MIGUEL ÁNGEL CABALLERO

Jesús Abades (30/11/2023)


 

"El cliente tendrá que valorar si prefiere una obra creada por Inteligencia Artificial o por un artista que la hace con el corazón"

 

 

De entrada, te damos la enhorabuena porque acabas de recibir un galardón muy preciado por parte de la Sociedad Académica "ARTS-SCIENCES-LETTRES", una institución de gran prestigio en Francia que distingue a hombres y mujeres de todas nacionalidades; en tu caso, por tu labor artística.

Fue el delegado de la academia en España, que estaba muy interesado en mi obra, quien contactó conmigo en diciembre del pasado año 2022 y quien me propuso a los académicos para la medalla de plata. El delegado elaboró un dossier, que yo personalmente completé con mis datos y mis trabados, y que remití el pasado mes de mayo a la academia. En julio contactaron conmigo para comunicarme que me habían concedido la "medaille vermeil", una medalla superior a la de plata, la tercera en rango que conceden tras la de platino y la de oro. La entrega tuvo lugar el pasado 14 de octubre en el salón de actos del Intercontinental París, un hotel ubicado en el antiguo palacio de Napoleón III.

¿Estarías abrumado al menos, no?

Yo en ningún momento pensé que iba a recibir nada. La verdad es que nunca le he echado mucha cuenta a los premios, sino al día a día de mi trabajo y, sobre todo, a que no me falte. Pero claro, si encima te premian tu labor, mejor que mejor. Seguí la estela de mi compañero López del Espino, al que también se lo dieron en 2016 y en 2022.

¿Son los únicos premios que dicha institución ha otorgado a imagineros españoles?

De la gente que yo conozco, sí. En esta última edición también fueron galardonadas dos pintoras españolas, una de Málaga especializada en la pintura al pastel y otra de Valladolid especializada en el óleo. Pero a imagineros, no.

En tu caso, se premia una trayectoria que ya es muy larga y consistente.

Pues desde que me licencié en el año 2000, así que ya son veintitrés años. Empecé haciendo dibujos y pinturas; pero en torno al año 1992-1993, cuando estudiaba la Formación Profesional de Electrónica, Juan Manuel Miñarro realizaba por entonces muchos trabajos en Rota, mi localidad natal. Fue entonces cuando, al acabar Electrónica, decidí estudiar Escultura en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla para ser imaginero. Hasta entonces, llegué a realizar reproducciones pequeñas de pasos de Semana Santa en tres dimensiones.

No cabe duda que tu estilo ha cambiado con el tiempo, pero siempre hemos visto una herencia muy gaditana.

En la facultad me formé con Sebastián Santos Calero en la Escultura y con Constantino Gañán en la imaginería. Entre eso y el hecho de estar en Sevilla, mis principios fueron una mezcolanza de Martínez Montañés y Ortega Bru. Nunca he estado en un taller ajeno; a punto estuve de entrar en el de Dubé, pero me pudo la vergüenza, de ahí que tuviera que investigar unas líneas propias y forjar un estilo personal por mi cuenta. La verdad es que me ocurrió como a Miñarro, pues en la facultad modelé un Cristo atado a la columna guiándome por el modelo de la Sábana Santa. Sobre 2008-2009 me replanteo mi estilo, y como soy un amante de los talleres de los siglos XVII y XVIII que había en mi zona, me inspiro en una fuente que, hasta ahora, no he visto en ninguno de mis compañeros. Sobre todo me inspiro en José de Arce, un artista flamenco que introdujo en Sevilla, a partir de 1635, el barroco europeo impuesto por Rubens y Bernini. Esa plástica es muy cercana a una obra que para mí es un referente, el Nazareno de Rota, erróneamente atribuido al también flamenco Pedro Relingh. Pedro y Luisa Roldán, Duque Cornejo, Jacinto Pimentel, o Alonso y Felipe Martínez son otros artistas barrocos que también me han influido. Y como soy hijo de mi tiempo, no puedo obviar a mis contemporáneos, como Francisco Romero Zafra o algunos de los sevillanos. También decir que en mi obra intento siempre utilizar modelos del natural. No quiero copiar a imagineros anteriores, como sucedió durante tanto tiempo en el siglo XX.

¿Algún contemporáneo más, aparte de Romero Zafra?

Admiro a todos, o al menos a la mayoría. En cada uno siempre veo algo que me interesa.

¿Y los clásicos que trabajaron fuera del entorno de tu comarca?

Rodin y la escultura modernista han sido también referentes en mi obra. La escultura de principios del siglo XX, con artistas como Antonio Susillo, me interesa mucho. Yo con el tiempo he intentado simplificar mi plástica, muchas veces amarrándome las manos porque tiendo a ser extremadamente detallista y hace tiempo que no quiero eso.

 

 

 

Realizas obras de tamaño natural, pero tu especialidad es la imaginería de pequeño formato, ornamental muchas veces.

Siempre digo que la imaginería menor es menor porque es de menor tamaño, pero no de menor importancia. Son piezas que me las tomo como si fueran a ser de tamaño natural. Es cierto que me he ido especializando en este tipo de pequeña imaginería que no está lo suficientemente reconocida, y que es muy laboriosa, con muchas horas de trabajo y estudio, y en las que también utilizo modelos y composiciones del natural, pues repito que para mí no hay diferencia respecto a las de tamaño natural. En ambos casos, intento que los pliegues de las ropas sean realistas y naturales, y antes de dar un presupuesto, enseño mi trabajo a los posibles clientes para que lo vean y lo valoren.

Hace unos años realizaste un sagrario muy interesante para Francia al modo románico, un encargo al que no está acostumbrado un imaginero

Ese tipo de encargos los acojo con muchísima ilusión porque me sacan de la rutina diaria y de hacer siempre lo mismo. Lo hice en consonancia con la iglesia románica del siglo XI en la que iba a ser colocado. Para su ejecución me inspiré en las cajas-relicarios de Limoges, unas piezas con alma de madera, doradas al mercurio y esmaltadas al fuego, de muy pequeño tamaño, que pude admirar en el Louvre de París, donde se conservan muchas de ellas. Estas obras puramente románicas me las llevé a ese sagrario con las técnicas y materiales propios del barroco andaluz.

Al respecto, tengo que decir que también he realizado muchos encargos anómalos, por lo general, para un imaginero, como carrozas para cabalgatas de Carnaval y Reyes Magos, y figuras de personas, animales y objetos para museos y centros de interpretación, el Museo del Café de Portugal o el Museo de Puerto Real. Son trabajos que me divierten mucho porque me despiertan la creatividad y me obligan a idear soluciones.

Eres profeta en tu tierra. De hecho, el Cristo del Prendimiento es sin duda tu obra más popular y mediática.

La tenía en mente cinco años antes de que se aprobara su ejecución. Fue a raíz de unas jornadas de puertas abiertas que hice antes de Cuaresma, cuando la Hermandad del Rosario se interesó por un Cristo que estaba en mi taller. Era una obra que ofrecí como titular a la Hermandad de la Cena de Sanlúcar de Barrameda, pero que finalmente no salió elegida. Yo le propuse a la Hermandad del Rosario llevarla a cabo, pero con la evolución que tenía en ese momento. Con mi Cristo del Prendimiento para Rota hice una síntesis de todo lo aprendido hasta ese momento, una especie de compendio del estilo que, en ese momento tenía, y que sigo teniendo. La propia hermandad fue la que quiso que pudiera estar maniatado por delante y por detrás. Es una de las obras de las que me siento más orgulloso. Me consta que despierta grandes sentimientos, incluso entre personas que no son creyentes.

¿Y de qué otras obras te sientes también orgulloso?

Mis obras son como hijos, a todas se las quiere. Me emociono mucho con las que son procesionales. Les tengo cariño tanto a las que son públicas como a las realizadas para particulares. No niego que a algunas de las más antiguas ahora las mejoraría, por la lógica evolución artística que he tenido con el paso del tiempo. También a las figuras secundarias les doy el mismo valor que a las titulares, aunque lógicamente no transmitan lo mismo.

También has realizado trabajos de restauración, como el muy comentado del Cristo de la Caridad de Rota.

Cada vez intento evitarlos más, en la medida de lo posible, porque con ellos hay que ser totalmente inocuo y no poner nada de tu cosecha. Lo último que he restaurado han sido las imágenes de San Juan Evangelista y Santa Marta para la hermandad del mismo nombre de Jerez de la Frontera, y ahora estoy con la restauración de la dolorosa de ese misterio procesional, la Virgen de Penas y Lágrimas. La labor restauradora es algo demasiado aséptico y yo prefiero dedicarme a la creación, aunque mis trabajos de restauración hayan tenido muy buena acogida siempre.

 

 

Estamos en época prenavideña, en un año muy importante para el Belenismo, también a nivel artístico.

El Belenismo lo hago esporádicamente y me lo tomo como imaginería. Ahora estoy con un Belén para la asociación belenística roteña "Camino de Belén", una obra de concepción hebrea formada por el misterio y dos pastores. Para Manolita Chen hice otro Belén, formado por la Virgen y San José, las dos de vestir, y el Niño, todas de pequeño formato.

¿Alguna vez has pensado en marcharte de Rota e instalarte en Sevilla?

Cuando estaba en Sevilla pensaba que me iba a quedar allí. De hecho, cuando terminé los estudios, monté con dos compañeros de facultad un taller en Badajoz, en torno a 2000-2001, donde pintábamos cuadros para un marchante. Como me dedicaba más a la escultura, en mayo de 2001 ya estaba de nuevo en Rota, y aunque nuevamente me replanteé ir a Sevilla en 2013, era ya muy difícil porque toda mi familia está aquí. Además, me di cuenta que, moviendo bien las redes sociales, no importa el sitio donde te encuentres. A Sevilla sigo ligado porque mis doradores y sacadores de puntos son de allí. De Rota, mi pueblo, me gusta mucho la luz, la calidad artística de las iglesias y su Semana Santa.

Últimamente, se habla constantemente y a diario de la Inteligencia Artificial y su aplicación en todos los campos de la sociedad, incluido el artístico. ¿Qué piensas de ello?

No cabe duda que cuando llegan las nuevas tecnologías, llegan para quedarse. Fíjate que mucho nos reíamos de los que iban con el móvil en la mano por la calle, y al final todos hemos sucumbido. La Inteligencia Artificial habrá que adecuarla de alguna forma al mundo del arte. A mí al principio no me llama la atención para trabajar. La Inteligencia Artificial es algo que ahora mismo está en la prehistoria, pero que va ocupando todos los nichos profesionales, entre ellos el arte. Alucinas, por ejemplo, cuando te hace una pintura barroca perfectamente. Es algo que, evidentemente, también llegará a la imaginería, y es ahí cuando las hermandades y otros clientes tendrán que valorar si van a preferir algo creado por una maquina o por un artista que lo hace con el corazón. Yo personalmente espero que la imaginería nunca decaiga por unas máquinas que generen Inteligencia Artificial. No me gusta la idea, no me parece nada romántico.

Dicen que la imaginería ha perdido gran parte de su halo entrañable y de su misterio por culpa de las redes sociales.

Yo mismo he utilizado mucho las redes sociales, pero reconozco que hay que tener cuidado con eso. Hace tan solo unas décadas había mucho secretismo y misterio en esta profesión, pero hoy día no es así. Yo creo que hay partes de la imaginería que no se deben enseñar. Y aunque nos estemos mecanizando, los procesos internos del artista nunca se van a poder copiar. Cuando yo he dado clases de imaginería nunca me ha importado enseñar todo lo que sé, ni que un alumno de mayor talento me aventaje; porque aunque lo haga mejor que yo, no va a ser como yo, porque es una persona distinta. A partir del confinamiento, creo que la imaginería se ha expuesto demasiado por parte de algunos compañeros, quizás por demostrar carencias que se les han achacado o por buscar una mayor repercusión en su trabajo. Es algo lícito, pero es cierto que con ello se le quita ese misterio a la imaginería; si bien, como he dicho, el misterio más grande está dentro de cada creador y eso es algo que no se va a poder enseñar nunca.

Cuéntanos acerca de tus proyectos actuales.

Sigo con muchos proyectos de imaginería menor para el Cautivo de Coria del Río, el Medinaceli de Chiclana, la Entrega de Guadalcacín en Jerez de la Frontera (con la que hago un guiño al paso jerezano de la Cena, obra de Ortega Bru, con la que está hermanada), el Prendimiento de Úbeda y la Vera Cruz de Baeza, en este caso para el paso de la Virgen de la Aurora. Ya he dicho que estoy restaurando a la dolorosa jerezana de Penas y Lágrimas. También está proyectado el Pilatos para el misterio jerezano de la Paz de Fátima, aunque la delegación de arte sacro del Obispado de Jerez aún no ha dado el visto bueno. Y aunque no soy muy de hacer copias, estoy haciendo una de la Mare de Déu del Lledó para un particular de Castellón, ciudad de la que es patrona.

Ante tanta imaginería menor, haces una proyección artística paralela a la de Encarna Hurtado en tu territorio.

Y encantado, porque yo a Encarna la admiro un montón, me parece una maestra y he aprendido mucho de sus trabajos.

 

 

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