SERGIO DEL AMO

Jesús Abades (31/01/2021)


 

"La escultura está hecha para revivir lo que ha sentido el escultor"

 

 
 
Foto: Paula Montálvez

 

Háblanos un poco sobre el origen del proyecto escultórico "El abrazo vacío", que constituirá un homenaje de la ciudad de Guadalajara a quienes han luchado y luchan contra la pandemia provocada por el COVID-19.

El proyecto nace de una pequeña empresa llamada Axon Fisioterapia, muy cercana a mi estudio. Es una de esas pequeñas empresas que, con gran generosidad, pese a seguir pagando sus cuotas de alquiler y sus cuotas de autónomo pese a la pandemia, ha contribuido económicamente para que su propuesta siga adelante. También he recibido el respaldo del doctor Manuel Millán, una persona admirable, un médico que, estando ya jubilado, se ha reincorporado al sistema sanitario en plena pandemia, y que preside la asociación que lleva el nombre de la escultura. Hay que dar las gracias también al Ayuntamiento de Guadalajara por la gran aportación económica que ha hecho, que se completará gracias a esa campaña de crowdfunding.

¿Se sabe cuál va a ser la ubicación del monumento?

Irá ubicado en un parque del centro de la ciudad, muy cerca del famoso panteón de la Duquesa de Sevillano. No irá a la sede de ninguna fundación ni de ninguna empresa, sino a un sitio privilegiado y realmente digno de Guadalajara que realzará sin duda la escultura. Es el Ayuntamiento de la ciudad, además, el que ha dispuesto de su ubicación y de su disfrute para la ciudadanía.

¿Cuándo se inaugurará?

En un principio pensaron que a finales de diciembre, pero hubo muchos problemas como el confinamiento del propio alcalde o la situación de confinamiento perimetral que vivimos en la actualidad. Hasta por lo menos el próximo mes de mayo no se va a hacer nada, entre otras cosas porque quieren que sea un acto multitudinario en la medida de lo posible, en el que haya distancias de seguridad pero al que pueda acudir el mayor número posible de gente, que no se quede en un mero acto simbólico. Espero que en mayo haya mejor tiempo, porque hay años en los que ha sido un mes de nieves en Guadalajara, y que para entonces haya mejorado la situación sanitaria, porque en estos momentos el hospital está hasta arriba.

En el precioso vídeo que habéis hecho como introducción a la presentación de "El abrazo vacío" podemos ver, sobre todo en los instantes en los que aparece en tu estudio, como ha ido de menos a más, en cuanto a tamaño, hasta adquirir finalmente unas proporciones que podríamos calificar de colosales.

En el interior del estudio, aunque sea una pieza de dos metros y algo, lógicamente queda exagerado, pero ya te adelanto que en la calle no se va a ver tan grande una pieza de estas dimensiones, algo que tampoco me asusta. Yo empecé en efecto con unas maquetas más pequeñas, pero al final vi necesaria una envergadura más grande hasta el punto de apurar lo que me daba mi estudio.

En estos momentos la escultura se encuentra en fase de fundición.

Al final de la fundición, mejor dicho. De hecho, es casi seguro que las últimas partes de la escultura se acaben de fundir esta semana. Yo he estado repasando ceras y todo lleva muy buen ritmo, estoy contento con la fundición y el impecable trabajo que hace. Se ha fundido en Madrid, en la fundición Bronces Artísticos.

 

 

¿Y qué tal va la campaña de crowdfunding?

Va bien. Se está sumando gente de muchos sitios, muchas personas que no son de Guadalajara pero que poseen vínculos con el arte y un compromiso con la causa, e incluso conmigo mismo, y que por ello han querido colaborar económicamente. Quizás, aunque no estemos en las mejores circunstancias, falte aún una mayor conexión con la ciudadanía de Guadalajara para conseguir ese empujón final, pero bueno, estoy contento porque la campaña funciona bien y la gente está colaborando.

Una de las cosas que más me gusta de este proyecto es que incorpore una peana inclusiva para que la gente pueda interactuar con la obra. Va a resultar por tanto un abrazo que se vaya a prestar a otros abrazos.

Ya se han vivido imágenes muy bonitas cuando estuve modelándolo en el estudio, como la de dos amigas que estuvieron de visita y se dieron un abrazo dentro de la escultura. Yo mismo me he tenido que meter en su interior varias veces cuando he estado modelando las orejas o el cráneo. Es como modelar un lugar vinculado al arte y a la estética, pero también un símbolo de encuentro en el que abrazar y sentirse abrazado, algo parecido a un banco que hay en Guadalajara, al que llaman "banco del beso", donde las parejas van a besarse.

¿Te gusta en general que la gente interactúe con tus esculturas?

Yo soy muy de tocar y creo que la escultura está hecha para revivir lo que ha sentido el escultor, para revivir ese tacto, esa textura, esa contemplación del volumen... Por eso creo que el tacto tiene mucho también que ver con las esculturas, al menos con las mías. A mí personalmente me encanta que la gente las toque, las abrace, e incluso, aunque pueda parecer un gamberrismo, que les hagan pintadas y se cuelguen de ellas, porque eso no deja de ser una forma de interactuar, y desde luego a mí no me va enfadar ya que así se consigue el propósito de que la escultura esté metida en la ciudad, que esté en simbiosis con la gente que la habita. "El abrazo vacío", desde luego, no va a ser una excepción, su mensaje es el de tocar, el de abrazar tanto a los que están, por su valentía y su lucha puesta en la pandemia, como a los que desgraciadamente no están a causa de ella. Soy consciente de que la gente puede subirse a ella y, de hecho, en fundición está todo pensado para que pueda soportar muchos kilos. No tengo ningún reparo para ello.

Yo creo que incluso hasta la pintura que yo hago, porque yo pinto mucho por capas, con materia que muevo muchas veces muy a favor del volumen, si no para tocar, es algo para ver en directo en la manera de tocar. En general yo estoy a favor de que las cosas se toquen y de que se puedan ver de cerca.

¿El título "El abrazo vacío" fue propuesto por la asociación que lleva su nombre o sin embargo fue un título que surgió de ti mismo relacionado o no con ello?

El vacío es una forma de volumen, un volumen negativo, hueco, un volumen sin nada. Cuando hablo de vacíos, hablo también del vacío en la pintura, que son los espacios en donde no hay acentos, ni quiebros de color ni de formas, sino que son espacios para el descanso, para que la vista se relaje o para llevar al espectador a otros puntos de interés. La escultura es un abrazo, lo que ocurre es que se abraza a lo que ya no está. Lo que yo modelo es lo que se ha ido, lo que queda en negativo, lo que nos falta, esa gente que entraría dentro ese abrazo. Por eso yo he modelado a una persona joven, porque quienes se han ido, en gran parte, son las personas mayores. En el vídeo hay un trozo muy simbólico que viene a resumir eso, el nieto que abraza a su abuelo. Al final, dentro de unos años, ese abuelo, de una forma o de otra, se habrá marchado, pero quedará ese nieto y ese abrazo, que será vacío pero esperemos que de forma natural. Ahora ese "abrazo vacío" se ha precipitado.

También la escultura tiene el simbolismo de abrazar el miedo, algo que vemos en su protagonista cuando cierra los ojos para refugiarse detrás de esos brazos como no queriendo ver. Quizás las cosas más importantes en la vida se hacen con los ojos cerrados: nacer, morir, besar, soñar... También "El abrazo vacío" simboliza la coraza con la que nos protegemos de las cosas que son importantes, como lo son también esas despedidas.

 

 
 
Foto: Paula Montálvez

 

¿Tuviste muy clara desde un primer momento esa composición de la obra o pensaste hacerla de forma diferente, incluyendo, por ejemplo, a dos personas aunque una estuviera algo velada?

Quería evitar temas como manos aplaudiendo, balcones y demás cosas que han querido reflejarnos como superhéroes. Todo eso me rechina bastante. Tenía claro que quería contar una historia que he vivido, la de despedirme de mi abuelo. Lo que no tenía tan claro era el tipo de estética. Tenía que ser una persona joven, pero no un niño. Tenía que ser alguien fuerte, pero no un adonis. Eso me planteó dudas. También me planteé ciertas simbologías relacionadas con la juventud de hoy en día, como los piercings o los cortes de pelo.

Hubo por tanto una acusada implicación personal en "El abrazo vacío".

El fallecimiento de mi abuelo era esperado, la pandemia fue solo su detonante. Su fallecimiento vino a poner en valor todo el elenco de vivencias que tuve con él y con otros ancestros, como mi padre o mi abuela. Cuando se va una persona mayor, algo de la persona joven muere con él. El joven deja de ser ese niño al que su abuelo, por ejemplo, abrazaba. Por eso "El abrazo vacío" también representa el paso de una persona joven hacia la edad adulta, cuando la infancia desaparece y uno pasa a ocupar otro puesto en la jerarquía familiar.

En tu obra, sobre todo en la pictórica, que es la que sigue prevaleciendo dentro de tu trayectoria artística, hay dos temas de gran peso: el amor y la muerte, sobre todo este último porque, según tus propias palabras, refleja tu propia personalidad. ¿No resulta eso un poco críptico para tu edad, siendo como eres tan joven?

Yo creo que es un paso muy positivo para la conciencia plena que representa eso que está ahora tan de moda llamado "mindfulness". El primer paso para esa conciencia plena es ser consciente de lo efímero de la existencia y de sus vivencias, y de que esto es un camino de preparación para la muerte, como decía Cicerone y no seré yo quien le contradiga. Un proceso preparatorio en el que debemos aprender las cosas con esa conciencia plena.

Sin embargo, eso se contradice un poco con tu obra escultórica, en la que has cultivado episodios de tauromaquia y otros figurativos que se antojan más vitales, más poderosos. Es como si en la pintura te centraras más en la muerte y en tus esculturas dieras más paso a la vida.

La idea que quiero contar o pretendo reflejar es la valentía de encaminarse hacia un destino. Otros escultores como Auguste Rodin, en algunas de sus obras como "Los burgueses de Calais", reflejan muy bien semejantes actitudes ante la muerte. Esa actitud de gallardía y conciencia ante el destino de todos yo la considero un símbolo de vitalidad. Lo que necesita para morirse es estar vivo, y al final la forma en la que una persona afronta la muerte dice mucho de cómo ha vivido la vida. Si lo haces por derecho, como se dice en el sur, es que has vivido muy por derecho. El que se muere encogido y acongojado es porque también ha vivido así. Los últimos pasos de ese caminar hacia la muerte reflejan mucho la manera en que uno ha caminado por la vida.

¿Piensas entonces, como artista y como persona, en que no debería importar la meta sino el camino y que los logros de la vida son las creaciones que hacemos y los recuerdos por las experiencias que vivimos?

Sí, porque al final somos espíritus viviendo la experiencia humana. Somos almas dentro de cuerpos que, en determinadas circunstancias, nos toca vivir una historia de vida y tenemos que aprender a vivirla. Y también, entre otras cosas, tenemos que aprender a amar y a lidiar con los conflictos que nos va planteando el día a día. A mí me salva mucho de la dureza de la vida el arte, no el que hago yo, sino el que contemplo en los museos o el que hace mis compañeros. El arte nos hace más feliz nuestro paso por este mundo.

 

 

Curiosamente, pese a esa felicidad, el arte apenas está recibiendo el reconocimiento que merece. Ni siquiera pese a que mucha gente no deja de repetir que está siendo una terapia en estos meses frente a las circunstancias especialmente duras que estamos viviendo.

Vivimos en un mundo en el que va todo muy deprisa. La gente quiere rapidez, tanto para llegar a los sitios, como para querer estar en todos los sitios. Y esa rapidez es algo antagónico con el arte, que requiere tiempo y lentitud, algo que no es un defecto sino una característica de la propia vida, del crecimiento del artista y por lo general del hombre. El arte es lento, yo no lo concibo como algo rápido, y hoy la gente no tiene tiempo, lo quiere todo deprisa y en el momento. Hoy prima el consumo rápido y la velocidad, y el arte no está en ese dial. El arte tampoco produce con auge de manera económica. Su valor está además más vinculado con lo espiritual que con lo económico. Y por otro lado, en general, las generaciones actuales de jóvenes y las venideras viven y me temo que van a vivir muy desvinculadas con lo que no esté en ese dial, como es el caso del arte.

Eres un castellano de Guadalajara con un carácter muy de tu tierra, pero al mismo tiempo estás muy ligado a Andalucía y siempre dices que venir al sur es sentirte como en tu casa.

En estos días de frío, por ejemplo, en los que he tenido la ventana del estudio casi tapada por la nieve, uno echa todavía más de menos ese calor del sur que se refleja en las luces, en los olores, en la vida en la calle... Es otro ritmo de vida. Yo me enamoré del sur cuando, estudiando en Sevilla, iba andando a la facultad y, tres minutos antes de entrar a clase, el profesor me invitaba a un café en una cafetería. Es que cruzo Despeñaperros y se me alegra el alma, aunque también soy de los que piensan que si uno es feliz, da igual el lugar donde se encuentre. Pero está claro que Andalucía me llama, hay algo de mí que se identifica con esa tierra, con el flamenco, las tapas, el olor del azahar, las playas de Cádiz, los olivares de Jaén... no lo puedo evitar.

Te conocí hace algunos años por un amigo en común, el escultor gaditano Ángel Pantoja. Fue precisamente en Cádiz, en Puerto Real, y luego nos fuimos a El Puerto de Santa María donde participaste en un certamen de pintura al aire libre que ganaste. Hace poco me dijiste que esos proyectos te purificaban como artista.

Recuerdo perfectamente ese día, entre otras cosas porque era un concurso nocturno, y yo nunca había participado en un concurso de pintura al aire libre por la noche. Lo recuerdo también por el entorno, porque, aunque había estado en El Puerto muchas veces, nunca había visitado el castillo, que es donde tuvo lugar el concurso, ni las bodegas del castillo. Recuerdo también el café que Ángel me llevó, a la pintora que conocí y, sobre todo, a uno de los miembros del jurado, un pintor llamado Pepe Sánchez que falleció hace poco y que era un portuense de categoría. Tengo por todo ello un grato recuerdo de ese día, no lo puedo olvidar.

Experiencias artísticas como esas te purifican porque pintar o modelar del natural implica tener un contacto directo con lo que estás viviendo. Es la manera de vivir otra vez en plenitud, de sentir lo que estás tocando y lo que estás viviendo. Es una manera también de purificarse.

Has hecho certámenes y masterclass y has participado en exposiciones individuales y colectivas. No todas, y aunque hay también alternativas online, muchas de esas actividades están ahora canceladas o paralizadas por la crisis sanitaria. ¿Cuál echas más de menos de todas ellas más allá del trabajo en el taller?

A mis alumnos, que son también mis amigos. Alumnos no a los que yo daba clase, sino con los que daba clase, porque yo aprendía de ellos también. Alumnos con profesiones muy variadas, desde un enfermero hasta un profesor de universidad, pasando por un auxiliar de clínica... tenía de todo. Y hace ya tiempo que pasaron de ser alumnos a amigos. Esa clase de los jueves era un punto de encuentro con muchas vivencias a nivel personal y con un "feedback" bastante enriquecedor. Y eso quizás es lo que más echo de menos.

 

 
     
     
Fotos: Paula Montálvez

 

Volviendo a "El abrazo vacío", aparte de su carácter como escultura-homenaje en un 2020 para olvidar, quisiera interpretarla también como una puerta a la esperanza de cara al 2021 que hemos iniciado. No sé si con esa intención también está hecho, más allá de un recuerdo.

2020 fue un año muy malo y muy duro, con muchas pérdidas humanas e incluso sociales. Desde luego, no solo va a suponer un reconocimiento a todos mis sanitarios, un grupo de gente al que tengo una admiración y un agradecimiento brutal, sino también la primera obra escultórica que tenga en mi ciudad, y eso conlleva también un agradecimiento a la ciudad que me ha visto nacer y a la cual vuelvo, ya que también en ella tengo mi estudio. Es una ciudad a la que tengo mucho que agradecer y a la que amo, y esta escultura es un reflejo de mi amor hacia ella, de ahí que también no haya escatimado en su ejecución y haya querido hacer algo grande, potente y rotundo, algo que casi no cabía en mi estudio, como hemos hablado.

Estás metido ahora en otros proyectos, tanto escultóricos como pictóricos.

Ahora mismo estoy entre la fundición y pintando en mi estudio. No puedo parar de pintar porque soy pintor y mi alma fluye cuando fluyen los colores, lo mismo que cuando modelo con el material que sea, la cuestión es que respiro a través de lo que hago, ya sea en barro o en óleo. Mi próximo gran proyecto, que ya está firmado, será también escultórico: un toro a tamaño natural, lo que supone tocar de nuevo el mundo taurino, esta vez con la misma libertad que tuve con "El abrazo vacío", sin lastres ni condicionamientos estéticos de ningún tipo, trabajando para un Ayuntamiento que me va a permitir todas las licencias artísticas que yo quiera, que han confiado plenamente en mí y a los que solo puedo dar las gracias. Es un placer eso.

Y en mente también tengo otra pieza escultórica que, posiblemente, haga más reducida en tamaño: un Cristo atado que, más tarde o más temprano, llevaré a cabo.

Con ese proyecto del toro pasas de un protagonista a otro de la tauromaquia. Vuelves al mundo taurino pero te pones ahora en el papel del animal, al que cada vez se le considera más una víctima de una fiesta bárbara y primitiva que un protagonista de la llamada "fiesta nacional", mágica y hasta sagrada para otros.

Lo reconozco. Sé de toros, entiendo muchos aspectos de ese amplio mundo que es el del toro, porque en realidad hablamos de muchos micromundos, y ningún taurino sabe de todos ellos porque es imposible, ya que cada uno de ellos es un universo al que, cuando entras, se hace cada vez más grande y complejo, desde un traje de luces con sus peculiares tipos de bordados hasta las morfologías que tiene un encaste, una ganadería o el propio toro, del cual hay multitud de tipos. Por eso agradezco este último proyecto que es totalmente libre, sin ningún lastre, y en el que voy a trabajar con mucho compromiso, empezando por la documentación, como siempre hago, con muchos bocetos y dibujos, y luego visitando al toro que quiero modelar. Hay mucho trabajo de campo ya hecho, estoy muy ilusionado y también convencido de que voy a poder hacer un buen trabajo.

Te agradezco mucho esta entrevista, Sergio. Dejo el número de cuenta del crowdfunding de "El abrazo vacío" para que el portal os ayude también a conseguir el empujón final: 2085/7605900331275842. Pero no quisiera terminar sin referirnos otra vez a ese Cristo cautivo que sé tienes en mente por el estado de confinamiento que vivimos por ser una obra que me gustaría mucho, llegado el momento, que hicieras.

Totalmente. Tengo inquietud por hacerla, sé que no es mi mundo, y conociendo a grandes imagineros como son Ángel Pantoja, Ana Rey o Manuel Ángel Reina Infantes y el compromiso que tienen con la creación artística religiosa, supone todavía mucha más responsabilidad. Es un reto también, por supuesto.

 

 

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