VIKINGOS. GUERREROS DEL NORTE. GIGANTES DEL MAR

Con información de Laia San José Beltrán (23/05/2016)


 

 
 
Piedra de Jelling (reproducción) Año 965

 

El Museo Arqueológico de Alicante (MARQ) presenta con la muestra Vikingos. Guerreros del norte. Gigantes del mar el mundo único y fascinante de los vikingos. La muestra, que reúne nada menos que 683 piezas en su mayoría procedentes del Museo Nacional de Dinamarca, podrá verse hasta el 16 de enero de 2017.

La Edad Vikinga abarca los siglos VIII al XI. Fue un período en el que Escandinavia ejerció una gran influencia en diversos lugares del mundo. Durante este período se dieron en Escandinavia cambios cruciales, fue una época de colonización, conquista y saqueos, pero también el período en la que surgieron las primeras ciudades y en el que se desarrolló una amplia red de comercio y de comunicación.

A lo largo del siglo IX, las pequeñas monarquías que dividían Escandinavia se unificaron en tres únicos reinos: Suecia, Noruega y Dinamarca. Tal centralización del poder repercutió en importantes cambios en la sociedad y dio origen a una estructura social radicalmente nueva. Dinamarca miró fervientemente hacia Europa.

El 8 de junio del año 793 la Crónica Anglosajona recogía el primer saqueo vikingo en el monasterio de Lindisfarne, en las costas de Inglaterra. La Era Vikinga comenzaba. Las piedras rúnicas constituyen prácticamente el único ejemplo escrito que poseemos de los vikingos; eran una sociedad que trasmitía todo su saber y conocimiento generación tras generación de forma oral.

El vikingo fue granjero, comerciante, colono y aventurero. Fundaron ciudades y reinos. En Inglaterra, por ejemplo, los vikingos tuvieron su propio reino, conocido como Danelaw, entre los siglos IX y X. En el año 841 fundaron la ciudad de Dublín y se asentaron en York, a la que llamaron Jorvik. Crearon la Rus de Kiev, el embrión de lo que sería Rusia y en Francia dieron nombre a la región de Normandía.

 

 
 
Caja de Cammin (reproducción) Mediados del siglo X

 

La primera sala se centra en el barco, elemento vital para los vikingos. Su largo litoral, sus lagos y sus numerosas vías fluviales, los hacían indispensables como medio de transporte. Los barcos se realizaban con madera de roble, siendo los vikingos constructores de una amplia gama de navíos, desde los impresionantes barcos de guerra o slångskips, a los barcos mercantes o knarr para travesías marítimas y barcos más pequeños para la pesca y transporte. La exposición muestra algunos fragmentos de barco procedentes del navío de guerra o drakkar "Roslkilde 6", un navío pensado para el transporte de unos 100 guerreros.

La segunda sala de Vikingos. Guerreros del norte. Gigantes del mar muestra cómo los escandinavos se establecieron en el Atlántico norte a partir de finales del siglo IX. Las buenas condiciones económicas animaron a muchos a asentarse al este y al norte de Inglaterra, donde hoy en día existen muchos vocablos que atestiguan su paso. Los vikingos emprendieron viajes de larga duración, llegando hasta L'Anse-aux-Meadows en el Newfoundland de Canadá. También sabemos que hubo vikingos en Frisia y Normandía, donde en 911 el rey Carlos "el Simple" entregó Rouen al rey Rolloin para evitar los ataques vikingos a París. En Rusia, los vikingos suecos o rus establecieron enclaves comerciales con el Imperio bizantino y Oriente Próximo.

La sociedad vikinga estaba dividida en diversas clases sociales, cuya cúspide estaba ocupaba por el rey, que vivía rodeado de una élite de nobles. La mayor parte de la sociedad la formaban hombres libres con derecho a llevar armas y tener voz en las asambleas o Thing. Los no libres eran esclavos sin derecho a decidir sobre su propia vida. Dinamarca era una monarquía electiva, siendo su primer rey Harald, un monarca ambicioso y hábil diplomático, capaz de establecer alianzas políticas, incluso con los eslavos del sur del mar Báltico.

Por último, la tercera sala está dedicada a mostrar que la fe y la religión eran una parte importante de la vida cotidiana de los vikingos. Al principio de la época vikinga la gente adoraba a los dioses y diosas de la mitología nórdica. Thor y Odín fueron algunos de los principales dioses, donde Freyr, la diosa de la fertilidad, jugó un papel importante. Thor era el más fuerte y popular de la mitología vikinga. Se le asociaba con la lluvia y el trueno pero también con la fertilidad y la vida, siendo mencionado en numerosas inscripciones mágicas de amuletos. Su símbolo, el martillo Mjölner, se portaba como colgante para auspiciar protección.

Los vikingos se encontraron con el cristianismo al mismo tiempo que los monjes cristianos trataban de convertirlos en sus países de origen. La transición del paganismo al cristianismo fue lenta. La arqueología ha revelado que ambas religiones convivieron durante un tiempo. La gran piedra de Jelling, erigida en el año 965 por el rey Harald para proclamar su bautismo, simboliza la conversión al cristianismo de los daneses.

 

 
 
Crucifijo de Åby (reproducción) Hacia 1050-1100

 

Los vikingos alcanzaron las costas norteñas de la Península Ibérica a mediados del siglo IX a través de la llamada Ruta del Oeste, siguiendo las mismas corrientes atlánticas que les habían llevado hasta el sur de Inglaterra y la costa de Francia. A su llegada a la Península se encontraron un territorio dividido entre los Reinos Cristianos en el Norte y a la provincia de al-Andalus en el Sur.

Los vikingos eran conocidos como lordomani o mayus siendo numerosos los ataques documentados aunque nunca se llegó a producir una colonización debido, posiblemente, a la fuerza del Emirato Cordobés. Los ataques vikingos siempre fueron en lugares cercanos a la costa o penetrando escasamente hacia el interior a través de los grandes ríos. Entre los años 858 y 861, una expedición vikinga consiguió cruzar el estrecho de Gibraltar y durante tres largos años circularon por las costas mediterráneas del Levante peninsular, Francia e Italia, protagonizando numerosas incursiones y saqueos, como el ataque que durante semanas sufrió la ciudad de Orihuela, la conocida como madina Uryula, antigua capital musulmana de la Cora de Tudmir.

Aunque los escritos sobre este ataque son claros y múltiples, la arqueología no ha conseguido aún desvelar sus misterios, lo que no nos impide imaginar lo que sus gentes debieron sentir al contemplar a la gran flota vikinga desplegada en la desembocadura del río Segura. Precisamente, la exposición muestra la cultura que encontraron los vikingos durante su breve estancia en nuestras tierras.

La exposición Vikingos. Guerreros del norte. Gigantes del mar, sumamente didáctica, tiene como fin principal acercar al público una sociedad tan desconocida como mitificada: la de los vikingos. ¿Por qué desconocida y mitificada? Porque si nos paramos a pensar en qué entendemos por un vikingo, la mayoría de nosotros probablemente esté -o haya estado- equivocado. ¿Infames guerreros? ¿Demonios del mar? ¿Saqueadores? ¿Violadores? ¿Crueles? ¿Desalmados? ¿Salvajes? Todos estos epítetos y cualidades -más el manido casco con cuernos y otros aspectos sobre su apariencia- son, cuando menos, cuestionables. Y matizables.

 

 
 
Yugo de Søllested (original) Primera mitad del siglo X

 

Está claro que esta no fue la mejor carta de presentación de los vikingos al resto del mundo. El tiempo hizo el resto, y los hombres del norte pasaron a formar parte del imaginario popular como una de las culturas y sociedades más temidas de toda la Historia.

Saquearon, sí. Atacaron, sí. Piratearon, sí. Guerrearon, también. Sin embargo, los vikingos fueron mucho más que saqueadores, piratas o guerreros. Los vikingos también -y sobre todo- fueron granjeros, comerciantes audaces, excelentes navegantes con barcos de avanzada tecnología para su época, magníficos y delicados poetas y gente de un gusto refinado por el arte, prueba de ello son sus piedras rúnicas y otros objetos cotidianos decorados con deliciosos gusto. Los vikingos también poseían un jerarquizado entramado social en el que la mujer tenía un estatus y un papel realmente importante. Un sistema en el que el esclavo podía ser liberado y el rey era escogido… y depuesto si se daba el caso. Los hombres del norte, además, desarrollaron un intricando y complejo sistema legal que les llevó a la creación de uno de los primeros parlamentos conocidos en el mundo, el thing de Islandia. Numerosos hallazgos arqueológicos nos han permitido conocer abundantes utensilios relacionados con el cuidado personal -peines, sets de aseo, pinzas, tijeras- y ricas telas y refinadas joyas, lo que nos permite saber que eran una sociedad que cuidaba su higiene y su aspecto.

Y qué decir de ellos como comerciantes. Los vikingos abrieron nuevas rutas de exploración a través del Báltico y del Este; siguiendo los ríos Volga y Dniéper los vikingos fundaron emporios comerciales en la Europa eslava y llegaron a lugares tan lejanos como Constantinopla, Jerusalén, Bagdad o el Mar Caspio. A través de estas rutas comerciales importaron plata, seda, especias, armas, vino, vidrio, cerámica y piedras preciosas; y exportaron esclavos, miel, trigo, estaño, lana, pieles y cuero, plumas y halcones, marfil de morsa y ballena y ámbar.

El conocidísimo barco vikingo de zoomorfas proas convirtió a los hombres del norte en exploradores y colonos, llevándolos a territorios, muchos de ellos lejanos, que hicieron suyos como Inglaterra, Irlanda, Groenlandia, Islandia, o las costas de Canadá, entre otros.

El vikingo fue el hombre que vivió en los territorios de la península escandinava que hoy son Suecia, Noruega y Dinamarca -a los que se añadieron otros a medida que avanzaba la Era Vikinga- entre finales del siglo VIII y finales del siglo XI. Fue granjero en invierno, pirata en verano, comerciante en el este, guerrero en el oeste, saqueador, incursor, colono, aventurero, escaldo y poeta, artesano, astrónomo, el más fiel de los amigos, el más fiero de los enemigos, rey o esclavo, pagano y, a veces, cristiano.

El vikingo fue un hombre -y mujer- sorprendentemente polifacético y autárquico: balanza de pesar plata en una mano y hacha o espada en la otra (veáse la obra La vida cotidiana de los vikingos de Régis Boyer), erigía sus casas, mantenía su ganado, pescaba su comida, araba sus tierras, tejía su ropa, construía sus barcos, adoraba a sus dioses y se movía motivado por algo tan básico y tan importante como era conseguir bienes y riquezas; bien mediante el saqueo, bien mediante el comercio. Las huellas de todo ello podremos verlas a lo largo de esta maravillosa exposición del MARQ titulada Vikingos. Guerreros del norte. Gigantes del mar.

 

 
 
Valkiria de Hårby (original) Hacia 800-900

 

Dirección y horario: Plaza Dr. Gómez Ulla s/n, Alicante. Martes a viernes, de 10:00 a 19:00 horas;
sábados, de 10:00 a 20:30 horas; domingos y días festivos, de 10:00 a 14:00 horas.

 

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