RESTAURACIÓN DE MANUEL RUIZ BERDEJO Y ANTONIO DÍAZ ARNIDO PARA SEVILLA

03/07/2023


 

 

Los trabajos han sido desarrollados en el retablo mayor de la Capilla del Museo (Sevilla) por el equipo formado por Manuel Antonio Ruiz Berdejo y Antonio Díaz Arnido en la restauración, José María Rincón Calderón en la arquitectura y María Salud Elvás Iniesta y Rocío García Franco en la investigación y documentación histórica. Se han llevado a cabo entre los meses de mayo y agosto de 2023, en una actuación que se ha desarrollado gracias a la subvención concedida por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.

El retablo mayor es una obra del siglo XIX, realizada tras la invasión francesa (1809-1812), momento en el que la Capilla del Museo es arrasada y expoliada por las tropas napoleónicas, perdiéndose la mayor parte de los bienes muebles, altares y demás obras de arte que poseía; entre ellos, el famoso cuadro "Resurrección del Señor" de Murillo, e incluso la propia solería. Tras la marcha de las tropas francesas, la capilla es vuelta a adecuar como lugar de culto y sede de la popular Hermandad del Museo (Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad del Santísimo Sacramento y Archicofradía de Nazarenos de la Sagrada Expiración de Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima de las Aguas), momento en el que se encargó, a un autor desconocido a día de hoy, la realización del retablo.

Según la documentación conservada, su fecha de ejecución debe situarse poco antes de 1828, ya que consta en el archivo de la Hermandad del Museo que ese año un pintor llamado Juan de Lizasoaín cobró 280 reales por pintar, en perspectiva, el fondo del retablo del altar del Cristo, por lo que suponemos que este debió ser montado en 1827 o en los primeros meses de 1828, ya que, el referido pintor, firmó recibo el día 10 de mayo de dicho año.

 

 
 

 

Tradicionalmente se ha señalado a Enriqueta Reina como autora de la pintura, fechándola en 1899. La obra contó con la participación de Virgilio Mattoni. Reina fue la encargada de intervenir la obra original a causa de un posible deterioro, momento que aprovechó para firmarla. En el caso de Mattoni, sus pinceladas no son apreciables en el paisaje, por lo que, uniendo el análisis a la falta de documentación que mencione a este pintor, se podría concluir que la mano de Mattoni no modificó la obra en momento alguno.

Este retablo de estilo neoclásico, con su pintura de fondo, es el que ha llegado hasta nosotros, si bien en la actualidad muy reformado. Aunque jamás ha abandonado el espacio que hoy ocupa, sí fue movido de lugar en 1986 al invertirse la orientación de la Capilla del Museo; pasando de figurar en el extremo noroeste de la misma, lugar que hoy es dominado por la Virgen Comendadora de la Merced (talla del escultor e imaginero José Montes de Oca, hacia 1735), a la zona suroeste, donde se encuentra actualmente presidiendo la capilla.

El retablo se encuentra dividido en tres calles. La central presenta una hornacina donde reciben culto las imágenes titulares, el Cristo de la Expiración y la Virgen de las Aguas, enmarcadas por cuatro columnas de estilo compuesto, ornamentadas en su fuste con guirnaldas, en la parte superior, y roleos vegetales con motivos heráldicos en la inferior. Las cuatro son coronadas con pináculos dorados, al igual que las pilastras adosadas que aparecen en los laterales. La zona superior del retablo, identificable como ático, aunque su morfología neoclásica lo disimule, presenta el anagrama del nombre de Jesús (JHS) escrito en una suerte de resplandor de madera dorada que corona el conjunto.

 

 
 

 

Dicha parte central es la que pertenece al retablo original del XIX. Las columnas se enriquecieron en 1964. Las tallas inferiores del banco son de Manuel Guzmán, quien las añadió en la década de 1990. En cuanto a los laterales, las dos hornacinas que se observan a cada lado, colocadas verticalmente y coronadas por un arco de medio punto, albergan los cuatro evangelistas que procesionan junto al crucificado, atribuidos a Francisco Antonio Gijón, siendo también un añadido reciente (1986) de Manuel Guzmán aprovechando el cambio de ubicación del retablo.

La intervención ejecutada ha devuelto al retablo su imagen original y ha recuperado las primitivas policromías de marmolizados. Los trabajos han consistido en: investigación histórica y documentación gráfica, limpieza de suciedad superficial, eliminación de elementos no originales (elementos metálicos, instalación eléctrica), consolidación del soporte, limpieza química y mecánica, eliminación de repintes y estratos no originales, restitución volumétrica del soporte, estucado y enrasado, reintegración cromática de lagunas de color, policromía de las calles laterales (obra contemporánea), homologación estética con la calle central original y protección final.

Igualmente, se ha llevado a cabo una nueva instalación de iluminación monumental para el retablo mayor y toda la Capilla del Museo, que resalta los valores formales y estéticos rescatados en la restauración, de manera compatible con su adecuada conservación. El sistema diseñado no afecta a la conservación de las imágenes, controlando especialmente para ello los componentes espectrales más dañinos de la luz (ultravioletas e infrarrojos) y cuidando singularmente la reproducción fiel de los colores y cromatismos recuperados del retablo y las imágenes titulares. Del mismo modo, se ha acentuado la iluminación del artesonado y del resto de la arquitectura de la capilla, con el objetivo de destacar sus valores patrimoniales y favorecer un marco adecuado para su contemplación, la oración y la liturgia.

 

 
 
Estado anterior a la restauración

 

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