ÁLVARO ABRINES

Jesús Abades y Sergio Cabaco


 

"Estoy cansado de los antiguos modelos del siglo XVII"

 

 

¿Esperabas que tu obra San Juan Evangelista fuera elegida por nuestro experto en arte José Carlos Pérez Morales como la mejor de las presentadas en el portal el pasado año?

Sinceramente, no me lo esperaba. Había muchísimas obras de bastante valía, de todos los tamaños, y nunca esperas que te den este reconocimiento a una obra tuya de pequeño formato. Ya solamente con la elección de la obra me sentía satisfecho, pero al saber que fui reconocido con el premio de la Opinión del Experto sentí mi primer reconocimiento artístico a tantas y tantas horas de estudio y trabajo desde que empecé, siendo un empujón de moral con energías renovadas para seguir trabajando más y más. Aparte del reconocimiento en este importante portal artístico, el compartirlo con el maestro Juan Manuel Miñarro fue muy grande y lo tendré siempre en mi recuerdo.

¿Qué piensas de la obra de Miñarro ganadora del V Premio La Hornacina?

Es una obra inmensa, impactante que no deja a nadie indiferente. Es una manera muy veraz de reconocer a Cristo, sin tapujos y que ha hecho saltar muchas ampollas, pero personalmente eso es lo que me atrae y, personalmente, yo busco: el llamar la atención del espectador; ya sea por tremendista o por dulzura, da igual, el caso es hacer pensar a la persona que contempla la obra, reflexionar y, como ya he dicho, apartar la obra de la indiferencia, y esta imagen de Miñarro tiene todo eso. Gustará más o menos, pero ahí está y a mí personalmente me encanta. Desde aquí mando mi más sincera enhorabuena al maestro Miñarro.

En el año 2004 expusiste una Santa Justa de terracota en la Bienal de Espartinas (Sevilla) que recibió grandes elogios e incluso fue considerada como una de las mejores piezas de imaginería que se habían visto en mucho tiempo. Sin embargo, desde entonces y hasta hace tan solo unos años, poco se supo de ti, ¿qué estuviste haciendo todo ese tiempo?

En ese periodo de tiempo, después de la muestra de Espartinas, continué mi aprendizaje con Darío Fernández y Jaime Babío, mientras cursaba la carrera de Bellas Artes. Prácticamente no tenía tiempo para nada. Por la mañana estaba en la facultad realizando todo tipo de materias, y terminaba tan agotado psicológicamente que mi cabeza no daba para más, y al llegar a casa en lo último que pensaba era en ponerme a modelar. Aparte, la edad que tenía en esos momentos, unos 19 años, con bastante embrollo mental y buscando un término medio en mi vida. Sí tenía muy claro que no iba a correr para montar un taller ni realizar imágenes para hermandades, como tanto se estila ahora entre jovencísimos "imagineros" que se les va la vida en contratar imágenes, montarlas en pasos y que salgan en procesión sin tener la más mínima idea de lo que, verdaderamente, supone realizar la imagen de Cristo o de María.

Respecto a tus inicios, eres como los profesionales "antiguos" en tu oficio, ya que afirmas que empezaste a los 13 años de edad.

Con la escultura es verdad que comencé a los 13 años, pero nací con este don y mis mayores juguetes desde niño han sido un papel y un lápiz, siempre imaginado un mundo en construcción de imágenes. A los 13 años los cambié por el barro y, verdaderamente, fue un amor a primer contacto con esta materia, a día de hoy tan sorprendido como la primera vez. Mi primera maestra, la que me dio mis primeras nociones de modelado, fue Lourdes Hernández, con la que estuve solo un año, pero lo suficiente para que, a partir de ahí, empezara a crear mi propio mundo. Al no tener en todos esos años ningún maestro hasta llegar a Darío Fernández, cada cosa que aprendía por mi cuenta era afianzada de manera tremenda. El no tener a nadie a tu lado que te diga cómo hacer las cosas te da una gran seguridad y es mucho más contractivo, verdaderamente lo recomiendo. Llegué a Darío con unas bases claras de lo que quería y persiguiendo un estilo en el que perfectamente se encuadraba dicho escultor, con el cual aprendí grandes cosas, no solo en materia artística sino en materia humana, ya que estamos hablando de una gran persona. Con Jaime Babío ya tenía muy claro lo que buscaba, nunca fui un aprendiz de estos que se estilan hoy en día, meros calcos de sus maestros. Yo venía de la frescura y la dulzura de Darío, y llegué a la potencia escultórica de Jaime, que es lo que andaba buscando, aparte del gran oficio que obtuve en su taller, algo que es muy importante para un imaginero como lo fue para Francisco Buiza o Sebastián Santos.

 

 
     
     
Santa Justa
 
Cabeza de Mujer

 

La verdad es que con maestros como Lourdes Hernández, Darío Fernández, Jaime Babío o el propio Juan Manuel Miñarro, uno casi se siente obligado a demostrar un aprendizaje brillante.

Por supuesto que casi me siento en la obligación de hacer las cosas por derecho, ya no solo por ellos, que se lo merecen, sino por mí mismo, que no me permito la más mínima distracción y siempre intento mantener unos parámetros de calidad y evolución. También pienso y me pongo en el lugar de mis maestros ya que, si yo tuviera un alumno, me gustaría que fuera lo más correcto posible artísticamente hablando y que reflejara de buena manera mis enseñanzas.

El calificativo que más escuchamos de tu obra es "distinta".

Es lo que intento en cada nueva obra que realizo, darle una vuelta de tuerca a la anterior. Personalmente estoy cansado de los antiguos modelos del siglo XVII que se repiten y se repiten. ¿Por qué no miramos hacia otro lado que no sea inspirarnos en la imaginería de otros siglos? Personalmente, lo último que hago es inspirarme en la imaginería, e indago en otros tipos de esculturas de otras épocas, ya sean sacras o profanas como me sucede con la escultura modernista catalana, que es increíble con esas formas tan suaves, frescas y muy volumétricas que imprimieron artistas como Llimona o los hermanos Valmitllana. Otra fuente de inspiración es la pintura, que me da muchísimo juego a la hora de imaginar y componer.

Desde luego vemos en tu obras influencias (Antonio Susillo, Joaquín Bilbao, etcétera) que no son las comunes en tu entorno.

Me alegra muchísimo que me ligues a estos dos grandes como Antonio Susillo y Joaquín Bilbao, ya que es precisamente el camino que busco: llevar a la imaginería ese realismo fresco y escultórico del siglo XIX. A artistas como Susillo, Bilbao, Auguste Rodin o Camille Claudel o, dentro de la imaginería, a José de Arce, los tengo en mucha más alta estima y más presentes que a Martínez Montañés o Juan de Mesa, a los cuales admiro pero, con todos mis respetos, no me llaman la atención como cuando empezaba con 13 años, aunque reconozco que, quieras o no, se reflejan en las obras. Como dijo Brancusi al rechazar trabajar con Rodin, "Nada crece bajo la sombra de grandes árboles". Es totalmente cierto.

¿Qué artista, a nivel general, te impresiona especialmente?

Hay muchos artistas que llenan muchísimo, pero el que realmente me crea fascinación es el gran artista florentino Miguel Ángel Buonarroti, más que Bernini y otros de los grandes maestros. No solo por su rotundidad en la escultura, su dibujo perfecto y otros tantos calificativos de una interminable lista sino, también, por su personalidad, carácter y genio donde los haya.

 

 
     
     
San Juan Evangelista
 
Pastor (Nacimiento)

 

Varios artistas y expertos en la materia afirman que la imaginería actual ha adquirido una dimensión cultural más que la solamente devocional, ¿estás de acuerdo?

Estoy totalmente de acuerdo. Hoy en día el capítulo religioso-devocional se pierde irremediablemente, se desvirtúa. Ese sentido del ser humano de tener refugio en un Dios benevolente y castigador al que acudir en malos momentos desaparece, y lo conservamos de manera cultural de acuerdo con los tiempos tan desajustados que nos ha tocado vivir y de tanto mestizaje. Me sorprendió bastante ver en programas de decoración imágenes de Vírgenes de pequeño formato en grandes casas, a modo decorativo, sin vestimenta alguna y que en su día fueron objeto de culto. Al ver esto te das cuenta que incluso ya lo cultural pasa a un plano meramente decorativo, y es muy triste. Igual de triste que esas personas que tienen imágenes devocionales y que, rápido y mal dicho, es su "juego de muñecas", como he tenido que escuchar en muchas ocasiones de estas mismas personas.

Los críticos de la imaginería dicen que es un arte muerto, anclado en el pasado, ¿qué respondes a eso?

En cierto modo es un arte yo no diría muerto, pero sí de raíces antiguas. Es muy complicado evolucionar en este mundo porque la iconografía es la que es y poco se puede hacer, y ha habido grandes escultores en esta materia, pero pienso que siempre va a haber algo en donde poder avanzar y a la vista está que cada vez salen más y más artistas alrededor de este mundo.

¿Cuáles son los compañeros de tu generación que más te interesan?

Pues dentro de mi generación hay pocos que me interesen. Están los malagueños José María Ruiz Montes y Juan Vega Ortega, de ambos me encanta el estilo y la forma de ver la imaginería, sobre todo de Ruiz Montes. Después están mis dos maestros Jaime Babío y Darío Fernández, y también Fernando Murciano, Juan Manuel Miñarro y poco más. Hay otro escultor que no es imaginero, pero ha tocado lo sacro: Javier Marín, el cual tiene un increíble retablo a la antigua usanza en Zacatecas (México).

Por último, además de nuestra enhorabuena, decirte que queremos saber los proyectos en los que estás metido, ya de cara al próximo año 2012.

El mayor y principal es la nueva imagen de Cristo en la Entrada en Jerusalén, montado en un pollino para Rute (Córdoba), que será mi primera obra en procesionar y, Dios mediante, lo hará el próximo Domingo de Ramos. También imágenes para particulares, las cuales tengo bastantes, algunas relacionadas con el belenismo que tanto me apasiona, y otros proyectos importantes por confirmar que están en el aire.

 

 

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