fue la reconstrucción de la Cámara Santa de Oviedo la que mejor refleja la actitud que adoptó Menéndez Pidal por aquellos años: "El valor artístico se imponía a cualquier otro entendimiento científico y la conservación del hecho histórico de la destrucción era un argumento insignificante y prescindible, es más, había de ser borrado". Criterios similares se dieron en la reconstrucción de la torre gótica de la Catedral de Oviedo.

 

 

La fidelidad arqueológica en las técnicas de restauración, limitada por la ausencia de medios fue el argumento que tuvo en cuenta en sus intervenciones sobre el prerrománico. Así quedó demostrado, explica el libro, en la reconstrucción de las iglesias de San Salvador de Priesca, Santo Adriano de Tuñón o San Pedro de Nora. Luis Menéndez Pidal abogó siempre por la eliminación de aquellas modificaciones históricas que juzgó molestas para recuperar la imagen de autenticidad del monumento, por encima de su veracidad histórica. En el libro se indica que "en este proceso manipuló y en muchos casos aisló el entorno para alcanzar su perfección, como en Santa María del Naranco, o Santo Adriano de Tuñón con la extirpación del pórtico meridional y en la continuación de las obras sobre San Salvador de Valdediós que, en sus años finales, dió lugar a la dudosa reconstrucción de la capilla lateral septentrional, imitando a su homóloga al sur".

Miguel Martínez Monedero añade que, al final de su intervención en la iglesia de San Pedro de Nora reformuló su realidad arquitectónica con la construcción de un nuevo atrio exento y trasladó el arquetipo de Santullano, "limando, de este modo, las posibles diferencias morfológicas entre esta reducida familia". No obstante, explica el libro, su actuación más discutida en Nora "fue la construcción, hasta en sus últimos detalles, de un campanario exento y de nueva planta, sobre unos inexistentes cimientos, que recomponían, aún más, la silueta exterior del monumento y su relación con el paisaje". Y la actuación más sorprendente del último período de Luis Martínez Pidal es "la reconstrucción íntegra de la iglesia de Santa María de Bendones, sobre unos restos arqueológicos inciertos. Esta intervención fue el ejemplo más controvertido y arriesgado de toda su vida profesional, y quizás el que mejor haya expuesto los excesos de su particular metodología arqueológica."

 

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