LAS PINTURAS INÉDITAS DE 2014

Con información de Luis Rodríguez Simón y Joan Aliaga Morell (22/12/2014)


 

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Madonna de Foligno Pequeña


Luis Rodrigo Rodríguez Simón, profesor de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Granada, ha atribuido a Rafael Sanzio, el famoso pintor renacentista, un cuadro hasta ahora anónimo perteneciente a un coleccionista de Córdoba. La obra, titulada Madonna de Foligno Pequeña (imagen superior izquierda), reproduce una escena idéntica a La Madonna de Foligno (imagen superior derecha), obra documentada de Rafael que se exhibe en la Pinacoteca Vaticana y habría servido como prototipo a la que nos ocupa. Rodríguez Simón realizó sobre la pintura un estudio técnico-científico basado en la aplicación de rayos X, fotografía infrarroja, reflectografía infrarroja, fluorescencia de iluminación ultravioleta, análisis estratigráfico, microscopía electrónica de barrido acoplada a un sistema de microanálisis por energía dispersiva de rayos X, cromatografía de gases-espectrometría de masas y espectroscopía micro Raman. Al igual que la original del Vaticano (320 x 194 cm) la Madonna de Foligno Pequeña (93,5 x 66,5 cm) presenta una composición situada en un paisaje, con un plano superior celeste en donde aparece la Virgen con el Niño y otro terrenal en el que se encuentran San Juan Bautista, San Francisco de Asís, San Jerónimo, Segismundo de Conti, camarlengo de Julio II y mandatario de la obra, y un querubín centrando la composición. El cuadro llegó a Córdoba a finales del siglo XIX procedente de Francia. Fue cambiado de soporte desde la madera originaria al lienzo actual en la segunda mitad del XIX, al detectarse una preparación constituida por varias capas de blanco de plomo dispuestas sobre un conjunto de tres lienzos, que responden a los sistemas de transposición de soporte efectuados en el siglo XIX en Francia. Este mismo cambio se realizó sobre otras obras de Rafael, como El Éxtasis de Santa Cecilia o la propia Madonna de Foligno de la Pinacoteca Vaticana. Rodríguez Simón descubrió ocultos dos fragmentos de papel adheridos al bastidor que confirman que el cambio de soporte fue realizado en Francia. El primero está escrito en lengua francesa con tinta gálica, y en él aparece la fecha "16 Avril" y el año 1888. En el otro ha aparecido un trozo de texto con letra de imprenta que corresponde a una hoja del catálogo de obras de arte publicadas para su venta a través de la casa de subastas Hotel Drouot de París, impreso en 1872. Rodríguez Simón ha identificado también el dibujo subyacente ejecutado por Rafael como fase previa a la realización de la pintura, además de una combinación de técnicas gráficas distintas en el diseño interior. Este modo de trabajar con instrumentos de dibujo diferentes, desde la tiza al pincel, se ha encontrado en muchas obras de Rafael. Además, el dibujo subyacente de la cabeza de la Virgen que aparece en esta pintura se corresponde con un dibujo sobre papel del British Museum de Londres conocido como Estudio para la Cabeza de la Virgen, lo que pone de manifiesto que ambos fueron realizados por la misma mano de Rafael. En la Madonna de Foligno Pequeña existen dos letras pintadas como decoración en la bocamanga de la túnica de la Virgen, "R" y "U", iniciales de Raffaello de Urbino. Rafael dejó estampada una rúbrica similar en la decoración que forma parte del brocado que adorna la bocamanga de la túnica de la Virgen en su composición original sobre el mismo tema. Del mismo modo, también se han descubierto las primeras letras del nombre de Raffaello o Raphael y el año 1507, realizados de forma incisa cuando la pintura estaba fresca, sobre la carnación de la mano derecha de la Virgen. Los infrarrojos también han permitido otro descubrimiento: la existencia de sendas numeraciones situadas en los laterales superior y derecho y además pequeñas rayitas distribuidas por todo el perímetro de la obra, equidistantes unas de otras 2,9 cm. Estos grafismos justifican la realización de un sistema de cuadriculado utilizado para la reproducción de esta composición a una escala bastante mayor, como demuestran el gran número de cuadrículas y el pequeño tamaño de las mismas.

 
 
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El Nacimiento Intrauterino


Este cuadro inédito es la primera obra surrealista de Salvador Dalí, la pieza clave para completar el rompecabezas daliniano según la empresa Art&Signature, especializada en la investigación difusión y comercialización de obra artística, que la presentó el pasado 22 de mayo. Según explicó Tomeu l'Amo, pintor mallorquín e investigador de la obra del pintor surrealista y autor del libro El Nacimiento Intrauterino de Salvador Dalí, se trata de una pieza histórica ya que es la única representación pictórica que el artista plasmó de su nacimiento intrauterino, un tema que le obsesionó toda su vida.

 
 
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Retrato


Se trata de un boceto para Los Magistrados de Bruselas. Esta obra del célebre pintor flamenco Anton van Dyck (1599-1641) apareció en uno de los episodios de Antigues Roadshow, programa de la cadena pública británica en el que expertos en antigüedades analizan el valor de las obras de arte presentadas por el público. Este retrato fue comprado hace doce años por un sacerdote del condado británico de Cheshire por 490 euros. La obra tiene suma importancia por ofrecer una perspectiva fascinante del método de trabajo de Van Dyck y constituir un legado superviviente del retrato de grupo Los Magistrados de Bruselas (1634), una pintura que decoró las paredes del ayuntamiento de la capital belga hasta que fue destruida en un ataque de Francia a la ciudad 61 años después.

 
 
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Santa Práxedes


Una de las muy escasas obras de Johannes Vermeer (1632-1675) que sigue en manos privadas. La puja por Santa Práxedes, pintada hacia 1655 (lo que la convierte en su primer cuadro conservado) se celebró en la sala Christie's de Londres el pasado mes de julio. Según confirmaron el Rijksmuseum y la Free University, ambas instituciones con sede en Ámsterdam, fue pintada por Vermeer cuando apenas tenía 23 años de edad, imitando una obra homónima del pintor italiano Florentine Felice Ficherelli (1605-1669), de ahí que algunos expertos pusieran en duda su autoría. Muestra a la santa del siglo II arrodillada frente a un recipiente, vestida con ropajes encarnados y escurriendo la esponja con la que ha limpiado el cadáver decapitado de un mártir cristiano que aparece en un segundo plano. Los expertos que confirmaron la autoría del pintor holandés, frente a la del italiano Ficherelli, revelaron no solo que el blanco de plomo utilizado en la pintura es propio de la pintura holandesa y no italiana, sino también una coincidencia exacta con otra obra temprana del maestro Vermeer, Diana y sus Compañeros, conservada en el Museo Maurithuis de La Haya.

 
 
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Bouquet de Roses (Ramo de Rosas)


Obra inédita de Paul Gauguin (1848-1903). Este óleo de abiertas rosas amarillas, era desconocido incluso para los expertos en Gauguin hasta que su propietario en Suiza se puso en contacto con la Casa Bonhams de Londres con el fin de que fuera evaluado y subastado. El propio Gauguin habría dado el cuadro fechado en 1884 a su primer dueño, un político de Rouen, donde el pintor se mudó desde París cuando puso fin a su carrera como corredor de Bolsa. El bodegón, con las rosas amarillas que simbolizan la amistad, fue realizado cuando el pintor tenía 36 años de edad y se cree que aspiraba a ganarse la vida con su arte, tras verse el sector financiero donde trabajaba hasta entonces gravemente afectado por una crisis económica. Está firmado "P Gauguin 84" en el extremo inferior derecho, lo que denota que se elaboró el año en que el artista, su mujer danesa y sus cinco hijos dejaron la capital francesa. El tema, muy popular y decorativo, pudo ser un intento de Gauguin, de padre francés y madre peruana, por atraer compradores, en su afán por cambiar de profesión.

 
 
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Éxtasis de Santa María Magdalena


Catalogado en el segundo cuarto del siglo XVII, este óleo sobre lienzo (81 x 105 cm) es obra de Artemisia Gentileschi (Roma, 1593 - Nápoles, 1654). Siguiendo el estilo de Caravaggio, la popular pintora realizó una magistral pieza que solo era conocida por una fotografía en blanco y negro fechada a principios del siglo XX. Tras pasar 80 años oculta al público, fue redescubierta en perfecto estado de conservación por Sotheby's. Se encontraba en una colección particular francesa.

 
 
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Santiago el Mayor


Óleo sobre lienzo de José de Ribera (1591-1652) que salió a subasta el pasado julio en la London Art Week. Procedente de una colección particular de Nápoles, fue expresamente restaurado para la ocasión. Durante la restauración apareció la firma de Ribera, quien la ejecutó seguramente en 1632. Muestra notables similitudes con el San José con el Niño (1632) del Museo del Prado, hasta el punto de poder hablar de un mismo modelo masculino para las dos pinturas.

 
 
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Santa María Magdalena en Éxtasis


La obra, publicada el 24 de octubre en exclusiva por el diario italiano La Reppublica, ha sido adjudicada a Caravaggio por Mina Gregori, discípula de Longhi, la mayor autoridad sobre el artista. La experta descubrió la obra en una colección particular europea. Según ella se trata de una de las tres pinturas que Caravaggio llevó en el exilio a Porto Ércole, donde falleció en 1610 (las otras dos son San Juanes, uno de ellos desaparecido y otro en la Galería Borghese de Roma). Así lo demuestran tanto la técnica pictórica del óleo (103,5 x 91,5 cm) como el hallazgo detrás del lienzo de un documento de la época que la relaciona con el Cardenal Borghese, mecenas y protector del artista, y habla de su preservación, que estaría a cargo de Costanza Colonna, una aristócrata amiga del pintor. Según Mina Gregori, hay ocho versiones de la Magdalena en Éxtasis relacionadas con Caravaggio, pero solo esta es la auténtica.

 
 
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Crucifixión


Investigadores de la Universidad Politécnica de València (UPV) sacaron a la luz en noviembre una obra inédita del pintor Juan de Juanes. Se trata de una tabla del siglo XVI que muestra el momento de la Crucifixión de Cristo y destaca por su gran riqueza cromática y estilística. La obra procede del Real Monasterio de Santa Clara en Gandía (Valencia) y debió ser ejecutada en la época de la regencia y mecenazgo de la duquesa María Enríquez, hacia 1530. El proyecto de recuperación de esta pintura ha sido posible gracias al acuerdo entre el Monasterio de Santa Clara y la UPV, siendo el profesor Joan Aliaga Morell el responsable y mediante el cual fue posible localizar la obra de Juanes. La actuación ha incluido también un pormenorizado estudio histórico-artístico y análisis científico-técnico, desarrollada por el Instituto de Restauración del Patrimonio de la UPV, bajo la coordinación de Vicent Guerola, entre mayo y septiembre de 2014. La obra estaba cubierta por una densa y estratificada capa de suciedad acumulada a lo largo de los siglos, lo que impedía apreciar su calidad estilística, especialmente la riqueza del color. La pintura reúne todas las características de la escuela valenciana de la época manierista. De formato mediano, conserva su marco original adherido al soporte y acabado con pan de oro. Destaca también su fórmula pictórica, cuidada al máximo detalle, con un acabado muy realista en el tratamiento de los ropajes, en la presentación de las figuras, así como en el detallado tratamiento del fondo paisajístico con una técnica cercana a la miniatura. Asimismo, Núria Ramón, conservadora del monasterio gandiense, sitúa la obra entre las mejores de la colección de las clarisas donde, además, se conserva otro retablo del mismo autor y tres tablas de Paolo da San Leocadio.

 
 
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Niño en Cuclilla


Unos 216.000 euros era el precio de salida de Niño en Cuclilla de Joaquín Sorolla en la subasta que se celebró el pasado 5 de diciembre en Zúrich. La casa Koller Auctions subastó este cuadro; sin embargo, nadie pujó por esta pintura identificada por la bisnieta del artista Blanca Pons-Sorolla. La pintura no encontró comprador que se interesara por una obra realizada por el maestro en 1913 y regalada al crítico de arte Vittorio Pica, con el que le unía una gran amistad. Hace unos meses, los responsables de la empresa de subastas recibieron el cuadro de manos de un coleccionista privado, quien aseguraba que era un Sorolla. La casa se puso en contacto con la bisnieta del pintor, una de las mayores expertas en la obra del valenciano, quien cercioró que la pieza había sido realizada por el creador. El trazo, el cromatismo y la temática le remitieron enseguida a la pintura de su bisabuelo, según Las Provincias. Para certificarlo, encontró en los fondos del Museo de Sorolla de Madrid una misiva entre Pica y Sorolla en la que el primero le agradecía el regalo de esta obra.

 

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