Barrabás se halla representado instantes después de haber sido sacado de su celda para estar presente en el acto de liberación de un preso por parte de Poncio Pilato con motivo de la Pascua Judía, de ahí que aparezca cegado por la luz, vestido con harapos y con una venda, tallada por el escultor en el mismo bloque craneal, que le cubre la oreja derecha, sangrante tras recibir una paliza por los soldados de Roma.

Uno de esos soldados conversa con el centurión que custodia el trono del gobernador romano, al tiempo que tira de la cuerda con la que lleva amarrado a Barrabás con el fin de colocarlo detrás de Cristo. En ese momento, el reo aclamado por el pueblo, casi perdiendo el equilibrio, vuelve aturdido la cabeza hacia Pilato, pensando en cuál será su destino. Mientras tanto, el sanedrín aparece simbolizado en la escena por un sacerdote judío (ver enlace) que incentiva el grito de condena a Jesús.

Por su parte, Claudia Prócula intercede por Cristo ante el centurión que escolta el trono. La figura femenina, casi concebida como una Dolorosa, aparece demudada, pálida y con los ojos a punto del llanto.

Toda la disposición de este conjunto escultórico para la Hermandad del Ecce Homo de Aspe (Alicante) se halla supeditada a las medidas del trono procesional, habiendo dotado Fernando Aguado a las figuras del mayor dinamismo posible, teniendo en cuenta que muchas de ellas se encuentran en actitud de reposo.

Si pulsan en la imagen superior, podrán acceder a una completa galería fotográfica de un grupo cuyo vestuario ha sido diseñado también por Aguado, siendo cinceladas las piezas de orfebrería por Manuel de los Ríos.