VENTURA GÓMEZ CONCLUYE UNA DE LAS OBRAS PÓSTUMAS DE LUIS ÁLVAREZ DUARTE

Jesús Abades (18/08/2021)


 

"La intención de dejar la obra como a él le hubiera gustado entregarla es mi forma de agradecerle tanto a mi maestro"

 

 

¿Puedes hacernos una descripción de la obra que nos ocupa?

La imagen le fue encargada al maestro en el año 2015 ó 2016 para una colección particular de una familia de Cataluña, para la que ya había trabajado anteriormente realizando una Dolorosa y un Niño Jesús. Es una imagen de talla completa y representa a Cristo despojado de sus vestiduras. Está anatomizada íntegramente, tan solo lleva articulado el antebrazo para facilitar la vestimenta y la expresividad de las manos. Por ello, puede desvestirse hasta la cintura para poder mostrar su anatomía. Es de tamaño natural, viene a medir 184 cm de altura. Lleva una pose muy clásica, tal como el maestro ejecutaba sus obras, el pie izquierdo adelantado, las manos entrelazadas a la altura de la cintura y la corona de espinas tallada en el mismo bloque de la madera.

¿En qué estado se encontraba la obra cuando tuviste que hacerte cargo de ella?

Mi maestro dejó la obra terminada de talla completamente, así como los ojos de cristal, que también fueron realizados por Luis, con unos cuencos para hacer las medias esferas y policromados a mano, que él dejó colocados antes de colocar la mascarilla. Luis, por tanto, dejó la imagen acabada de talla, con sus ojos puestos y con la primera mano de imprimación para la preparación de la policromía, aunque sin estar la misma acabada totalmente, pues había que pulimentar aún más en tonos planos y sonrosados. Cuando yo me hago cargo de la obra se puede decir que estaba terminada, a falta de la policromía final y las espinas de la corona.

¿Es la única obra de tu maestro que quedó sin terminar?

No. Quedaron varias obras en las que también estoy trabajando, lo que ocurre es que se están terminando por prioridades. Aparte de este Cristo despojado de sus vestiduras, también hay otra imagen de bastante envergadura: un "San José" para La Línea de la Concepción (Cádiz), que también es de talla completa y va completamente estofado en oro fino, por lo que es un trabajo más laborioso y requiere más tiempo, y un "Crucificado" que ya se está acabando y esperemos que esté listo para dentro de unos meses. Aparte, también quedaron terminadas dos obras, una de tamaño académico y una "Dolorosa" a tamaño natural.

 

     
     
     
     
En estas fotografías vemos al maestro Luis Álvarez Duarte trabajando en la imagen de Cristo despojado de sus vestiduras. Se aprecian en ellas como el Cristo tiene ya colocados los ojos de cristal en su mascarilla.
     
     
 
     
     
     
     
En estas fotografías con la imprimación aparece el Cristo despojado de sus vestiduras tal cual quedó de su mano cuando falleció. Esa capa de imprimación base incluso tapa los ojos para protegerlos de los procedimientos de pulimento final necesarios para su terminación. Luego, a punta de bisturí, se limpian quitando esa película superficial del cristal.

 

¿En qué estado se encontraban el San José y el Crucificado?

Un poco menos adelantadas. Al "Crucificado" le falta por terminar un brazo que estamos reproduciendo en talla directa, asemejándonos siempre a la misma forma que trabajaba el maestro. Falta policromarlo y realizar la cruz, que tampoco estaba hecha. Con respecto al "San José", tanto de cintura para arriba como la cabeza estaba muy bien definido; el resto, en la parte más baja, no estaba tan definido como la anterior, pero estaba abocetado, solo que tenía más trabajo de talla, para lo cual se está siguiendo un boceto del mismo que dejó también Luis con un modelado muy terminado. Como es lógico, queremos finalizar ambas usando las formas que el maestro tenía en la realización de sus obras. Nos ceñimos completamente a su estilo.

¿Qué sientes al tener que finalizar una obra inconclusa de tu maestro?

Un cúmulo de sentimientos porque es sentir un vacío que se nota desde el primer día. Luis era una persona con mucho temperamento y carácter, su vida se reducía al estudio, donde su energía está latente y se percibe, sobre todo los que hemos estado tanto tiempo a su lado. Y aparte, por supuesto, es una gran responsabilidad.

Querría destacar que yo en ningún momento tenía ningún afán por terminar ninguna de sus obras; es más, las dejaría tal cual las dejó mi maestro, pero al tratarse de unas obras de imaginería popular en las que imperan muchos factores además del artístico, como el devocional y los donativos que las personas han ofrecido para la realización de las obras, había que darles un término sí o sí. En ningún momento pretendí ni busqué un protagonismo ni nada parecido, yo solamente he puesto mi mano al servicio de ellos para realizar algo que había que acabar.

Hay otras obras, importantes también, que se quedan tal cual. Ya sabéis que, todos los años, mi maestro realizaba una Dolorosa y otras obras, muchísimas, que realizaba por iniciativa propia, como entusiasta de las artes que era. Esas obras sí que se quedan tal cual las dejó.

En los casos anteriores, Cristo despojado de sus vestiduras, "San José" y el "Crucificado", las partes contratantes quieren que se terminen las obras, y tanto ellos como la familia, en el caso del Cristo despojado de sus vestiduras, han confiado en mí, lo que ha hecho sentirme muy arropado e integrado. Después de tantos años que he estado en su taller, para mí es una gran satisfacción y lo estoy haciendo con muchísimo respeto. Yo aquí no pongo nada de mi parte, me refiero a mi creatividad artística, solo aporto los conocimientos que, desde el primer momento que entré en el taller, Luis me enseñó, "la receta de la cocina de las Bellas Artes" como a mi maestro le gustaba decir. Intento imitar al máximo lo que era su técnica y su terminación, es mi único afán. Para mí es un honor impresionante y los sentimientos, evidentemente, afloran.

También adelanto en mi estudio de Mairena del Alcor (Sevilla) mis propios trabajos, por lo que hay días que estoy en Mairena y otros que estoy en Gines, donde Luis vivía y tenía su taller. Estar en Gines es complicado, sobre todo fueron muy duros los primeros días, los que costaron más trabajo, porque como ya dije, su energía sigue patente allí, de forma que los sentimientos afloran y uno se emociona cuando toca algo tan sagrado como lo que dejó por acabar mi maestro. Soy conocedor de sus formas y su técnica, y por eso mido mucho lo que estoy haciendo para no poner nada de mi parte y hacerlo todo como sé que él lo haría. Estoy muy contento con el resultado que están teniendo las obras, y también estoy muy agradecido a la familia, en el caso del Cristo despojado de sus vestiduras, y a las personas que encargaron las obras, en el caso de las otras dos, por la confianza que han depositado en mí para la finalización de las mismas.

Para quien no lo conociera, ¿cómo era Luis Álvarez Duarte a nivel personal y profesional?

Una persona para la que toda su vida era su arte. Una persona, como he dicho, con muchísimo temperamento, aunque también era muy noble, como hemos visto en tantas entrevistas que concedió, entre ellas las vuestras. Era una persona con muchísima inquietud artística, muy constante, disciplinado e inconformista, siempre buscaba hacer lo mejor; de hecho, ahí está su obra, en la que se puede observar todo ello perfectamente. Era muy serio en el trabajo, ya que su vida, como he comentado antes, era su estudio. Cuando lo sacabas del estudio, como que no vivía. Pasaba las 24 horas del día pensando en el trabajo y trabajando.

 

     
     
 
     
     

 

También para quien no lo sepa, ¿cuál era tu labor como colaborador y discípulo en el estudio de Luis?

Yo he estado muchos años a su lado. Lo conocí en el año 1991, a raíz de que en mi pueblo, Mairena del Alcor, se restauraron las imágenes de una cofradía de la que mi padre era hermano mayor. Yo también hacía cositas desde pequeño, solo y con un amigo que estudiaba Artes y Oficios. Fue entonces cuando Luis vio algo en mí y me invitó a ir a su estudio para que aprendiera con él todo lo relacionado con la imaginería. Pasaron los años y aprendí las técnicas, el modelado, el dibujo... y lo que es el trabajo en un taller, lo que llamamos "el oficio". Con el tiempo, empezaron a llegar mis primeros encargos, muchos avalados por Luis, ya que mi maestro me recomendaba porque, muchas veces, no podía hacerse cargo de tanto trabajo. Poco a poco, fui cogiendo más experiencia y Luis me fue dando más participación, aunque nunca en la parte creativa, ya que eso es muy personal en esta disciplina artística. Yo colaboraba mucho en los procedimientos de preparación, en el ensamblaje de maderas junto con el carpintero, José María Vallejo. También trabajé mucho con Luis el tema de la restauración, ya que a mí, que también soy pintor, se me ha dado muy bien siempre la preparación y consecución de los colores, así como las reintegraciones.

Quiero puntualizar que, en el estudio de Luis, siempre se hacía lo que él dictaba. Luis lo dirigía todo y yo me limitaba a colaborar técnicamente en sus trabajos. Yo modelaba allí todos los días con él hasta que abrí mi taller propio en Mairena del Alcor, mi pueblo natal, pero nunca perdí el contacto con mi maestro, siempre iba algunos días de la semana o cuando necesitaba ayuda.

Dejando a un lado las restricciones por la pandemia y el confinamiento, ¿crees que la figura de Luis Álvarez Duarte, desde su fallecimiento hace ya casi dos años, ha tenido el reconocimiento que merece?

Su legado está ahí. Es cierto que ha habido un parón en todos los sentidos y eso, quieras o no, ha podido afectar a los homenajes que merece, pero también se han realizado muchísimas cosas; de hecho, yo he participado en varias como alumno suyo que he sido durante tantos años, como unas conferencias que se hicieron en Almería. Sé también que hubo un aluvión de llamadas a la familia con actos que se iban a realizar, memoriales, etcétera, y que todo se ha quedado parado debido a la pandemia, como has dicho antes. Yo estoy seguro que la figura del maestro siempre se va a seguir recordando; de hecho, en Málaga y San Fernando (Cádiz) se empezaron también a organizar memoriales que tuvieron que ser paralizados. También ha habido muchas publicaciones. La figura del maestro no se perderá nunca porque ahí están sus imágenes, que son la devoción del pueblo y el mejor reflejo de su obra, y estamos también nosotros, las personas que hemos estado cercanas a Luis, y, por supuesto, su familia. Todos estamos trabajando mucho en preservar lo que ha dejado mi maestro, todo su legado, incluidos sus modelos y sus obras inacabadas. Todo se está catalogando para que el día de mañana quede para el deleite de las personas. Se habló de una magna exposición de su obra y eso también quedó parado, pero creo que, con el tiempo, poco a poco llegará todo. Sería también un buen momento para presentar una publicación sobre sus obras civiles, que son muchas y la mayoría de estilo costumbrista. Solo con ellas daría para una publicación enorme. Luis tuvo mucho éxito en unas exposiciones que celebraron a finales de los años 70 y los 80 en una galería de la plaza sevillana de Doña Elvira, llamada Galería Álvaro. Siempre tuvo la idea de volver a exponer y trabajaba para volver a hacerlo. Mi maestro, además de la imaginería, hizo muchas piezas escultóricas siguiendo el costumbrismo y los tipos sevillanos que tanto le entusiasmaban, y llegará el día en que todo ello deba salir a la luz para que la gente pueda disfrutarlo.

Hablando ahora de ti, Ventura, de tu estudio y de tu trabajo en Mairena del Alcor, nos gustaría saber en qué proyectos te encuentras trabajando en estos momentos.

Pues ahora mismo, gracias a Dios, tengo mucho trabajo ya que compagino la terminación de la obra de mi maestro junto con el trabajo en mi taller. Estoy trabajando en una "Dolorosa" que me ha encargado la Cofradía de la Sentencia de Palencia, para la que hace años hice el Cristo y un romano. El próximo 2022, para la primavera, presentaremos la imagen de la Virgen. También para la Cofradía del Prendimiento de Cáceres estoy realizando la figura de "San Pedro". Se trata de un misterio que, poco a poco, se va realizando ya que hubo un poco de parón por la pandemia. También estamos retomando los trabajos en el misterio de la Hermandad de la Estrella de Guadix, a la que les hice la Dolorosa hace unos años y los trabajos que hicieron con la imagen del Señor y las figuras del misterio, del que se realizó la figura ecuestre con el romano. También estoy acabando la decoración escultórica del paso del "Santo Entierro" de Mairena del Alcor, estoy realizando una imagen muy interesante de la "Magdalena penitente" para una colección privada, he entregado recientemente una imagen de la "Flagelación de Cristo" para las Islas Canarias, y, gracias a Dios, tengo muchísimas obras y proyectos, tanto en imaginería como en pintura y restauración, aparte de obras para particulares de pequeño formato.

 

 
     
     
 

 

Después de casi 30 años trabajando y aprendiendo con Luis, ¿el sello de tu maestro te acompañará siempre?

Para mí es un orgullo el haber estado con una persona de tanta grandeza artística. Al maestro lo conocemos todos, y la verdad es que no solo ha sido un referente, sino que ha creado escuela. En su estudio he estado yo muchísimos años, y a última hora ha estado también un gran artista como es Luis Molano Mérida, que también sigue esa senda y le va fenomenal, y, además, tenemos muchísimo compañerismo y amistad. La figura del maestro siempre va a estar ahí, nos hemos nutrido de sus enseñanzas y fue una persona de tanta magnitud que es imposible que no dejara huella. Yo estoy muy satisfecho de haberlo conocido, de que me enseñara y de que me abriera las puertas en este mundo de la imaginería. Ahora nosotros tenemos que defender siempre su figura y sus enseñanzas de la mejor manera que sabemos, que es hacer nuestras obras de la mejor manera posible. Ya luego cada uno tendremos que buscar nuestro sello y nuestro sitio, pero partiendo de la base de las enseñanzas de Luis. Puede parecer que su sombra nos eclipsa un poco, pero es que él era nuestro maestro, nos hemos nutrido de sus enseñanzas, como he comentado anteriormente, y eso es lo que nos ha hecho tirar del carro para seguir adelante. Cada escultor tiene el sello del taller del que ha salido aprendiendo el oficio y, a mí me enorgullece y vanagloria haber estado y aprendido con un maestro de la categoría de Luis Álvarez Duarte, al que le estaré siempre muy agradecido.

Hablando de los discípulos de Luis, qué nos puedes aclarar sobre este tema, ya que, según nos dijo en una de las entrevistas que concedió a La Hornacina, el único discípulo que tenía eras tú.

Sí, efectivamente, aunque en los últimos años, Luis Molano estuvo muy intensamente en el taller de mi maestro ya que yo, por motivos y cargas familiares, no podía ir tanto como antes. Nunca dejé de ir, pero mi maestro se apoyó en Luis Molano como lo hacía conmigo. De hecho lo ha querido mucho y lo ha admirado, y lo consideraba un discípulo. Yo he estado vinculado al maestro y a su familia 26 años, y he estado casi yendo a diario al taller todo este tiempo, tanto colaborando con él como realizando mi obra en su estudio.

Recuerdo a un chaval llamado José Miguel, que duró poco tiempo y luego no ha seguido la trayectoria artística. Antes que él creo que había otra persona que, quizás, luego Luis no ha reconocido, y sí pasó otro compañero que estuvo un tiempo largo también, un magnífico escultor al que admiro muchísimo y con el que tengo amistad, que es Elías Rodríguez Picón, de Huelva. Elías estuvo allí en el estudio codo a codo conmigo, casi dos años y casi a diario. El maestro lo acogió, aunque después no sé qué pudo pasar porque no lo reconoció, aunque Elías es un gran artista y yo lo admiro muchísimo. También pasó mucho por el taller Miguel Ángel Domínguez Caballero, aunque no se puede decir que estuviera allí trabajando, pero sí iba mucho y Luis le explicaba muchas cosas, siempre tuvo mucha y muy buena relación con el maestro, era como su asesor. Y como he comentado ya, en estos últimos años, Luis Molano fue una parte fundamental del taller.

Por último, Ventura, ¿te gustaría decir algo a modo de conclusión?

Me gustaría resaltar y enfatizar en que todo lo que se ha hecho, respecto a las obras inacabadas, ha sido con el máximo de los respetos. Aunque disfrutando al máximo con la satisfacción de hacerlo, en ningún momento ha sido algo que he pedido o que haya querido, sino que han confiado en mí para su finalización ya que las obras estaban entre dos aguas y había que terminarlas. Todo lo demás que hay en el taller, caso de obras que estaba modelando y que tienen hasta sus huellas en los pellizquitos del barro, se va a quedar tal cual. Pero el Cristo despojado de sus vestiduras, "San José" y el "Crucificado", había que terminarlas, y ello se está haciendo con todo el respeto y ciñéndome al máximo a lo que era su procedimiento y entendimiento, algo que nos inculcó a sus discípulos desde primera hora. Si yo pensara que no estaba capacitado para hacerlo, nunca lo hubiera hecho, eso por supuesto, pero para mí es como una forma de agradecimiento al maestro por tantos años de enseñanza, de buen trato y de acogerme en su casa. Quizás esa intención de dejar esas obras tal y como a él le hubiera gustado entregarlas, sea mi forma de agradecerle tanto. También me gustaría agradeceros a vosotros la oportunidad de poder presentar una de esas obras, y de explicar tanto su proceso, como sus motivos. 

 

 
 

 

Fotografías de Ventura Gómez Rodríguez

 

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