NUEVA OBRA Y RESTAURACIÓN DE FERNANDO AGUADO

Con información del autor (23/03/2024)


 

 

Esta representación de San Dimas (el buen ladrón) es la segunda figura del misterio procesional que Aguado proyectó en 2013 para acompañar al Nazareno de la Salud (Hermandad de la Salud de San Rafael, Jerez de la Frontera), obra tallada también por el escultor e imaginero sevillano que fue presentada en La Hornacina el 23 de marzo de 2012.

Recordemos que el conjunto escultórico representa el inicio del camino hacia el monte Calvario desde el pretorio, cuando Jesús abraza la Cruz mientras los ladrones Dimas y Gestas reciben el "patibulum" de manos de los soldados romanos; uno de ellos, presentado en el portal el 4 de mayo de 2023, fue estrenado el pasado año.

 

 
 

 

Con esta talla policromada del buen ladrón, Aguado realiza una obra cercana a la escultura mística, más cercana a un asceta abnegado tras una extrema penitencia que a un condenado a muerte por latrocinio y sacrilegio, cuya conversión no se produjo hasta los instantes que precedieron su muerte en la cruz.

Lejos del realismo violento del mal ladrón, Dimas emociona a los fieles por su humildad y la defensa que hace de Cristo; de ahí que, en este caso, Aguado logre dicha emoción presentándolo con el mismo enfoque sensible y entregado que utiliza para el Nazareno, extenuado tras ser objeto de torturas y sin oponer resistencia ante su fatal destino.

 

 

 

Por otro lado, Fernando Aguado ha restaurado, de cara a su procesión el próximo Domingo de Ramos, la escultura de Judas Iscariote que forma parte del apostolado tallado entre los años 1975 y 1982 por Luis Ortega Brú para la hermandad sevillana de la Sagrada Cena. Una obra que se encontraba muy dañada a nivel estructural, con ensambles sueltos, presentando también numerosos repintes y depósitos de suciedad acumulados.

La intervención de Aguado ha consistido en la consolidación de la talla, el resanado de sus ensambles, la realización de un exhaustivo proceso de limpieza y la eliminación de los añadidos que ocultaban su apariencia original; respetando escrupulosamente, en todo momento, los valores originales conferidos por Ortega Brú.

 
 
 
 
 
 
 
 

La mejor imagen del misterio hispalense de la Sagrada Cena pertenece a la primera entrega de tres apóstoles que Ortega Brú llevó a cabo entre 1976 y 1977, cuando aún no había recibido la orden de la hermandad de dulcificar las facciones de los restantes, hacerlos de candelero -si bien Manuel Hernández León acabó sustituyéndolos por cuerpos anatomizados, aunque de menor peso que los de Brú- y moderar la intensidad expresiva del rostro.

Judas Iscariote conserva, por tanto, la anatomía original en cedro del escultor sanroqueño -quien, según su sobrino Manuel Ortega Alonso, concibió la escena como un ballet en el que las doce figuras interactuaban entre ellas como si bailasen-, así como todo el expresionismo heredado del arte alemán a través del cual Brú imprimió la rebeldía del traidor que puso a Jesús ante el hecho consumado de su detención.

 
 
 
 
 
 

 

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