RESTAURACIONES DE ASOARTE

Loreto López Martínez (08/11/2014)


 

 
 
San Andrés de Mazarrón. Estado inicial
 
 
 
 
San Andrés de Mazarrón. Estado final

 

El centro de restauración y conservación ASOARTE ha restaurado los retablos murales del templo de San Andrés de Mazarrón (Murcia). Esta iglesia tan interesante como desconocida, cuyos orígenes se remontan al siglo XVI, cuando la explotación minera y más concretamente la del alumbre, favoreció que dos importantes casas, la de los Vélez y la de los Villena, dejaran testimonio en piedra de su paso por este entonces pequeño pueblo. En el caso de San Andrés, por iniciativa del duque de Escalona, de la casa Villena.

Lo que en principio fue una modesta ermita de estilo mudéjar, conservando todavía su sencillo artesonado, tuvo una importante transformación en el siglo XVIII, con la gran ampliación de su cabecera y una nueva decoración, acorde con los gustos y modas del momento. Es entonces cuando el templo de San Andrés se cubre de pinturas en una verdadera explosión de color.

Y eso es lo más llamativo de los retablos restaurados en la iglesia, en especial el que corresponde al presbiterio: el intenso colorido que conserva, a pesar de sus grandes infortunios, entre los que hay que destacar la saña con que fue picado para que agarrara en su momento una gruesa capa de enlucidos. Es más que probable que nos falten los matices y pátinas de luces y sombras que le aportarían unas calidades cromáticas que hoy se echan en falta y que, a tenor de las correctas trazas que presenta el dibujo, sin duda tenía.

Volviendo al colorido, hemos de apuntar la utilización de una gama de pigmentos directamente relacionados con los que nos proporciona la misma tierra en la que se encuentra la parroquia: Mazarrón y sus minas; los óxidos derivados del terreno ferruginoso, del ocre al negro, pasando por esos preciosos tonos de rojo intenso o almagra, y que es más que probable fueran extraídos directamente de los desechos de las mismas.

 

 
     
     
Pequeño retablo de la entrada. Estado inicial y final
     
     
     
     
Estado tras la eliminación de morteros sobrepuestos. Descubierto lo que permanecía todavía tapado, pueden observarse los trazos de dibujo aflorando de la misma pintura. La regularización de la superficie, con el estucado y desestucado de las numerosas faltas, da paso a la reintegración de las carencias.

 

A lo largo de varios años ASOARTE ha venido realizando campañas para la recuperación de las pinturas murales de esta iglesia, entre 2005-2006, iniciadas a partir de la rehabilitación integral de la misma.

Los principales problemas que presentan las pinturas murales de San Andrés de Mazarrón, además de grietas y picados -en las zonas correspondientes a los retablos, además, con grandes pérdidas producto de la colocación sobre estos de retablos en madera-, vienen derivados de la intensa humedad por capilaridad de todos sus muros, algo que no parece posible desterrar a pesar de los diferentes medios empleados.

El trabajo de ASOARTE ha consistido fundamentalmente en la consolidación de los originales, que cobraron una intensidad cromática espectacular, la eliminación de los numerosos restos de yesos sobrepuestos a las pinturas y la reintegración de las miles de pequeñas faltas, rehaciendo con tintas planas aquellas pérdidas mayores siempre que tenían suficientes datos para ello, con el fin de dejar dignamente y perfectamente legibles unas obras que han de cumplir una función devocional. Ha ayudado mucho en la recuperación de volúmenes el hecho de que, aun habiendo perdido color, amplias zonas conservaban el precioso dibujo original a grafito.

 

 
     
     
Retablo de Santa Bárbara. Estado inicial y final
     
     
     
     
Un dato interesante de estos trabajos ha sido el encuentro fortuito, en la zona del tambor y bajo una capa fina de temple blanco, de una inscripción con el nombre y fecha del autor de las pinturas, que reza así: "Esta ovra se acabo, año de 1744. Diego Marin". Lo que viene a ratificar que las obras de ampliación de la iglesia se realizaron con cierta celeridad si, tal como podemos ver en el artículo que enlazamos, al parecer entre los años 1742 y 1743 se estaban recaudando fondos para la misma. (www.fotozielinski.com/san-andres-de-mazarron).

 

¿Quién pudo ser el tal Diego Marín, del que no tenemos noticias? Buscando nos encontramos en el libro de la profesora Concepción de la Peña, El Retablo Barroco en la Antigua Diócesis de Cartagena. 1670-1785 (página 519), referencia a un Diego Marín del Pino como dorador, que en 1730 trabaja en el retablo de la sala capitular del Ayuntamiento de Murcia. En 1742 tasa el trabajo de Andrés López Zafra, pintor y dorador, en el retablo mayor de San Antonio de Padua de Mazarrón (Archivo Histórico Provincial de Murcia. Esno García Vega, prot. 2.911, ff. 149-150v). ASOARTE no cree que sea una simple coincidencia nominal, por lo que tenemos a un artista que, además del dorado, es capaz de realizar composiciones pictóricas de cierta complejidad, como pueden ser los tres destacables grandes retablos de ilusionismo arquitectónico de nuestra parroquia.

También se descubrió, en el momento de su restauración, la presencia de las iniciales GM en la zona superior izquierda del retablo, muy discretamente camufladas para pasar desapercibidas. Probablemente el GM pudo ser un ayudante del equipo de Marín e incluso, por coincidencia de inicial, algún familiar del mismo.

Durante la intervención en el retablo lateral del brazo izquierdo del crucero se recuperó parcialmente el texto que contenía el medallón central superior. ASOARTE contó con la valiosa colaboración del experto latinista Miguel Ángel García Olmo, quien no solo completó y tradujo el texto, sino que indicó su origen y la advocación a la que estaba destinado, Santa Bárbara, la que sin duda debió tener un lugar preeminente en esta iglesia de Mazarrón al ser la patrona de los mineros.

 

 
     
     
Niño Jesús. Estado inicial
     
     
 
     
     
Niño Jesús. Limpieza y eliminación de añadidos
     
     
 
     
     
Niño Jesús. Estado final

 

Con al menos cuatro policromías superpuestas llegó a ASOARTE este talla en madera policromada del Niño Jesús Triunfante de propiedad particular, labrada por un seguidor del modelo de Martínez Montañés (siglos XVII-XVIII). La obra mide 56 x 28 x 23 cm. La peana sobre la que se asienta mide 16,2 x 28 x 20,8 cm.

Lo más singular es que había sido completamente repolicromado con una especie de purpurina bronceada, quizás en un intento de imitar las figuras de metal, correspondiente al primer estrato sobre los restos de original. Ello puede ser producto de la desacralización y adaptación de la imagen del Niño a la moda neoclásica imperante entre finales del siglo XVIII y principios del XIX.

Cuando un restaurador encuentra tantos repolicromados sobre una pieza, siempre surge el mismo problema: ¿qué conservar y hasta dónde eliminar? La prudencia y la última palabra del cliente, que generalmente teme perder las referencias estéticas de la pieza, hacen que realicemos una intervención conservadora, intentando optimizar lo que hay de forma conservadora, eliminando únicamente los últimos e indeseables añadidos.

 

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