ÁNGEL PANTOJA RECIBE EL XII PREMIO LA HORNACINA

Jesús Abades (20/11/2018)


 

"No se puede ser bohemio sino profesional y cumplidor con tu trabajo, tanto en calidad como en formalidad"

 

 

Bueno Ángel, pues después de muchos años de quedaros a las puertas, ha sido el Cristo para Pulpí (Almería), Despojado de sus Vestiduras, la obra con la que habéis obtenido el galardón del público. ¿Os lo esperabais u os pilló por sorpresa que fuera con esta escultura en concreto?

La verdad es que sí nos pilló por sorpresa. Habíamos estado cerquita en otras ocasiones y, bueno, recuerdo el momento en el que entré para ver si estaban ya publicadas las votaciones y le dije a Ana: "¡Qué tenemos el premio!" Y ella me dijo: "¡Anda ya!" Y yo le respondí: "que sí que sí, que creo que lo he visto", porque fíjate que en ese mismo momento se fue la conexión a internet. Pero ya después lo volvimos a mirar y nos pusimos muy contentos. Los habíamos rozado con el Nazareno de León y con una obra que, para mí, y quizás para Ana también, haya sido la mejor o la que más trabajo nos ha costado, la Virgen de la Luz también para León, una dolorosa de talla completa con toda la complejidad que eso conlleva y que a nosotros nos supuso toda una superación y un paso importante en la evolución de nuestras carreras. A lo mejor con la Virgen de la Luz esperábamos una repercusión que no tuvo, pero al fin y al cabo sirvió para ir encaminando que, finalmente, pudiéramos haber obtenido este honrado premio de La Hornacina.

En Pulpí fue muy bien recibido, prueba de ello es que nos mandaron muchos correos, e incluso llamadas de gente de su hermandad. No sabemos si ellos tampoco se lo esperarían, ya que tuvimos muchos votos de esa zona, así como de otras como Cádiz, Málaga, Granada y Sevilla.

Yo creo que en la hermandad de Pulpí tuvieron mucho apoyo porque mueven a mucha gente, pero no estoy seguro de que ellos, al igual que nosotros, se lo esperaran.

Con la obra "Nazareno y Cirineo" para León lograsteis el pasado año la valoración del historiador del arte Pablo Lorite. Personalmente, ¿qué te ha llenado más, el galardón del público o, desde el punto de vista de un artista, el reconocimiento de un experto?

Es complicado. Quizás, dentro del mismo portal La Hornacina creo que tiene más peso el premio otorgado por los internautas, porque es una cosa popular que refleja el gusto general de toda la gente que son amantes de la imaginería, a nivel no sólo de España, sino internacional, y en ese sentido tienes el reconocimiento de que conectas con el público y que tu trabajo gusta a la gente que suele visitar La Hornacina. En contrapunto el premio del experto es una valoración de mucho peso ya que es alguien que está valorando, pienso yo, más objetivamente la obra de arte. No siempre tiene que coincidir, de hecho no ha coincidido hasta ahora ninguna de las menciones que se han hecho en todos estos años salvo con el crucificado de Ruiz Montes, en el resto ha sido diferente la valoración del experto a la elección de los internautas. La valoración del experto, también para un profesional, es contar con el apoyo de alguien que está hablando con un lenguaje específico o con un criterio distinto al que normalmente pueden usar los votantes de la web, aunque normalmente estos votantes buscan un contenido concreto, pero lo digo por buscar un poco la diferencia entre los dos premios.

Has nombrado a la Virgen de la Luz para León. ¿Qué evolución ves tú desde esa obra hasta el Cristo de Pulpí? Porque fue un reto, como bien apuntaste antes, pero desde entonces no habéis dejado de realizar retos.

Siempre hemos hecho cosas complejas. La Virgen de la Luz debía representar el momento en que María se da cuenta de la Resurrección de Jesús, algo que no se había representado anteriormente. Con la otra obra para León, el Nazareno, también se planteó una composición inédita: el Cirineo sosteniendo a Cristo por el costado. La verdad es que siempre hemos intentado aportar algo a la imaginería que, como sabemos, es una rama del arte tan hermética, tan invariable y tan inamovible. Eso es lo difícil y lo complicado hoy en día: aportar algo y que funcione a la imaginería, una rama que no solo es muy difícil, sino que está muy anclada en los cánones del pasado. Hay también otros compañeros que tratan de aportar algo nuevo en muchas zonas de Andalucía; no precisamente en Sevilla, que no viene ocurriendo, pero sí en la zona de Huelva con Juan Manuel Parra o en la de Córdoba con Romero Zafra, Antonio Bernal y sus discípulos. Nosotros en la zona de Cádiz también cultivamos los aportes y es algo realmente complicado. Lo fácil es seguir haciendo lo que se hacía en el siglo XVII. Lo difícil, bajo mi punto de vista, es hacer algo diferente y que funcione. Y más difícil aún no es llegar a ser imaginero, sino mantenerse como imaginero. Cada vez que Ana y yo hemos recibido un encargo lo hemos tomado como un reto porque hemos querido desde un principio establecer una trayectoria y porque siempre hemos tratado de innovar; siempre, eso sí, sin llegar a introducir cosas con las que el público pueda manifestar un rechazo, ya que en la imaginería hay que hilar muy fino y eso lo hace todavía más complicada.

 

 

 

En esta última edición del premio las mujeres tuvieron un peso importantísimo, algo que nos hizo muy felices porque es innegable que la escasa presencia femenina en el arte se debe a la discriminación de género.

Evidentemente, yo lo veo desde fuera. He trabajado en la imaginería antes de haber estado compartiendo este oficio con Ana y la verdad es que, hablando en alguna ocasión con mi compañera Lourdes Hernández, sé por ella que su género le ha impedido quizás tener más éxito o le ha limitado más en su trabajo. También es cierto que Lourdes empezó en una época más temprana que Ana y que se ha podido encontrar más barreras y más dificultades. Sucede también que Sevilla, el entorno de Lourdes, es muy tradicional, no solo en la estética, sino también en el hecho de que la imaginería es considerada una profesión de hombres. No creo que Ana pueda tener el mismo testimonio que Lourdes ya que Ana llega a la imaginería desde Cádiz y de forma muy contundente, con una obra que gusta mucho, y para ella ha venido todo rodado, ha entrado en este mundo de una forma muy exitosa y creo que el testimonio que Ana puede dar de todo esto es que han sido mieles, que todo le ha ido muy bien desde un principio. Sí que es verdad que cuando Ana entra en la imaginería lo hace con una obra muy buena pero carente un poco de experiencia y de bagaje en cuanto a oficio, a taller. Cuando empezamos juntos, Ana me aportó mucho, tanto por su talento como por una visión femenina de la imaginería que me resultó muy enriquecedora, caso de la minuciosidad en los detalles, una visión maternal de muchos temas, etcétera. Siempre se lo decíamos a nuestros clientes, que nuestro trabajo en común era lo mejor de dos mundos y que cuatro ojos siempre ven más que dos. Cuando han salido obras de nuestro taller firmadas por los dos, creo que se ha dado una coyuntura muy idónea para hacer trabajos muy destacados. Es algo que no se ha dado en la historia reciente de la imaginería, tendríamos que retrotraernos a la pareja formada por Luis Antonio de los Arcos y Luisa Roldán como un referente dentro de la historia.

Tú, que eres docente de escultura, ¿ves a tus alumnos receptivos con este tipo de arte?

Como profesor que soy tanto aquí en Puerto Real como en la Academia de Bellas Artes de El Puerto de Santa María, he tenido acercamientos de jóvenes que han venido a que yo les enseñe a ser imagineros. Lo que pasa es que ellos se acercan a la imaginería porque les gusta la Semana Santa, y yo lo primero que les digo es que para ser imaginero, primero hay que ser escultor y no ceñirse solamente a dedicarse a la imaginería porque les guste la Semana Santa o porque quieran estar cerca de la Semana Santa. Hay jóvenes que modelan una cabeza a la que le ponen unas barbitas y un pelo largo y ya lo consideran un Cristo. Y no, esto no es válido, tiene que haber un sustrato, unos conocimientos previos, una justificación de porqué quieren ser imagineros, de porqué están haciendo esa obra en concreto. En definitiva, creo que tiene que haber algo mucho más profundo. No estoy en contra de esta nueva hornada de chavales que quieren ser imagineros, al revés, pero debe haber una buena formación. A día de hoy, soy de los pocos imagineros que sigue cogiendo a alumnos y aprendices y, a decir verdad, la experiencia ha sido mayormente desafortunada. La mayoría han venido al taller, han creído saberlo todo a los dos días, y cuando se van, al maestro que un día les abrió las puertas y al que supuestamente estaban muy agradecidos, intentan tirarlo por tierra para ser mejor que él. Una de las excepciones es Jonathan Alonso, un alumno que estuvo en el taller con nosotros formándose durante dos años, después lo promocionamos para que estudiara Bellas Artes y, a día de hoy, tiene su título y está dedicándose a la imaginería y a otros campos que también le han enriquecido. También está el caso de los chavales que, una vez que saben las cuatro cosas que les interesa saber, al día siguiente cogen encargos, ya no digo a coste cero pero sí costándoles el dinero, o bien porque tienen unos padres que los financian por detrás para poder pagar la madera y el resto de materiales con tal de que sus hijos tengan cualquier imagen que salga en un procesión. Eso se convierte en el objetivo a conseguir sea al precio que sea, cualquier cosa lo justifica, y eso hace mucho daño a los que profesionalmente nos dedicamos a esto. Es cierto que todos hemos tenido unos comienzos, pero uno debe saber cuándo asentarse y tomárselo como algo profesional, porque en el mundillo de las artes ocurre eso, que sólo con tener habilidades puedes hacer intrusismo. Para curar resfriados, hay que tener una consulta, y para ello tienes que estudiar. Aquí no ocurre lo mismo, y sí que es verdad que cuando tienes un título en Bellas Artes puedes callar muchas bocas. Nos cuesta trabajo y dinero formarnos y creo que debo romper una lanza por la formación y por todos los que nos dedicamos a esto, ya que una persona con formación es una garantía para la obra que se encarga, porque normalmente, lo barato, en este oficio, sale caro y se da el caso de obras regaladas por aficionados que, finalmente, hay que sustituir porque no soportan la función para la que fueron creadas.

Volviendo a tu trabajo, ¿en qué momento te encuentras en tu trayectoria profesional?

Me encuentro en un momento de inquietud. En otro tiempo pasado he tenido más asentadas las bases, pero ahora, no sé si va intrínseco con el hecho de ser artista, estoy muy inconformista. Trato siempre de superarme y de que la última obra que hago sea la mejor, aunque no siempre se consigue. Intento analizar qué puede mejorar y qué puede quedar mejor para evitar estancarme y poder ir evolucionando con cada obra, aunque no siempre se logra. Aunque haya voluntad no siempre se tiene éxito en esa búsqueda, de ahí ese inconformismo del que te hablo, sin que llegue a ser obsesivo. Al contrario, creo que es bueno para un artista autoanalizarse y poder ir superándose un poquito más cada vez.

Aparte del inconformismo, ¿eres de los que piensan que el estado de ánimo puede influir en el trabajo que hace uno? ¿O eres de los que se blindan e intentas que no se note en tu trabajo?

El estado de ánimo influye en cualquier persona. Hay quienes son fuertes o débiles según los reveses que tengan en la vida, y creo que eso se puede ver reflejado en una obra de arte, para bien o para mal. Hay algunos artistas que han visto sus mejores obras reflejadas en los peores momentos de su vida, y otros al contrario, que cuanto más tranquila o estable es su situación en la vida, a nivel profesional, económico o sentimental, mejor es su obra, y cualquier cosa que haga tambalear los pilares de su existencia se ha visto reflejada para mal en sus creaciones. También los hay que se blindan, como dices, y que son muy profesionales. En el ámbito artístico algunos se refugian en un carácter bohemio: trabajan cuando les viene la inspiración y ello les sirve de justificación para ofrecer unas malas creaciones o una informalidad a la hora de cumplir con contratos y fechas. Yo personalmente creo que hay que ser más profesional y tratar siempre de ser cumplidor con tu trabajo, tanto en la calidad como en la formalidad. Es cierto eso de que la inspiración te tiene que coger trabajando.

 

 

Centrándonos ahora en tu taller, en el trabajo que tienes actualmente, no sé si se pueden hablar de todos los proyectos que estamos viendo, tanto sacros como civiles.

Al estar en el sur de Andalucía, nuestras tradiciones son de imaginería. Yo estoy muy a gusto con mis encargos como imaginero, pero me considero principalmente escultor, y por ello abordo todo tipo de temas, religiosos y profanos. Trabajo todos los materiales, aunque evidentemente la madre de la escultura es el barro. Yo llevo modelando el barro desde los diez años, lo que me ha permitido luego extrapolarlo a otros materiales. Trabajo también la madera, la fundición en bronce y, al haber tenido también formación en Florencia, como tú bien sabes que estuve varios meses viviendo allí, he hecho trabajos en piedra y en mármol. Conozco la ejecución de los moldes, las resinas, los nuevos materiales... por todo eso yo me considero principalmente escultor. Si viene el encargo de un monumento, por ejemplo, lo atiendo muy gustoso. La verdad es que me siento como pez en el agua con cualquier disciplina. Cualquier encargo, como hemos hablado antes, me supone un reto personal. Y estoy encantado de trabajar por encargo, no echo de menos hacer cosas que no me imponen, ya que el hecho de que te encarguen algo concreto supone un reto aún mayor, algo que necesita una mayor dedicación y hacerlo lo mejor posible para que el cliente quede completamente satisfecho, tratando siempre de innovar un poquito y de afrontarlo como un examen que te pone el cliente y que tú tienes que dar lo mejor de ti para aprobarlo.

¿Es un buen examen el que tienes ahora con este Monumento a la Libertad para Rota?

Sí, realmente es un buen examen. He tomado un modelo del natural, una chica que me ha estado posando. Es un desnudo femenino un poco velado por los paños, de hecho hay modificaciones con respecto al boceto original. El encargo surge al visitar una exposición de mi discípulo Jonathan Alonso en Rota. Ahí conozco a los integrantes de una Asociación de Memoria Histórica que quieren hacer un monumento a la Libertad. Entonces contactaron conmigo y aquí vamos poco a poco. Aún no hay fecha prevista para su presentación, pero seguimos trabajando en el monumento. También tengo un San Andrés para una colección particular y un proyecto para mi localidad natal, El Puerto de Santa María, concretamente con destino a una futura hermandad del Prendimiento para la que, de momento, tengo firmados el Cristo y la Virgen, el Cristo para 2019 y la Virgen para 2020. Son personas que llevan ya varios años y poseen una virgencita de barro que les hice yo hace ya bastante tiempo como primitiva titular. Este grupo ha estado mucho tiempo intentado consolidarse y buscar una sede en la que erigirse, y finalmente la han encontrado en el Colegio de la Salle del Puerto, dependiente a su vez de la Parroquia de San Joaquín, donde don Guillermo les ha dado el beneplácito de acogerlos. Ahora ya pueden afrontar la decisión de realizar unos titulares nuevos, porque lo que poseían era la Virgen que te he comentado, que además no es de tamaño natural, y un Cristo de otro autor. Al final han decidido encargarme a mí las dos imágenes nuevas para su futura andadura.

Veo también figuras para un Belén, no sé si para entregar ahora o todavía no tiene fecha.

Sí tiene fecha, debe estar para el próximo ocho de diciembre. Es un encargo que quizás mucha gente no realizaría por ser de pequeño formato o no ser una obra grande y tal, pero yo intento no decir no a nada, me gustan los retos y elaborar cosas nuevas para poder seguir tocando distintas ramas y piezas. También tengo, junto con Ana, una Borriquita para un pueblo de Almería, que por suerte no tiene que estar para la próxima cuaresma pero que sí queremos poder entregar antes de que acabe el próximo año 2019.

También cultivas la restauración. Ahora mismo, estoy viendo en el taller una figura para restaurar que es una especie de santo o peregrino orante. ¿Cómo ves el tema de la restauración?

Es un peregrino que perteneció a la Misericordia de Savona y que vamos a recuperar si Dios quiere. En el tema de la restauración parece que va habiendo una conciencia y se están empezando a denunciar ciertos destrozos que se realizan a las imágenes en ese proceso. Mi formación académica no me permitiría realizar una barbaridad así, aunque dicen que el que paga manda y haya gente que se preste a ello, pero ese nunca ha sido ni será mi caso, nunca me prestaré a ello porque va en contra de mis principios.

 

 

 

Aunque lo hayamos comentado antes, ¿Pulpí tendrá continuación? ¿El Cristo irá acompañado?

Sí, claro. Se esperan que tengan continuación proyectos que empezamos Ana y yo juntos como el de Pulpí y el Lavatorio para Jerez de la Frontera. En el Lavatorio de Jerez se hizo una primera fase del conjunto que incluía las figuras del Cristo, San Pedro, San Juan, Santiago y Judas, que fue el último que se entregó y que no hemos podido presentar aún en La Hornacina ni publicar fotos en nuestras webs debido a la premura con la que se terminó el encargo. Si Dios quiere, habría que acabar el conjunto.

¿Hasta qué punto crees que influye el que el imaginero sea creyente a la hora de realizar una imagen? (pregunta de Juan Manuel Moreno Orta, encargado de la Opinión del Experto de esta última edición).

Creo que sí tiene que ver. Ana tiene la teoría de que el artista que dice no creer se niega a sí mismo, porque para hacer el tipo de imágenes que hace, es imposible que no crea en nada. Yo tuve una experiencia con mis últimos trabajos para Estados Unidos que fue realmente enriquecedora y diría que hasta mística, ya que aquí estamos acostumbrados a imágenes cuyo destino es una procesión, lo que siempre implica un protagonismo personal; sin embargo allí resultó totalmente diferente, es algo íntimo, novedoso para ellos, algo que les causó un gran impacto y que incluso el joven párroco tuvo que explicar a los feligreses para que no confundieran el culto a una imagen con la idolatría. La explicación fue muy bonita, porque les comentó que una imagen era algo similar a las fotos de nuestros seres queridos que tenemos en casa, algo a lo que mirar, tener cariño y poner velas en su memoria. En definitiva, les explicó que era como tener una imagen visible del dios invisible. La verdad es que aquí tenemos iglesias mucho más bonitas que las de ellos, pero los interiores de las suyas están mucho más llenos de felicidad y alegría, así como de la creencia entendida en un sentido mucho más puro y profundo.

Y al hilo de eso, ¿cómo te documentas a la hora de hacer una imagen? (pregunta de Juan Manuel Moreno Orta, encargado de la Opinión del Experto de esta última edición).

Estoy un poco fuera de lo que se lleva porque no soy ajeno a lo que se ha hecho antes de que yo llegara al mundo del arte. Creo que soy un buen conocedor de la historia del arte y de la escultura, tengo una buena biblioteca que me sirve no solo para inspirarme, sino para descubrir todo lo que se ha hecho anteriormente y establecer así tus propuestas con una justificación, sin dejarse llevar por el impulso de que algo vaya a quedar bonito solo porque lo veas en tu mente o en tu pensamiento, sino que ese algo sea válido basándose en los antecedentes que existen sobre ello. Por ese motivo es fundamental conocer esos antecedentes, especialmente a la hora de innovar, pues ese conocimiento te sirve de apoyo, de referencia y de justificación de tu obra en algunos casos.

Terminamos ya, Ángel, dándote otra vez la enhorabuena por el galardón recibido. No sabemos si quieres decirle algo más a los internautas que te han brindado tu apoyo.

Agradecerles, sin duda, que hayan votado por esta obra y por decantarse por el trabajo de Ana y mío entre una concurrencia que era realmente competitiva. Estoy realmente agradecido a todos ellos por esa votación y a La Hornacina por la labor de divulgación que hacéis por el bien de nuestro trabajo.

 

 

Nota de La Hornacina: Nuevamente damos las gracias a todos los internautas que, con su participación, han hecho posible la concesión de este premio. Fotografías del boceto, proceso de ejecución y resultado final de la obra galardonada, Jesús Despojado de Pulpí (Almería), cedidas por Ana Rey y Ángel Pantoja.

 

Detalles del Premio y la Encuesta en este

 

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