20 PREGUNTAS A FRANCISCO ROMERO ZAFRA

Jesús Abades


 

¿Es el imaginero de moda?

No, en absoluto, llevo 15 años trabajando y jamás me ha faltado el trabajo, es cierto que cada vez mi obra se conoce más y cada día tengo más adeptos, las modas pasan y yo espero seguir trabajando muchos años.

¿Seguir los modelos clásicos de imaginería puede acabar siendo una cárcel creativa?

No se pueden olvidar a los clásicos, ni de imaginería ni de escultura o pintura en general, en realidad son nuestros maestros. Es innato tanto en el ser humano como en los animales, aprenden de sus semejantes. Pero el ser humano por naturaleza también es creativo y a veces le prestamos poca atención a esa capacidad, nos falta fe en nosotros mismos y pensamos que lo que no es igual, no va a gustar y por eso nos limitemos a copiar. Crear modelos nuevos es muy difícil, pero si interpretar y también es factible, decir lo mismo que otros, pero de forma diferente.

¿Su mejor experiencia a lo largo de su trayectoria?

El principio, la primera exposición en la que participé, organizada por la Hermandad de La Merced de Córdoba, siendo su Hermano Mayor y organizador, D. Miguel Ángel de Abajo, en el edificio de la Diputación de Córdoba y la adquisición en la misma por una pro hermandad de mi primera imagen, Rocío y Lágrimas, la inocencia de la experiencia, hace que la misma situación, que en la actualidad es normalidad, en aquel momento profundizó en mí y me dio seguridad para seguir en un mundo que desconocía desde los principios básicos. Más adelante he tenido muchas buenas experiencias y cada día las tengo.

¿Y la peor?

Cuando el cliente pide conocer la fecha de finalización de la obra, para mí, una obra siempre está inacabada.

Su estilo artístico tan pulcro, una auténtica filigrana en opinión de muchos, ¿tiene alguna influencia de sus años de trabajo en el gremio de la joyería?

Jamás he trabajado la joyería, el tiempo que dediqué a la misma fue a la venta a mayoristas, jamás he realizado una joya y es algo que no me atrae. Esa pulcritud a la que se refiere, es innata en mí, me gustan las cosas bien terminadas, en todos los aspectos de la vida.

Usted se declara autodidacta y yo le pregunto: ¿qué tiene que ocurrir para que una persona se de cuenta de que tiene cualidades para ser un imaginero? ¿Es una cuestión de seguridad en uno mismo?

En toda una vida, nadie es capaz de descubrir el total de cualidades que cualquier persona posee y es capaz de desarrollar. De siempre he tenido cualidades para hacer con las manos, en cualquier aspecto, lo que vulgarmente se llama un manitas. Mi afición por las artes en general es desde pequeño, sobre todo la pintura. La cualidad y afición por la imagineria, la descubro por casualidad a los treinta y cinco años. Siempre me sentí seguro en el volumen y de hecho es lo que más me gusta.

¿Para que destino le gustaría trabajar?

Cualquiera que valore mi trabajo, es sin duda el mejor destino. Lógicamente Sevilla es uno de los sitios más difíciles de entrar siendo de fuera y de hecho me gustaría trabajar para ella.

Las ventajas son evidentes, pero ¿qué inconvenientes tiene el hecho de ser un artista tan cotizado, como es su caso?

Cotización suena a dinero y se puede dar a entender que soy caro, creo que en relación calidad-precio soy barato. Soy valorado, pero no cotizado, la cotización, se la marca uno mismo, creo que cobro lo justo.

¿Quién le ha dado el mejor consejo para mantenerse en el mundo de la imaginería?

No hay consejos válidos ni truquillos, simplemente poner el alma y ser honesto contigo mismo y sirve para cualquier aspecto de la vida y cualquier profesión.

En su opinión, ¿quién o quiénes han sido los maestros imagineros por excelencia?

Hay muchos, pero para mí, por excelencia, Montañés.

¿Cómo es el momento de ver por primera vez una obra suya aclamada y vitoreada durante una procesión?

¡¡TIERRA TRÁGAME!! Entiendo que es la forma que la gente tiene de expresar lo que siente en ese momento, alegría y agradecimiento, pero ten en cuenta que cada Imagen es parte de mí y me siento representado en ellas y en ese momento es como si me lo hicieran a mí y me da vergüenza, soy bastante tímido, pero sé entender esas actitudes.

En sus creaciones, ¿hay un deseo de hacer justicia a los infravalorados imagineros cordobeses del XVIII?

¿Quién soy yo para salvar a nadie?. Cada uno en cada época ha hecho lo que ha podido y creído conveniente, en mi caso hago lo mismo, la historia se encargará de hacer justicia y darle a cada uno el sitio que le corresponda. No me siento salvador de nada. Me importa el día a día, lo que hago y siento. La historia decidirá si mi humilde aportación a la imaginería ha merecido la pena o no, me preocupa el futuro, la historia no.

¿Qué tiene la cordobesa Virgen Nazarena que no tengan las demás?

Expresividad, sentimiento, anatomía. De las Dolorosas de Córdoba, creo que es la que mejor representa su papel, el drama dulcificado.

Dicen de usted y de su amigo Bernal que ponen los postizos a una imagen como nadie, y que sus pátinas y el modo de aplicar la policromía a una talla no tienen parangón en la actualidad, ¿de dónde surge tan laborioso afán por el naturalismo de una talla?

No hay nada que exprese la realidad mejor, que la misma realidad y tras años de estudio, esfuerzo y convencimiento de que es la forma mas adecuada de expresar lo que sientes. Es otra forma y creo que válida.

¿Qué hace cuando no trabaja?

Trabajo. siempre trabajo. Me gustaría disponer de más tiempo libre, para viajar y relacionarme con otros compañeros, para intercambiar conocimientos e impresiones. Debido a mi pulcritud conceptual, me siento incapaz de delegar en aprendices o colaboradores que podrían aligerar mi producción.

¿Qué ha ocurrido en Córdoba tan especial para que hayan despuntado tantos y tan buenos imagineros en tan poco tiempo?

Demanda y afán de superación. Basta con entreabrir una puerta para que nos demos cuenta que por allí se puede pasar a otra dimensión, lo difícil es abrirla.

¿Cuál es el proyecto más ambicioso al que se enfrentará próximamente?

Actualmente hay varios, pero sin duda El Traslado al Sepulcro para Córdoba es el que más ilusión me hace. Es un proyecto bastante ambicioso y original, La Madre como motivo central, se desprende del Hijo para su sepultura.

Se dice que no existe una “mejor obra” para una artista, pero me han soplado que el Cristo de la Expiración que labró para su pueblo natal es el niño de sus ojos, ¿me mienten?

Para mí, sí existen obras mejor acertadas y otras no tanto, pero a todas guardo un buen recuerdo y tengo gran cariño. Ciertamente al Cristo de la Expiración le tengo un aprecio especial, por lo que representa y donde está, pero hay otras que también son niños de mis ojos, a todos los considero sangre de mi sangre, como dice mi madre.

Resultan insólitas entre los artistas afamados tanto su tremenda humildad como su capacidad de autocrítica, ¿cómo lo hace? ¿Quién se encarga, ante tanto halago, de ponerle continuamente los pies en la tierra?

Mi propio ego me recuerda en todo momento: ¡¡ No eres nadie y no sabes nada!!. Para superarte a tí mismo, tienes que autocriticarte severamente y darte cuenta dónde has fallado y todas tienen fallos. La persona que se endiosa, pierde la esencia que es estar al servicio del arte, y no el arte al servicio del artista. La búsqueda de nuevas formas hace que este medio valga la pena.

Por último, decirle que le veo feliz. ¿Cree usted que la inspiración sólo llega cuando uno tiene una vida personal rica e intensa, o sin embargo no hay mejor forma que pasarlas canutas para lograr el momento artístico más elevado?

Soy feliz con mi profesión. Hace unos años era impensable para mí estar donde estoy y hacer lo que hago, jamás busqué la fama ni el dinero y de hecho, ni tengo fama ni dinero, pero sí el agradecimiento y reconocimiento sincero de personas que han confiado en mí y no se han sentido defraudados, es el pago emocional que cualquier artista desearía recibir. Para trabajar, necesito tener paz y tranquilidad, no creo en los estereotipos de la necesidad obliga. Es cierto que el estado emocional se refleja en la obra, yo hasta el momento jamás las he pasado canutas, y si algún día me ocurre, se lo contaré.

 

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