ALEJANDRO LÓPEZ

Jesús Abades (29/03/2020)


 

"Procuro olvidarme un poco de lo que pasa fuera, porque de lo contrario no podría trabajar"

 

 

Empezaste hace unos trece años como pintor con obras de cartelería sacra para tu ciudad natal, Vélez-Málaga, y otras localidades del entorno como Torre del Mar.

Empiezas con lo que tienes más a mano, como unos pinceles y unos lienzos que puedes comprar en cualquier tienda y además sin necesidad de una formación previa. Ten en cuenta que hablamos de tiempos en los que no había Internet, algo que parece que está ahí desde hace mucho pero en realidad no tanto. Ni la información ni los libros que hay hoy sobre escultura e imaginería estaban al alcance. Leer sobre eso o saber de alguien que se dedicara a eso en aquellos años en los que solo eres un muchacho de Vélez arrimado al mundo de las cofradías, porque es algo que te llama muchísimo la atención, pero tremendamente inculto con respecto a esa profesión porque no se sabía nada ni se conocían a artistas, no es como ahora ni estaba tan al alcance como ahora. Para mí, por ejemplo, era todo un misterio la manera en que se pintaban las imágenes y la forma que tendrían por dentro. Solo sabías las cosas que te decía la gente, como los años, muchos, que tenías que estar con un escultor para aprenderlo. Y yo, como no conocía a nadie, ni en Málaga había una gran actividad sobre eso en aquel momento, ni nada de nada, pues empecé a tirar con unos pinceles y unos lápices, que es lo primero que tienes al alcance. La imaginería era algo latente pero por entonces imposible de alcanzar. No fue hasta llegar a Sevilla, al empezar a trabajar el barro en la asignatura de Modelado del primer año de la facultad, al tener mis primeros contactos con artistas y restauradores, y al irme dando cuenta de cómo se hacía todo y de cómo era una imagen, cuando lo vi ya todo más cercano y decidí probar a hacerlo. Y al final, probando y probando algo que siempre me gustó pero que hasta entonces nunca practiqué, pues fíjate donde estoy metido.

Por otro lado, quisiera puntualizar que mi etapa profesional comienza una vez me desligo de mis estudios universitarios y de la formación práctica que recibo con Darío Fernández. Por tanto, mi etapa profesional dedicada exclusivamente a esto, comienza hace tres años y pico. Antes no, pues aunque haya hecho piezas anteriores, considero que estamos hablando de una etapa de formación. Una cosa distinta es mi andadura pública, que empieza cuando a los 18 años presento el cartel de la Virgen de la Cabeza de Vélez-Málaga.

¿Cómo definirías el estilo de la obra pictórica que hacías entonces?

Pues el que hacía y el que sigo haciendo ahora muy de vez en cuando, pero lo sigo haciendo, es un estilo figurativo y realista, vamos a decirlo así.

¿Qué opinión te merece la pintura sacra que se hace actualmente? Una pintura que, por lo que vemos, empieza a abandonar el retrato fotorrealista de imágenes para buscar composiciones distintas y originales.

La gran suerte de hoy es que hay un gran abanico de artistas, de todo tipo y de toda índole, por lo que hay para todos los gustos. Parece ser que nos vamos profesionalizando más y huimos más del típico pintor de antes que te hacía la típica estampita. Por eso, hoy día hay verdaderos artistas que te hacen unos planteamientos de carteles y unas composiciones que son verdaderamente dignas a tener en cuenta.

Te iba a preguntar si has abandonado la pintura, pero parece ser que no por lo que me has dicho antes.

No la he abandonado, aunque es verdad que hago muy poco. La tengo incluso como moneda de trueque con alguna gente. Además, cuando raramente hago algo casi nunca lo publico. Ahora me gusta practicarla para mí, y si tengo que hacer un regalo pues pinto algo, pero apenas acepto encargos de pinturas. Es ahora, como ya te digo, una especie de moneda de cambio, pero no algo a lo que yo ya me dedique profesionalmente.

 

 
     
     
Ecce Homo
 
Dolorosa

 

Vamos a centrarnos ya en la escultura. En tus primeras piezas, mayormente dolorosas e imágenes del Niño Jesús para particulares, se empieza ya a intuir tus preferencias por figuras contenidas e intimistas y con las que buscas mucho la idealización y la belleza.

Esas primeras imágenes empiezan a suceder durante mis estudios universitarios en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla, y continúan cuando, una vez los termino, ingreso en el taller del escultor Darío Fernández. Respecto al estilo, es lo que siempre digo: yo soy de Vélez-Málaga y todo lo que entra en mi pueblo después de la Guerra Civil es granadino, sobre todo lo más bueno. Varios escultores, con Domingo Sánchez Mesa a la cabeza, nos traen una imaginería como la que dices, contenida, muy dulce e idealizada. Es la imaginería con la que yo me crío. Además, ten en cuenta que, antes de irme a Sevilla a estudiar Bellas Artes, paso un periodo de estudios de Historia del Arte en la Facultad de Filosofía y Letras de Granada. Vivo por entonces en la ciudad de Granada y en contacto con sus imágenes, que tanto me gustan y que tanto me siguen inspirando en mi trabajo. Es la imaginería que llevo dentro desde niño, porque Sánchez Mesa en Vélez lo que hace es recrear los modelos de la Granada gloriosa del XVII y del XVIII que yo luego allí conozco durante mi etapa de estudiante.

Tras esos años, no pasa mucho tiempo cuando realizas tu primera obra importante: la Beata Petra de San José para tu localidad natal. Hablamos de una obra en la que cultivas el retrato realista, como años después hiciste con el San Juan Vianney para Ubrique (Cádiz). ¿Qué tal llevas estas imágenes en las que no media una invención sino un precedente con fotografías o grabados al que te tienes que acoplar?

Es un tipo de escultura que tenemos que afrontar cada vez más los imagineros de esta generación y de este tiempo porque cada vez se encargan más santos de los que existen fotografías y descripciones. Ello hace que la cosa se complique un poco más porque no siempre estos santos son guapos, bonitos o realmente estéticos, sino que son como son y ahora tú tienes que intentar darles un carácter de santidad que, algunas veces, en las fotos no se ve. Tampoco te tienes que ceñir exclusivamente a una foto ni yo me considero un retratista dentro de mi trabajo porque pienso que no es el fin de la imaginería. Yo creo que en estos casos debes hacer un término medio: una obra que te recuerde a la persona que estás representado, pero que a la vez sirva como imagen que inspire devoción y que inspire al rezo. Ten en cuenta también que la Madre Petra, de la que hay muy pocas fotos, no es como Santa Ángela de la Cruz, por ejemplo, de la que hay muchísimas fotos. Por lo tanto, la gente al final, en casos como el de la Madre Petra, se queda con la imagen que tú hagas, no con las fotos.

Con una de tus obras marianas, la Virgen de la Vega, realizas una versión de la iconografía de la Medalla Milagrosa de candelero para vestir y sin los típicos rayos dorados que emanan de sus manos. Eres un clásico pero también se intuyen ánimos por introducir aires nuevos.

No me considero un gran innovador. Me gusta más reinterpretar lo que la Historia del Arte nos ha legado. Lo que sí me gusta como artista de este tiempo, aunque trate de una manera muy clásica a mis obras, es presentarlas de una manera muy contemporánea. Un ejemplo son los ángeles para la exposición "Gloria" de Málaga, que me presentasteis en La Hornacina. Se trataba de unas cabezas muy clásicas pero montadas o presentadas dentro de un concepto muy contemporáneo. Esa dualidad sí que me gusta meterla en mis obras cuando se me permite, que no es siempre. Ten en cuenta que yo reivindico la imaginería como un arte contemporáneo y a los imagineros como artistas contemporáneos, porque también hacemos cosas de hoy día y en nuestro trabajo se encuentran cosas de hoy día, no solo es recrear lo pasado.

Desde hace unos cinco años, aproximadamente, vemos también en tu trayectoria una tendencia a mirar al círculo de escultores activos en el territorio malagueño del siglo XVIII, precisamente un grupo de autores que bebían de los modelos granadinos de Pedro de Mena. Realmente se puede decir que has dejado a Málaga y Granada en la distancia, pero no en la inspiración.

Pues la verdad es que no. Y lo cierto es que, aunque pasando por talleres de escultores sevillanos de renombre como Darío o viviendo tantos años ya en una Sevilla completamente impregnada de Roldán y Montañés, mis imágenes y mi inspiración siguen viniendo siempre de Granada y Málaga. Mi escultor de cabecera es Mena. Y antes de Mena fue Mora. Y antes de Mora fue Cano. O sea, que siempre he estado en esa órbita. Y aunque figuras como Antonio del Castillo me siguen despertando dudas, porque realmente no sabemos ni quién es, lo cierto es que en Málaga hemos tenido un grupo de imágenes destacadas del siglo XVIII que comparten rasgos y similitudes. Y esas imágenes, como Dolores del Puente, Dolores de la Expiración o la Virgen de los Dolores de Iznate, una obra muy cercana a Vélez-Málaga, me han inspirado mucho y siempre han llamado mi atención por su calidad, recogimiento, misticismo y unción. En su mayoría fueron imágenes particulares de medio cuerpo a las que se le colocó un candelero para colocarlas al culto público. Y aunque ahora estén muy de moda, lo cierto es que durante mucho tiempo no gustaban a la mayoría. Incluso la dureza en general que tiene el arte granadino, con esos rasgos tan grandes y esas policromías tan blancas de autores como Mora, hasta hace mucho tampoco gustaba. Tiraba mucho más Sevilla y prueba de ello es que lo sevillano ha invadido todo siempre.

 

 
     
     
Beata Petra de San José
 
San Juan Vianney

 

La verdad es que no se conoce mucho de tu vida, vocación, trayectoria y aprendizaje. Algo ya nos estás apuntado a lo largo de la entrevista, pero me gustaría que nos contaras más sobre todo ello.

En mi casa siempre ha gustado la pintura. Mi padre y su hermano pintaban, mi tío de hecho se dedicaba profesionalmente a la pintura, y mi padre también se dedicó, como aficionado, por un tiempo. Por tanto, ese germen estaba ahí. Luego en Vélez-Málaga siempre ha habido mucha afición por la pintura y el dibujo, sobre todo gracias a una figura de muchísimo peso, no solo local sino también provincial y nacional, que es el pintor Paco Hernández, al que yo siempre me he sentido muy unido, en parte por ser familia política por parte de mi padre. Tuve el privilegio de acudir muchas tardes a su taller, que era como entrar en otro mundo donde yo disfrutaba mucho, y de tener mucha relación y compartir muchas cosas con él y con su hermano Vicente.

A través de Paco Hernández, entro en la academia de Manuel Hijano Conde, un pintor local sobre el que el gran maestro Paco tuvo un gran peso. Con Hijano Conde es donde aprendo realmente las técnicas pictóricas. Al terminar, y al cumplir casi al mismo tiempo los 18 años de edad, me voy a Granada, donde empiezo Historia del Arte, aunque yo tuve claro que al año siguiente me quería orientar hacia Bellas Artes. No me quedé en Granada porque su Facultad de Bellas Artes era un tanto "moderna", por así decirlo, para el pensamiento mío de aquellos tiempos, de ahí que me inclinara por Sevilla ya que su facultad era más academicista y tradicional. Al principio me costó dar el paso porque eso implicaba irme yo solo y alejarme de mis amigos, de mi familia y de mi entorno en Málaga y Granada, pero al final me vine y la verdad es que me alegré.

Hablando del entorno de Granada, para Guadix en concreto realizaste hace dos años la Virgen del Rosario, una de tus obras más importantes que tuvo una acogida excepcional. Una obra a la que se le acopló un Niño Jesús atribuido no sin discusión a Torcuato Ruiz del Peral y con la que se recuperó un icono perdido.

La imagen perdida fue una de las grandes devociones de la diócesis de Guadix, una de las más antiguas de España, que también resultó totalmente arrasada en los tiempos que ya sabemos. La Virgen del Rosario era la patrona de los dominicos, en cuyo convento está ahora mi obra. No se sabe si ese Niño Jesús perteneció o no a la antigua imagen, pero finalmente le fue incorporado a la que yo hice. Actualmente siguen recuperando esa devoción de siglos, así como los títulos que llegó a poseer. Para mí fue como aportar algo a Guadix y devolverle algo del pasado a esa ciudad que tanto me ha dado y me sigue dando.

Desde entonces no vemos una obra tuya por haberte cambiado de taller en Sevilla, lo que ha dado un vuelco muy importante a tu vida y ha tenido paralizada durante un tiempo tu producción artística.

Antes yo compartía taller con un compañero. Aquello era de renta antigua, y al fallecer la propietaria, nos echan a todos y nos vemos en la calle de repente. Me vi apurado porque yo había firmado tallas completas y trabajos de una mayor envergadura que no podía afrontar en el piso donde vivía, de ahí que decidiera liarme la manta a la cabeza y meterme en un proyecto enorme de casa-taller que ha durado casi dos años desde que el pasado mes de octubre decidiera establecerme definitivamente aquí. Durante ese tiempo, además de ser casi el aparejador de mi nueva casa, me dediqué a modelar esos proyectos y ahora estoy dándole caña a las tallas completas que tengo en mi taller para ir sacando el mayor trabajo posible y volver a normalizar mi vida.

Has participado en varias exposiciones individuales y colectivas. Antes mencionaste "Gloria" en Málaga, pero también estuviste en la muestra "Barro, madera y sangre" de Murcia, así como en otras exposiciones de Osuna y Málaga. Supongo que ves positivos unos eventos que antes incluso se celebraban con más frecuencia.

Claro, siempre es positivo. Primero por el hecho de que te inviten, lo que es signo de que estás en el panorama, que te tienen en cuenta y que tu trabajo ciertamente gusta, porque en caso contrario no te llamarían. No es que yo me sienta siempre muy propicio a participar porque la mayoría de las veces te piden una pieza en exclusiva, lo que conlleva paralizar tu vida tres o cuatro meses, y esto es algo que no siempre puedo hacer. De hecho, ahora mismo en la situación que estoy con el nuevo taller, no me lo puedo permitir, porque tengo una serie de gastos fijos todos los meses y unos trabajos que debo cumplir. Lo que hago es que, cuando puedo disponer de una pieza que me prestan, o de una pieza que yo tengo y la puedo tunear, como sucedió en "Gloria" con los ángeles del simpecado del Rocío de Fuengirola, cuyos modelos policromé y monté dentro del concepto contemporáneo que pedía la muestra, sí participo. También te digo que en esa muestra intervine porque me lo pidió su comisario Pablo Flores Contreras, que es buen amigo mío. Realmente la única pieza que he hecho expresamente para una exposición fue la Virgen de la Soledad para Puerta Oscura.

 

 
     
     
Virgen del Rosario
 
Virgen de la Soledad

 

En estos momentos estamos realizando algo pionero en La Hornacina con esta entrevista, ya que es la primera que, obligatoriamente, no podemos hacer de forma presencial por las medidas restrictivas establecidas de cara a la prevención de la pandemia del Covid-19. ¿En qué ha afectado ello a tu trabajo?

A mi trabajo en sí no ha afectado. Afecta en cuanto a la presentación de obras que no se han podido celebrar, como la de una imagen que continúa en mi taller y que iba a procesionar en la Semana Santa de este año, hecho que tampoco podrá tener lugar. En lo que se refiere al día a día, no. Hay veces en las que estás un tanto más despistado por noticias con las que estamos todos aterrados y sin saber qué va a pasar, pero la mayoría de los días sigo con el curso normal de mi trabajo y de mis proyectos, procurando olvidarme un poco de lo que pasa fuera, porque si no, no podríamos hacer nada. Trabajo en mi nueva casa, que también es muy taller con dos espacios diferenciados y separados, y la verdad es que me encuentro muy cómodo.

¿Me contarás alguno de esos proyectos?

Pues tengo obras ya terminadas para Cádiz y Málaga, una de ellas una Virgen Dolorosa, pero de momento no puedo hablar de ellas. Sí te puedo comentar una talla completa de Santa Ángela de la Cruz para ser titular de una parroquia que lleva su nombre en Chiclana.

Siempre has utilizado mucho Internet como una herramienta para conocer obras y dar a conocer las tuyas.

De hecho, me abrió un mundo de información y fotografías de imágenes e iglesias de todas partes. Ha sido una auténtica fuente de estudios con la que he aprendido muchísimo, sobre todo gracias a gente muy formada e interesada en arte que he tenido la suerte de conocer a través de las redes sociales. Y a la hora de la difusión, también, sobre todo gracias a ustedes, que sois los que hacéis la gran labor difusora del arte religioso de nuestro tiempo, al menos en España o en Andalucía.

Por último, Alejandro, qué les dirías a tus compañeros en estos momentos en los que el arte, aunque continúa imparable y más creativo que nunca en el domicilio de los artistas, vive también amenazado por el coronavirus.

El coronavirus os puede afectar en cuanto a que nos hagan falta materiales o herramientas y no nos las puedan suministrar. Entonces sí que vamos a tener realmente problemas. Pero bueno, en los talleres de los escultores siempre tenemos barro y cuatro cosas a las que echar mano y poder ir adelantado otros trabajos en el caso, por ejemplo, de que los carpinteros o los proveedores de herramientas no nos puedan suministrar, y eso es verdad que va a mermar el ritmo normal. Pero vamos, siempre podemos seguir haciendo algo, no es que estemos de brazos cruzados en nuestras casas como tanta gente.

Respecto a la creatividad, en estos días estoy viendo a compañeros artistas que están agudizando su ingenio y haciendo de su arte una forma muy singular de expresión. Algunos incluso están regalando su arte y mandándolo a las casas como Luis de la Pura, que está haciendo corazones tipo detente y los está enviando y difundiendo. Me parece que todos ellos estos compañeros están haciendo una labor estupenda.

 

 

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