UN PATRIMONIO DE TODOS. CINCO RETABLOS DE CASTILLA-LA MANCHA

21/04/2022


 

Castilla-La Mancha posee una magnífica colección de retablos que decoran el interior de iglesias, capillas, conventos y catedrales. Un elemento artístico que sirve para expresar creencias y enseñar dogmas. Verdaderas bibliotecas verticales levantadas gracias a la iniciativa de personajes relevantes, figuras de origen eclesiástico o donantes civiles que ponen al servicio de las ideas religiosas del momento su mecenazgo. Los retablos, dignos de admirar por lo que representan artísticamente al aunar arquitectura, escultura y pintura, movían un enorme ejército de maestros, artesanos y especialistas que giraban en torno a su ejecución. Estos cinco retablos seleccionados por los expertos forman parte de la exposición Un patrimonio de todos, una muestra que está recorriendo diferentes puntos de la región y que constituye una inmejorable ocasión para poder conocer al aire libre un escogido grupo de bienes culturales pertenecientes al Patrimonio Histórico de Castilla-La Mancha.

 

1
 
 
 

Retablo mayor de la Catedral de Santa María de Toledo
Foto: David Blázquez


Del rico patrimonio contenido en la Catedral Primada destaca el impresionante retablo que corona el altar mayor, levantado en época de los Reyes Católicos y última expresión del gótico florido que dará paso al Renacimiento. Encargado por el cardenal Cisneros, este majestuoso conjunto escultórico se realizó en madera de alerce entre 1498 y 1504. En la compleja estructura arquitectónica, escultórica y pictórica del retablo toledano intervinieron las grandes figuras de la época, fruto del mecenazgo ejercido por el propio cardenal. Su traza corresponde a Petit Juan, bajo la dirección de Enrique Egas y Pedro Gumiel, y en el mismo trabajaron escultores como Felipe Bigarny, Rodrigo Alemán, Diego Copín de Holanda y Sebastián de Almonacid, siendo dorado y policromado por Francisco de Amberes y Juan de Borgoña.

Iconográficamente se ejecutó conforme a un estudiado programa de exaltación eucarística. Componen el retablo una base con sotobanco y predela, que contribuyen a incrementar la sensación de verticalidad, seguida de tres cuerpos, organizados en cinco calles con altura escalonada y dos más estrechas laterales a modo de guardapolvos.

Todos los elementos del retablo conforman una estructura piramidal repleta de una profusa decoración compuesta de figurillas, doseletes, columnas, repisas, etcétera, entre las que se intercalan, ordenadamente, catorce grupos escultóricos en relieve con representaciones del Nuevo Testamento, la vida de Cristo y de María. En el centro de la predela aparece la figura sedente de la Virgen con el Niño (chapada en plata). Inmediatamente encima, en el lugar preciso, la Torre Eucarística en filigrana de madera dorada, un espacio para la Custodia que más adelante completará el Transparente de Narciso Tomé. Por último, los temas de la Natividad y la Ascensión se superponen verticalmente en la misma calle central, culminando el conjunto un Calvario de grandes dimensiones, rodeado de un simbólico cielo estrellado.

 
 
 
 
2
 
 
 

Retablo de Santa Librada de la Catedral de Sigüenza (Guadalajara)
Foto: David Blázquez


Al norte de Guadalajara, en la ciudad medieval de Sigüenza, se encuentra el retablo de Santa Librada. Ubicado en la nave de crucero de la Catedral de Sigüenza, próxima al claustro, fue erigido como un gran mausoleo para venerar las reliquias de la santa mártir, mandadas traer por Bernardo de Agén ya en el siglo XII. Mandado construir por el obispo Fadrique de Portugal en el siglo XVI, fue realizado en piedra caliza de la cercana localidad de Angón y concebido como un gran arco de triunfo clásico, cuyas trazas se deben a la mano maestra de Alonso de Covarrubias (1518). Una joya plateresca que aúna en un solo espacio mural las funciones de retablo, altar y sepultura de Santa Librada.

Bajo la dirección de Francisco de Baeza, se ejecuta esta obra cumbre del Renacimiento castellanomanchego. Apoyándose sobre un alto basamento, encontramos dos cuerpos separados por un entablamento clásico ricamente adornado. En el primer cuerpo se abre un gran arco de medio punto con casetones y hornacinas que contienen figuras de evangelistas y padres de la Iglesia. Este espacio cobija el altar de la mártir portuguesa.

Contiene un magnífico retablo manierista-rafaelista, realizado por Juan Soreda en 1525, que en seis escenas sobre tabla nos narra los principales hechos de la vida de Santa Librada. Destacan en el friso las escenas mitológicas dedicadas a Hércules, realizándose así un paralelismo simbólico entre los trabajos del héroe griego y el triunfo de las virtudes de la mártir frente al vicio. En el cuerpo superior aparece una urna de plata con las reliquias de la santa, protegida por reja de Juan Francés; y en el ático, un altorrelieve de la Anunciación. A ambos lados de las hornacinas centrales, podemos ver la representación de las ocho hermanas de Santa Librada, nacidas según la leyenda el mismo día y todas declaradas santas. Sin duda, una más de las maravillas que enriquecen la candidatura de Sigüenza como ciudad Patrimonio de la Humanidad.

 
 
 
 
3
 
 
 

Retablo de la capilla de la Asunción de la Iglesia de San Pedro Apóstol. Villaescusa de Haro (Cuenca)
Foto: David Blázquez


En la comarca de La Mancha Conquense encontramos la pequeña localidad de Villaescusa de Haro, cuyo patrimonio monumental da cuenta de su rico pasado. En la Iglesia de San Pedro Apóstol, destaca el retablo que preside la capilla renacentista de la Asunción, abierta en el lado del Evangelio. Mandada levantar esta capilla funeraria por el obispo Diego Ramírez de Fuenleal para enterramiento de padres y familiares.

El retablo se atribuye al taller de Felipe de Bigarny, lo que explica su ejecución en un estilo Gótico hispanoflamenco de transición al Renacimiento. Está realizado en madera de pino, sin policromía en origen. El delicado colorido de las distintas escenas que podemos contemplar hoy en día, se fijó a finales del siglo XVIII. Fue declarado el conjunto monumento histórico artístico nacional en la Gaceta del 4 de junio de 1931.

El conjunto presenta banco o predela, cuatro cuerpos y coronamiento. Las entrecalles centrales se separan por 17 repisas con representación de figuras bajo doseletes, rematadas las calles exteriores por dos bustos de gran tamaño, y enmarcados, que nos hablan del linaje sagrado de Cristo. El tema principal es el de la Asunción de la Virgen, escena que se sitúa en la calle central con María como primera cristiana y redentora de la humanidad. En la base del retablo o predela, aparecen cinco escenas que narran episodios de la vida, muerte y resurrección de Jesús, cada escena incluye varios personajes en una composición muy cuidada. Separando estas escenas encontramos figuras de santos y evangelistas, en pie y bajo doselete, ataviados con el símbolo que les identifica. En el extremo de la Epístola se incluye una representación de la figura del obispo, protegido por San Julián. En los cuerpos superiores también aparecen escenas dedicadas a la vida de María, destacando en la calle central, por su gran tamaño, la Dormición de la Virgen y, por encima, la Asunción. Rodeando cada escena principal aparecen pequeñas figuras relacionadas con los Reyes del Antiguo Testamento. Cierra la composición la poco habitual figura de Cristo bendiciendo, en alto relieve, rodeado de dos ángeles con los escudos de la familia.

 
 
 
 
4
 
 
 

Retablo mayor de la Catedral de Nuestra Señora del Prado de Ciudad Real
Foto: David Blázquez


La Catedral de Nuestra Señora del Prado en Ciudad Real posee uno de los retablos castellanomanchegos más elegantes del siglo XVII. De claro estilo Barroco, respira clasicismo gracias al cuidado esmero con el que se trató el conjunto, alternando desde la base al ático ordenes grecorromanos ejecutados según las directrices clásicas. Bajo el mecenazgo de Juan de Villaseca, secretario del virrey de México, fue realizado entre 1612 y 1616, y se debe al escultor de origen flamenco Giraldo de Merlo, que seguiría el proyecto del tracista Andrés de la Concha, interviniendo también en pintura y estofado Juan Hasten, junto a los hermanos Cristóbal y Pedro Ruiz Elvira. Fue declarado monumento histórico-artístico en 1931.

Desde la predela al ático, los tres cuerpos de este retablo presentan alternancia de órdenes: dórico, jónico y corintio, con orden compuesto en el coronamiento. Cada cuerpo está dividido en siete calles, donde alternan representaciones de santos y escenas de la Biblia, cada calle separada por intercolumnios. Iconográficamente domina el tema mariano. Encontramos en el banco seis tablas talladas en medio relieve, con escenas de la Pasión de Cristo. El resto del retablo se dedica a escenas de la vida de la Virgen (la Anunciación, la Visitación, etcétera), alternando con representaciones, en bulto redondo, de apóstoles y santos. En el centro del retablo destacan, en distinta altura, las tablas en altorrelieve de la Coronación de la Virgen y Cristo crucificado. Todo el conjunto está presidido por la imagen de la Virgen del Prado, de nueva factura (tallada en 1950 por Josep Maria Rausell y Francesc Llorens, quienes también repusieron otras esculturas del retablo destruidas en la Guerra Civil), patrona de Ciudad Real y de la que era muy devoto el propio Juan de Villaseca.

 
 
 
 
5
 
 
 

Retablo mayor de la Iglesia de San Bartolomé. Bienservida (Albacete)
Foto: David Blázquez


Bienservida es una pequeña localidad albaceteña que forma parte del histórico Señorío de las Cinco Villas, en la comarca Sierra de Alcaraz. El retablo mayor de la Iglesia de San Bartolomé es una gran joya del Renacimiento que ocupa toda la cabecera del altar. Destaca por su majestuosidad y grandes dimensiones. De catorce metros de alto por nueve de ancho, lo preside el titular, San Bartolomé, y se distinguen en el mismo dos partes separadas por un entablamento: la inferior, compuesta por banco y dos cuerpos, es obra plateresca del primer tercio del siglo XVI y se vincula al núcleo toledano; mientras la superior es de inicios del siglo XVII y parece adscribirse al manierismo castellano.

Se combina con gran maestría escultura y pintura, consiguiendo el conjunto una gran unidad estética. En la base plateresca se desarrolla un completo programa iconográfico dedicado a la enseñanza de la historia sagrada. En la predela o banco, aparecen los doce apóstoles distribuidos de dos en dos en seis tablas, simbolizando los pilares de la Iglesia. Sobre ellos dos cuerpos en los que las siete calles se separarían con balaustres, con esculturas de los cuatro evangelistas y de cinco santos mártires representados con el símbolo que les identifica, entre ellos San Bartolomé, santo titular de la iglesia. Aparecen también cuatro tablas con escenas de la infancia de Jesús. Sobre esto, esculturas de santos "sanadores", junto con una imagen de la Asunción y tablas con escenas de la vida de la Virgen y de la Pasión de Jesús. En el último cuerpo aparece el Calvario con San Francisco de Asís a la izquierda, representando la pobreza, y a la derecha una bellísima imagen de San Jerónimo penitente, de delicada ejecución, que representa el sufrimiento y la entrega, en ambos casos virtudes del cristianismo. Finalmente, en el ático y coronando el conjunto, se representa a Dios Padre con la bola del mundo y bendiciendo, rodeado de un cielo azul, símbolo de la presencia divina.

Aunque no está demostrado documentalmente, se atribuye la financiación de este retablo a la condesa de Paredes, que en el siglo XVI quiso reconocer a la pequeña villa de Bienservida el trato fiel y sincero que le profirió toda su vida, mandando levantar este bello conjunto que fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1991.

 

Encuesta relacionada en este

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com