ANTONIO ESPADAS

Jesús Abades (25/08/2019)


 

"Intento acercarme a la realidad porque me interesa la parte humana de los personajes divinos"

 

 

Podemos empezar hablando de una de tus obras recientes: la Magdalena para el grupo escultórico del Traslado al Sepulcro de Hellín, un misterio de seis figuras que se inicia en 2009 con la imagen de la Dolorosa.

En principio este grupo tenía una previsión de ejecución de tres o cuatro años, aproximadamente. Se ha tardado más porque es una cofradía de nueva creación, con mucha gente joven. Al principio empezaron muy bien pero les pillaron los años de la crisis y tuvieron que ir retrasando la ejecución del conjunto debido a su envergadura. Conforme hacían acopio económico se iban realizando las figuras. De todas formas, también es verdad que esta imagen de la Magdalena tenía prevista su entrega el año pasado, pero he tenido que ir metiendo otros trabajos entre la realización de este grupo ya que era imposible su finalización para la fecha acordada. Yo me he ido adaptando a las necesidades de la cofradía, y ellos, por su parte, también se han adaptado a las mías.

Tu currículum llama la atención por lo polifacético: no solo te dedicas a la escultura, sino también a la pintura, a la restauración, tienes la especialidad en grabados... ¿Con cuál te quedas de todas estas disciplinas?

Yo me dedico a la docencia, soy profesor de la Escuela de Artes de Úbeda en la especialidad de Escultura, y dedico todo mi tiempo libre y mi energía a la escultura. Eso es lo que la realidad y mi voluntad han decidido, pero más que mi voluntad ha sido la realidad la que se ha ido imponiendo ya que en realidad me siento pintor. Hace años no entraba en mi cabeza la idea de dedicarme a la imaginería, una disciplina que me gustaba pero desde fuera. Sin embargo, llegó un momento de crisis, cuando me dedicaba a pintar un tipo de pintura bastante contemporánea que nada tiene que ver con lo que hago ahora, en el que dejé de pintar. Un momento de esterilidad artística y de mucha confusión en el que estaba muy aburrido de mirarme al ombligo. Y es que pintar con total libertad, sin ningún condicionante sino lo que tú decides, siendo tú el que te cuentas a ti mismo y el protagonista de la obra... todo eso me llegó a cansar y a aburrir. Entonces, surgió de la manera más azarosa del mundo la imaginería casi como una imposición. Me surgió un compromiso y, a raíz de eso, descubrí algo que me gustó. Fue como sentirte un medio y no una finalidad, como ponerte al servicio de algo que no eres tú mismo sino algo que está por encima. Esa parte me enganchó y, desde entonces, no he parado. Es actualmente a lo que me dedico y lo que realmente me sigue emocionando.

Tú que has cultivado varias disciplinas, ¿consideras que la imaginería es la más dificultosa o compleja de todas ellas, al aunar tanto la escultura como la pintura, e incluso la arquitectura, como es el caso de los diseños de grupos escultóricos caso del realizado para Hellín?

No sé si es la más difícil o no. Cada disciplina tiene sus limitaciones y sus condicionantes. Sí es cierto que la imaginería es mucho más trabajosa. Requiere un trabajo inmenso, una paciencia inmensa y el conocimiento, como tú dices, de distintos lenguajes; no sólo la parte técnica de la escultura, sino la policromía, que es un aspecto bastante importante, y también un poco de la escenografía, ya que estás narrando algo y necesitas un sentido de espacio. Juegas con muchos más elementos que cuando te dedicas a algo más parcial como la pintura. También en la imaginería no puedes crear todo lo que quieres ya que hay unos condicionantes históricos, estéticos, de costumbres, del entorno... entonces, como esa creatividad está tan limitada, la carga de responsabilidad a la hora de crear es un poco menor que en la pintura.

¿Te han puesto algún condicionante en el grupo escultórico para Hellín?

Todos sabemos el peso que tiene el grupo de la hermandad sevillana de Santa Marta en este tipo de encargos. Ellos quisieron que conociese toda la estética de la zona del Levante para hacer un conjunto que estuviera integrado en la misma, pues Hellín tiene mucha influencia de la zona de Murcia y de la de Alicante. Pero, aparte de eso, la libertad fue total. Que haya cierto paralelismo con el grupo de Santa Marta es como el parecido que este grupo tiene con otro similar de Pedro Roldán o con grupos pictóricos anteriores. En fin, que Santa Marta es una referencia para cualquiera; de hecho, me parece una obra muy interesante de la imaginería del siglo XX, pero en ningún caso se pretendió que tuviera ningún parecido con el sevillano, si es que lo tiene.

 

 
 
Vista del estudio del artista

 

Hablando de limitaciones, no se puede decir que hayas tenido muchas en tu trayectoria, ya no solamente por cultivar mucho la talla completa, sino por realizar obras que se salen bastante de la norma como la Virgen de la Concepción para la Cofradía de la Cena de Úbeda, un pasaje inédito hasta la fecha en una procesión.

La verdad es que sí. Siempre intento aportar mi granito de arena al proyecto, no solo limitarme a hacer una imagen. Intento que todo tenga una lectura simbólica y un sentido iconográfico, pues cuando haces un grupo escultórico, además de una lectura compositiva, técnica y temática al describir una escena, también haces una lectura simbólica de un relato en el que a cada personaje se le atribuye una actitud diferente. Por ejemplo, en el grupo del Traslado al Sepulcro de Hellín, cada personaje tiene una actitud distinta ante la muerte de la persona amada, siendo casi como una metáfora entre el amor y la muerte: el punto de vista de la madre, el de la discípula mujer, el de los discípulos... En el caso de la Virgen para la Santa Cena de Úbeda, me plantearon el proyecto de hacer una Inmaculada que procesionase junto a un misterio de la Última Cena el Miércoles Santo, algo que yo no veía ni imaginaba. Ellos me pidieron ese proyecto por razones muy sólidas ya que la cofradía se fundó con motivo del aniversario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción. Yo me planteé el papel de la Virgen en ese momento evangélico, complicado porque es feliz al instituir la Eucaristía, pero también dramático al desatar la Pasión cuando Cristo delata a Judas. Imaginé a María, que no aparece en los evangelios, en un momento parecido al de la Anunciación, pero en este caso anunciándole el ángel la muerte de Jesús. Es por ello que planteé una composición, posiblemente novedosa, con dos ángeles: uno ofreciendo el cáliz de dolor a María y el otro su consuelo. Cuando expliqué a la cofradía las razones que me habían llevado a esa propuesta, lo entendieron inmediatamente y dijeron que sí al proyecto.

Pero es que tú, hasta en los temas más encorsetados que menos juego ofrecen para un artista, has dado una nueva vuelta de tuerca, como por ejemplo con el Cautivo de Medinaceli que hiciste para Carcaixent, donde llevaste a cabo una visión totalmente personal, alejándote del original. Veo que siempre intentas buscar algo que no haya sido visto, tanto como en iconografías trilladas, como en otras novedosas.

Realmente casi todo está visto. En el fondo casi todo se parece a algo. De manera inconsciente nos acabaremos pareciéndonos a algo porque siempre nos hemos alimentado de cosas que nos parecen hermosas y potentes. ¿Por qué? Porque en el fondo es aquello que nos gustaría haber hecho nosotros. Entonces, que se te quede ese poso es inevitable. Pero una cosa es que nos alimentemos de ese poso y otra que intentemos repetirlo de manera mimética. Tampoco creo que mi pretensión sea la originalidad por la originalidad. La novedad tampoco me interesa porque la novedad deja de ser nueva en cuanto pasen dos días. Lo que intento es que sea una visión sincera, una visión que a mí me convenza. Cada vez más me doy cuenta de que uno emprende un trabajo con una intención o con una voluntad, pero luego el trabajo va decidiendo hacia dónde te lleva. Es como un diálogo, te va pidiendo cosas y tú se las vas dando, y también es como un juego en el que la obra se construye a sí misma y tú, en el fondo, aunque dependa de ti, eres casi un medio para darle la forma más adecuada.

Una pregunta que siempre hacemos a todos los artistas que os dedicáis a la docencia es la visión que tenéis del alumnado. ¿Los ves receptivos, con inquietudes y motivaciones?

Sí, yo trabajo en una Escuela de Artes en la que hay alumnos muy diversos, con planteamientos, inquietudes y anhelos distintos, todo lógicamente con un enfoque artístico pero con intenciones y estéticas muy diferentes. Noto cada vez más la abundancia de alumnos que vienen interesados por la imaginería. Hace unos 20 años no era así, la imaginería estaba muy olvidada y eran bichos raros los que aparecían por la escuela con un interés exclusivo sobre ella. Yo a mis alumnos les hago entender que la imaginería no es solo aprender a hacer cristos y vírgenes, sino que hay que alimentarse, desarrollar la perspectiva, conocer el oficio y sus técnicas, conocer mil cosas que te van a servir si tú luego quieres dedicarte finalmente a la imaginería. Hay que intentar abrir las perspectivas a los alumnos, lo que pasa es que ellos suelen tenerlo más claro que su profesor.

Al hilo de lo anterior, ¿cómo ves la situación del arte actual? Te lo pregunto ya no sólo desde tu punto de vista docente, sino desde tu perspectiva como artista multidisciplinar.

El arte actual es como hablar de las personas. Hay personas buenas, malas y regulares. Pues en el arte actual pasa lo mismo. Cada vez me aburre más la parte exhibicionista del arte, el arte contemporáneo que se dedica al exhibicionismo, a la novedad, al impacto... esa feria de vanidades del "a ver a quién se le ocurre algo más llamativo". Además de ser relativamente fácil llamar la atención, el impacto pasa. Es como si yo me monto todos los días en una montaña rusa: hoy me impacta, mañana también, pero a partir de pasado mañana ya me acostumbraré y me cansaré de la montaña rusa. Con el arte contemporáneo pasa algo parecido: si lo que se valora resulta novedoso, llamativo, estrafalario... eso me aburre mucho. También es verdad que hay gente que hace un trabajo muy sólido y consistente y una obra potentísima que me interesa muchísimo, y que no siempre esa gente está en los circuitos populares porque los medios de comunicación solo se hacen eco de lo llamativo, no de los artistas que aspiran a emocionar y conmover de modo más sutil. En cada época ha habido siempre muchísimos pintores, incluso algunos estuvieron muy de moda y tuvieron mucha repercusión, muchos fueron famosos y hoy en día apenas se habla de ellos más allá de algunos anticuarios que los conozcan, nadie habla de ellos porque su obra no tenía valía y, sin embargo, en su momento fueron muy populares. Hoy pasa lo mismo, una cosa es el mundo del arte, o sea el mercado que vende, y otra cosa es el arte. Hay artistas que tienen mucha valía y éxito, pero también otros que no tienen tanto éxito y están haciendo obras muy consistentes.

 

 
Virgen del Camino de la Luz
Virgen de la Concepción

 

¿Podrías darme algún nombre de esos artistas que te interesan, tanto dentro como fuera de la imaginería?

Dentro del campo de la imaginería hay artistas a los que admiro muchísimo. Miñarro es un imaginero y un escultor con un rigor impresionante a la hora de trabajar, lo mismo que Romero Zafra desde otro punto de vista más emocional o expresivo, pero también magnífico. Navarro Arteaga también me parece excelente, un escultor increíble que todo lo hace con una profesionalidad que se le nota.

¿Y fuera de la imaginería?

Fuera de la imaginería te puedo hablar de un pintor apenas conocido que es para mí de los mejores: Juan Pablo Ruiz Orellana. Tengo la suerte de haberlo conocido y ser amigo suyo. Un pintor que está en Córdoba, de una categoría impresionante, de una naturalidad y una brillantez admirable. También Juan Carlos Busutil. En fin, gente que quizás popularmente o en el mercado no son conocidos, que por su carácter o por su forma de entender el arte no juegan a entrar en ese mercado del arte y de la galería, y que por eso no son tan populares, pero son artistas que están desarrollando una obra y una producción que me parece impresionante.

¿Tus referentes siempre son los mismos o cambian según el tipo de obras que realizas?

En el fondo uno acumula un bagaje de aquello que le conmueve, le gusta y le emociona. Hay autores a los que tienes como referencia, pero no para echar mano de ellos, solo para admirar sus obras porque te parecen magníficas. Dentro de la imaginería, clásicos como Martínez Montañés, Gregorio Fernández, Pedro Roldán... Luego ya de la imaginería contemporánea, Ortega Brú, que me parece magnífico, y por supuesto Palma Burgos, que es uno de los grandes imagineros, tampoco tan conocido o reconocido como se merece. No sé si en el caso de Palma Burgos es simplemente por cuestión de cercanía, aparte de la valía de su obra, ya que sus imágenes las he visto desde pequeño. Cuando vi el Cristo de la Noche Oscura, de aquí de Úbeda, me quedé impactado. Luego también tuve la suerte de conocer a la persona y eso también ayudó. Por la amistad que tuvo con mi padre, Paco Palma Burgos se me hace más cercano y lo admiré también como persona porque era un hombre muy entrañable. Entonces, en el fondo, hay una cierta referencia hacia esos autores, pero es algo también muy involuntario porque, por un motivo u otro, uno está impregnado de ellos.

Has cultivado mucho el tema de la restauración. No sé si, al igual que otros de tus compañeros, ello te ha servido no solamente para conocer las técnicas y los procedimientos de otras obras más antiguas, sino también para saber lo que se debe y lo que no se debe hacer.

Claro. La restauración es, en primer lugar, una responsabilidad muy grande, ya que trabajas con una obra ajena, antigua y, por lo general, con un valor artístico e histórico. Pero por otro lado, es tanto una fuente de conocimientos, porque uno ve cómo han trabajado otros antes, como una fuente de aprendizaje de cómo no se deben de hacer las cosas, pues en la restauración te encuentras auténticas barbaridades: cosas sin rigor, imagino que con buena voluntad en su momento pero sin ningún criterio, así como cosas lamentables que ocultan totalmente la obra original, a veces de forma irrecuperable ya que la desvirtúan completamente.

 

 
 
Traslado al Sepulcro

 

Has mencionado antes a Palma Burgos y precisamente vemos en tu obra, no sabemos si intencionadamente o no, muchos ecos de su sobrio realismo y de su concienzudo estudio de la anatomía. Prefieres contar la verdad con un realismo más cercano que con otro más utópico. No sé si estaremos equivocados o no.

Quizás el que lo ve desde fuera lo ve con más objetividad que uno. Una imagen no es sólo una escultura: aparte de representar a una persona o a un personaje en un determinado momento evangélico, hay que transmitir a través del gesto, del movimiento, de la tensión y de la composición que hagas, una serie de emociones que van en paralelo, consecuentes con ese mensaje evangélico. Hay una mezcla entre realidad e idealización donde tienes que conseguir un equilibrio. Yo personalmente intento acercarme a la realidad porque me interesa la parte humana de esos personajes divinos. Cuando hago un cristo o una virgen, lo hago con el cuerpo de un ser humano no idealizado porque creo que puedo caer en la idealización o en la repetición de esquemas ya realizados. No concibo, por ejemplo, una virgen fuera del momento que se está representado; si el Cristo está muerto, yo no puedo representar a su madre con cara de jovencita, aunque así fuera más guapa y más del gusto de la gente. Aunque tenga que renunciar un poco al sentido que cada uno tenemos de la belleza, lo prefiero a renunciar a la realidad de una madre de alguien adulto que está muriendo. Pasarme de idealización no me interesa, tampoco caer sólo en el realismo por el realismo porque uno no está haciendo una obra hiperrealista. Me encanta la escultura de Ron Mueck, pero él está hace escultura, es su estilo y es su estética, pero nosotros estamos haciendo imágenes y las estamos poniendo al servicio de otra historia, de un mensaje, de una historia que está por encima de nosotros. Es por esto que el hiperrealismo tampoco me interesa.

Estamos escuchando en España mensajes de la iglesia católica en torno a temas como la eutanasia o las terapias de conversión sexual que son tachados de cerriles, intolerantes e hirientes por fomentar el odio entre la gente. Sin embargo, vemos que en El Vaticano hay visos de apertura, celebrando, por ejemplo, reuniones con grupos LGTBI. Es todo bastante contradictorio, ¿qué piensas tú de ello?

La Iglesia está compuesta de seres humanos tan diversos y distintos que, lógicamente, tiene que haber formas distintas de ver las cosas. Yo con esos mensajes no estoy de acuerdo. Me siento parte de la Iglesia, pero no desde luego de esa Iglesia. Tampoco creo que la Iglesia sea eso. Yo me quedo con un mensaje de amor, de la labor que hacen personas dentro de la Iglesia desde el silencio, labores titánicas que ninguno de nosotros seríamos capaces de hacerlas y de las que, sin embargo, no se hace eco ningún medio de comunicación a diario. Un obispo diciendo una locura no representa a la Iglesia ni mucho menos a esas labores. Uno no pertenece a algo de manera dogmática, sino por razones sentimentales, históricas, culturales... todas las que uno quiera, pero luego debe tener un sentido crítico, y no aceptar todo y mucho menos porque lo diga un obispo. Me parece absurdo. Yo creo que la fuente está en los mismos evangelios, directamente vete a ellos y verás como no hay ningún tipo de mensajes de esos, en absoluto. La Iglesia luego se ha armado de normas que siguen vigentes pero que han quedado arcaicas. Mirar cosas o normas de siglos anteriores en el siglo XXI no se entiende. La Iglesia tiene que hacer un ejercicio de actualización, lo que no quiere decir que la Iglesia tenga que entrar en todos los debates y contentar a todo el mundo, ya que no se va a contentar a todo el mundo nunca. Yo me quedo con la Iglesia que hace una labor social que ningún colectivo o ONG, por admirable que sean la mayoría, son capaces de realizar. Sé de gente que hace cosas por los demás desde el anonimato, la falta de interés y la humildad absoluta, que ninguno seríamos capaces de hacer. Eso ya me vale mil veces más que las polémicas estas absurdas de la eutanasia y demás, que por supuesto habrá que verlas y actualizar esos esquemas. Claro que todos estamos a favor de la vida, pero también de que la gente no sufra innecesariamente. Hay que remitirse más al evangelio cuando nos entran esas dudas o esas contradicciones.

Eres de Úbeda, trabajas en Úbeda, y tienes tu taller y tu labor allí. No te voy a preguntar qué tiene Úbeda que no tenga otro lugar porque la conozco muy bien y nos encanta a todos los que formamos La Hornacina. Los artistas siempre os habéis sentido muy a gusto en Úbeda, quizás porque tenga un cúmulo de factores que la ha hecho siempre una ciudad muy admirada por los artistas.

Bueno, uno nace donde deciden tus padres, pero es verdad que yo estoy en Úbeda por voluntad. Uno no decide donde nacer, pero sí donde estar. También es verdad que las circunstancias de la vida te condicionan a tomar decisiones en determinados momentos y que yo aquí me siento cómodo. Úbeda tiene lo que tú dices, un entorno agradable que condiciona. Para mí salir del estudio e ir paseando por el casco antiguo hasta mi casa, es casi una lección de estética por lo que vas recibiendo de la calle. A veces hay determinados momentos, noches o instantes en los que te parece la escenografía más hermosa del mundo. Pero también creo que hay que viajar, conocer mundo y abrirse a lo demás. Es absurdo creer que el sitio donde uno ha nacido o vive es el ombligo del mundo. Aparte de impregnarte de estética, Úbeda te permite un tranquilo ritmo de vida que a mí personalmente me gusta y es una ciudad con una oferta cultural quizás superior a la de otras ciudades de este tamaño.

Pues ya para terminar, Antonio, me gustaría que apuntaras, si es posible, algún proyecto que tengas ahora mismo pendiente, algo que esté en el horizonte o en el que estés empezando a trabajar.

Ahora mismo estoy trabajando en un Cristo Yacente para una cofradía de Pedro Abad (Córdoba) y tengo ya para el futuro la realización de los ángeles del grupo escultórico de la Virgen de la Concepción que hice para la Santa Cena de Úbeda. Esto es ahora mismo lo más inmediato. Tengo también otro proyecto de un grupo escultórico para una cofradía, que me han planteado, estamos viendo, y que ojalá salga ya que es muy bonito.

 

 

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