ANTONIO BERNAL RECIBE EL I PREMIO LA HORNACINA

Jesús Abades y Sergio Cabaco


 

Muchos premiados sienten por los galardones que son otorgados por el público un especial cariño.

Totalmente de acuerdo. Yo me siento muy agradecido, no solamente con el público, sino también con vosotros porque creo que este premio es muy positivo, sobre todo a la hora de incentivar a la gente nueva que está empezando en la profesión. Además, ha sido un premio comentado por mucha gente de lugares muy distintos, no os podéis imaginar la cantidad de personas que me han felicitado personalmente o por teléfono, e incluso las que han visitado mi taller por algún motivo y han aprovechado para darme la enhorabuena por el reconocimiento.

Sin embargo, sigues sin ser muy amigo de la red, del móvil y de todas las nuevas tecnologías en general.

Como buen Acuario tengo dos partes, una que me impulsa a las nuevas tecnologías y otra que hace que me resista a ellas. Yo soy muy tradicional, añoro mucho las cosas clásicas de mi barrio, de mi niñez... Además, también soy muy independiente, e internet, por ejemplo, ocupa mucho tiempo y yo siempre prefiero ponerme delante de un barro que de un ordenador. Eso no quiere decir, por supuesto, que no les reconozca su valía y que no reconozca que sean el futuro tanto en comunicación como en difusión.

El premio lo has recibido por una obra que ha supuesto tu primera imagen de Cristo Crucificado a tamaño natural, ¿podrías resumir a los internautas su proceso de ejecución?

Ha sido, por encima de todo, un reto. Con este tipo de tallas cuesta mucho trabajo intentar ser original, pues prácticamente todo está dicho y todo está visto. El Cristo es mi interpretación personal de los Crucificados de la escuela sevillana del siglo XVII, tal y como quería la cofradía. Me he inspirado en varias piezas clásicas y he introducido detalles propios como el giro dado a las piernas, que es más apreciable si se contempla a la imagen desde arriba. También le he dado mis habituales pátinas para darle un acabado de obra antigua. La ejecución de un Crucificado siempre entraña un especial dificultad porque reúne todo lo que uno puede encontrar en la imaginería: anatomía, composición, expresividad...

 

   

 

Junto a los detalles indicados, también has introducido grafismos originales para este tipo de piezas como el modelado del nacimiento del pubis, además que, al realizar la primera fase de la obra en barro, llevaste a cabo un estudio anatómico completo del Varón, prescindiendo del sudario.

Sí, de ese modo me resultaba más fácil tomar la idea de la composición definitiva de la obra. También considero que con ello se consigue un mayor realismo a la hora de ponerle el paño de pureza.

Este año, el Crucificado procesiona por primera vez en compañía de la Virgen de las Lágrimas, Dolorosa que realizaste hace dos años, y de Longinos a caballo, un simulacro que estás en este momento ultimando.

Soy muy reacio a que los caballos en un misterio vayan mirando al Cristo y el público sólo vea los cuartos traseros del animal, de ahí que lo haya representado retirándose de la escena, una vez que Longinos ha asestado la lanzada a Jesús. En un misterio, tampoco puedes poner a un caballo a un paso muy trotado, de ahí que haya procurado adaptarlo a la composición y representarlo con un paso suave. Será una imagen muy realista, igual que Longinos, que procede de un modelo tomado del natural y en cuyo rostro no se reflejará la fiereza, sino el asombro y el arrepentimiento por haber recuperado totalmente la vista y convertirse así, según los evangelios, en la primera persona sobre la que Cristo obró un milagro después de muerto.

 

 

 

Para finalizar, coméntanos brevemente otra labor de gran interés que vienes desarrollando, concretamente la restauración del Cirineo de Aguilar de la Frontera, una imagen de Juan Martínez Montañés que procesionaba antiguamente la sevillana Cofradía de Pasión.

El Cirineo era originalmente uno de los santos mártires del Japón que labró el maestro. La intervención está consistiendo en la ejecución de un nuevo cuerpo debido al pésimo estado del anterior, labrado en madera de pino y telas encoladas, que tampoco era el original y en cuya ejecución se emplearon partes de la talla de un Crucificado. También se le han eliminado repintes y se ha retirado el falso cabello de estopa que presentaba, descubriéndose la calvicie primitiva de la talla, así como gran parte de los cabellos de la parte posterior del cráneo. La cabeza, de cedro, es la original de Montañés, y conserva intacto su modelado; las manos también son originales a excepción de algunos dedos que han sido repuestos en intervenciones anteriores. Para mí, la restauración de esta obra está siendo todo un proceso de aprendizaje dada su gran calidad y los magníficos detalles que presenta el labrado de sus manos, de la nariz, de las orejas... Todo, en definitiva.

 

 

 

lahornacina.com quiere reiterar su agradecimiento a todos los internautas que,
con su participación, han hecho posible la concesión de este premio.

Detalles del Premio y la Encuesta en este

 

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