NUEVA OBRA DE ÁNGEL ASENJO

Con información del autor (02/12/2023)


 

Galería de Fotos

 

Este sábado se ha presentado y bendecido en la iglesia parroquial de San Antonio de Padua, de la ciudad costera de Motril (Granada), la última incorporación al conjunto escultórico de la Santa Cena, cuya ejecución está corriendo a cargo del escultor e imaginero granadino desde la primera de sus figuras en el año.

El apóstol es San Felipe, que se nos presenta sentado junto a San Andrés, del que recibe con gesto de sorpresa lo que éste le susurra para no ser escuchado por los demás. Una visión bastante humana con la empatiza el espectador, pues refleja una emoción que le causa bastante impacto.

La atmósfera de intriga resulta primordial en la intención del artista, junto a las tensiones de gestos contrapuestos. Esta emoción no es otra que el anuncio de la traición por parte de uno de ellos, lo que provoca un revuelo de reacciones entre los presentes: algunos se sorprenden, otros se entristecen, otros comentan lo que ocurre según su temperamento... los más místicos comprenden la trascendencia de la institución de la Eucaristía.

Las oportunas y diferentes expresiones faciales y corporales de los apóstoles han sido, por tanto, la preocupación del artista a la hora de ejecutar todas y cada una de las imágenes, teniendo en cuenta la visión de conjunto. La integración en el misterio de la Santa Cena, y la aportación de expresividad a la misma vez, fue un reto para Ángel Asenjo desde los inicios del proyecto. Además, la correcta distribución de volúmenes y espacios, los juegos de alturas y la jerarquización de los personajes según su iconografía, han formado también un papel importante en la correcta comprensión de una escena en la que unos elementos deben sobresalir sobre otros, física y emocionalmente.

La imagen de San Felipe como tal, está realizada en madera de cedro policromada al óleo bruñido en tonos claros. De tamaño natural y de vestir, presenta ojos de cristal pintados artesanalmente y profusión de tallado en la boca que, muy abierta, deja ver los dientes y la lengua.

Es como si se hubiera congelado en mitad de una determinada acción. El cuerpo del santo presenta un movimiento helicoidal al girar el torso de forma opuesta a las piernas cruzadas y a la cabeza, que busca aproximarse a la de San Andrés para escucharle mejor. Los pies se hallan descalzos, la mano izquierda se presenta mesando la barba para reforzar la expresión reflexiva, y la derecha está apoyada con naturalidad sobre la pierna.

Por último, decir que Felipe era natural de Betsaida (Galilea), que fue pescador como otros apóstoles. Parece ser que asistió a las bodas de Caná y al milagro de la multiplicación de los panes y los peces, donde tuvo un papel importante dejando de manifiesto su carácter realista. Sufrió el martirio en la actual Turquía. Su nombre de origen griego, ha sido muy utilizado por la realeza a lo largo de la historia. Iconográficamente ha sido representado por diferentes autores, como Rubens, Ribera o El Greco, con atributos como la cruz latina, la cesta con panes o una serpiente a sus pies.

 

Nota de La Hornacina: acceso a la galería fotográfica de la obra a través del icono que encabeza la noticia.

 

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