RESTAURACIÓN DE FERNANDO AGUADO PARA SEVILLA

Con información del autor (19/02/2024)


 

 
 
 
 
 
 
 
 
Estado inicial y final. Conjunto y detalles

 

Los trabajos han sido practicados en el Cristo crucificado de los Hermanos Menores Capuchinos de Sevilla, una talla que, hasta el momento, presidía la iglesia conventual y que, gracias a la labor investigadora de Jesús Manuel Lozano Muñoz, ahora sabemos que tuvo como destino original la pequeña capilla de la Venerable Orden Tercera anexa al templo y situada en el compás del convento, lugar donde se celebró el acto de presentación de la imagen restaurada.

La restauración de Fernando Aguado, Licenciado en Bellas Artes y Conservación y Restauración por la Universidad de Sevilla (US), ha durado casi cuatro años -comenzó en el verano de 2019- porque el estado de conservación del crucificado era muy deficiente: roturas de ensambles, fisuras, golpes y pérdidas de soporte, dedos de manos y pies, capa de preparación y policromía, la cual se encontraba muy levantada y disgregada en algunas zonas. Asimismo, presentaba hasta tres capas de pintura en algunas zonas, ocultando todos los valores cromáticos propios de su época de hechura.

Una intervención la de Aguado que, bajo el lema "El renacer del Manierismo en Sevilla", ha revelado los valores histórico, artísticos y estéticos propios del manierismo sevillano, todos ellos concentrados en esta imagen de Cristo muerto, cuya recuperación viene a enriquecer el patrimonio sacro escultórico de Sevilla.

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Estado inicial y final. Detalles

 

Este largo y complejo proceso de restauración ha contado, en primer lugar, con una fijación preventiva de la capa pictórica del crucificado, a lo que siguió una limpieza de los múltiples repintes y añadidos que presentaba, aforando la verdadera sangre y las laceraciones de la flagelación, así como los verdaderos ojos entreabiertos, el modelado original de la barba y todas las zonas amoratadas de cardenales y livideces cadavéricas.

Por otro lado, se han consolidado todas las estructuras y  fisuras de la figura, así como  las partes de las mimas que estaban desensambladas, estucando y reintegrando cromáticamente el restaurador, con técnicas al agua y pigmentos al barniz, todas las zonas donde intervenidas, como aquellas que había que unificar con la policromía descubierta. La cruz arbórea y el "titulus crucis" también han sido sometidos a labores de limpieza, consolidación y reintegración.

Esta imagen del siglo XVII deriva de los modelos manieristas creados por Giambologna. Un estilo que, como podemos observar en el Cristo crucificado de Capuchinos, se caracteriza por la línea serpentinata de la silueta, las alargadas proporciones, el canon esbelto y detalles como la inclinación de la cabeza hacia el lado derecho y los pies sujetos por un solo clavo, que al montarse, fuerzan el desplazamiento de la cadera.

 

 
 
Estado final

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com