Inspirada en los primitivos flamencos, esta pintura del artista alcalareño Jesús Alcarazo para el retablo situado en la nave de la Epístola del Santuario de Nuestra Señora del Águila Coronada, patrona del municipio sevillano de Alcalá de Guadaíra, está realizada mediante técnica mixta, acrílico y emulsión oleosa sobre una tabla dorada en oro fino. Las medidas del cuadro son 90 x 60 cm.

Representa a San Miguel, uno de los arcángeles que, según la tradición cristiana, están siempre listos junto al trono de Dios para cumplir su mandato; de hecho, aparece obedeciendo la orden del Juicio Universal sobre un fondo dorado y profusamente decorado mediante buriles, con sus alas extendidas, el símbolo de la santidad tras la cabeza, vestido de alba festoneada en las mangas y bordes de la misma con adornos de oro y estola cruzada al pecho con parecidos adornos. Sobre el alba, una capa pluvial de brocado de oro, piedras preciosas y perlas.

En la mano derecha San Miguel porta una gran lanza en cuyo extremo superior se encuentra el signo de la cruz triunfante, con la que domina y atraviesa el cuerpo del dragón, símbolo del mal. En la mano izquierda sostiene una balanza, símbolo de justicia divina, para indicar a los hombres la hora del Juicio Universal.

Para ayudarle en este mandato divino, el arcángel se encuentra rodeado de dos ángeles en distintas posturas, que hacen sonar sus trompetas para avisar a los hombres. Estos ángeles, con sus alas áureas extendidas, van revestidos de albas adornadas de oro y en sus manos sostienen los mencionados instrumentos. El arcángel se encuentra sobre un suelo vegetal a modo de alfombra, respetando la más pura estética de la pintura flamenca.