CINE LGTBQI+. 10 PELÍCULAS IMPRESCINDIBLES

Jesús Abades (28/06/2022)


 

Por las víctimas de la reciente tragedia de Oslo, por las de Orlando, por las de España y por las del resto del mundo, especialmente las de todos esos países de África, Asia y Europa del Este donde las muertes, las heridas y las humillaciones ocurren a diario por el mero hecho de ser integrante del colectivo. Todas ellas se ven reflejadas en una o varias de las obras que, siguiendo un orden alfabético, les mostramos a continuación, pues el cine ha sido refugio en el pasado e instrumento de visibilidad en el presente.

 

 
 

Las amargas lágrimas de Petra von Kant


Una cinta tan ferozmente teatral como cinematográfica. El cineasta alemán Rainer Wender Fassbinder, gay, excesivo y deslumbrante -e insufrible también cuando quería-, autor de otros mitos del género como "Querelle" o "La ley del más fuerte", narra con precisión y crueldad el devenir de un amor lésbico marcado por el egoísmo, la traición y el conflicto de clases. La gran Rosa María Sardà protagonizó en 2001 una interesante adaptación española para televisión.

 
 
 
 
 
 

Las aventuras de Priscilla, reina del desierto


Quién les iba a decir a las drag queens que iban a encontrar uno de sus grandes referentes -no superado, además, desde entonces en la pantalla grande- en esta modesta producción australiana que se convirtió en todo un éxito. Una road movie con trasfondo musical -sobre todo a golpe de ABBA- que se adentra también en la identidad transgénero. Canto a la tolerancia refrescante y muy divertido, posee a la vez inolvidables momentos dramáticos. Cinco años después, pasados ya los inflexibles 90, llegó ese revulsivo llamado "Hedwig and the angry inch" para asentar las bases del subgénero.

 
 
 
 
 
 

Brokeback Mountain


El hecho de estrenarse en 2005 la privó de un merecido Oscar a la mejor película -hay que reconocer que "Crash" es incluso mejor, pero nos hubiéramos ahorrado muchas barreras si no le hubiera robado el galardón-, debiendo conformarse con las estatuillas al mejor guion adaptado y a la mejor dirección para un Ang Lee que no levanta cabeza desde "La vida de Pi". Doce años más tarde, la Academia de Hollywood quiso enmendar el error premiando a la irregular "Moonlight", pero afortunadamente ya eran otros tiempos y, encima, lo hicieron mal.

 
 
 
 
 
 

C.R.A.Z.Y.


Por encima de la aclamada "Dallas Buyers Club" -más brillante a nivel interpretativo que argumental-, el director Jean-Marc Vallée, fallecido el pasado diciembre con tan solo 58 años de edad, realizó su mejor trabajo LGTBQI+ en su Canadá natal con esta cinta tan dura como emotiva sobre un encontronazo familiar durante décadas por la condición sexual de uno de los hijos. En su banda sonora, iconos gays como Patsy Cline o David Bowie.

 
 
 
 
 
 

La calumnia


Crítica muy audaz en pleno Código Hays a la rigidez social de los ricos, al puritanismo y a la lesbofobia. Retrato perfecto de la condición humana que pone de manifiesto lo dañinos que pueden ser los prejuicios y la doble moral de la gente que presume de ser tolerante, esa sociedad a la que no le importa que seas un buen ser humano si descubre que te acuestas con quien no debes. Audrey Hepburn y, sobre todo, Shirley MacLaine demostraron una vez más ser unas actrices tan valientes como maravillosas en una película que demuestra que la violencia verbal es a veces peor que la física.

 
 
 
 
 
 

Fresa y chocolate


La que sigue siendo la película de mayor éxito y proyección internacional del cine cubano, es vista en muchas ocasiones como reivindicación de una actitud tolerante hacia los gays, pero una acertada visión de Carlos Campa afirma que no es más que un caso particular de una propuesta de tolerancia entendida de forma más general, muy fundamentalmente política. Y es que este filme es en realidad un pilar básico para un futuro entendimiento entre cubanos de dentro y fuera de una isla cuyo gobierno-dictadura dista mucho de ser tolerante. Ser destino de turismo sexual no es ser pro LGTBQI+.

 
 
 
 
 
 

La gata negra


Aunque sea un ejemplo de la representación cinematográfica del colectivo en los 60 -gente desdichada, suicida y condenada a no encontrar el amor- y caiga, a la hora de tratar un amor entre dos mujeres, en la dicotomía opuesta de la mujer ruda y masculina en contraposición la delicada y femenina, esta película del siempre contundente Edward Dmytryk, marcó un antes y un después por su arriesgada forma de mostrar abiertamente el lesbianismo, así como la prostitución en los años de la gran depresión estadounidense. Humana e instructiva, se adelantó mucho a su tiempo.

 
 
 
 
 
 

La ley del deseo


No podía faltar Almodóvar con la que sigue siendo considerada su mejor película para la crítica más estrictamente cinéfila, que solo le reprocha ciertas salidas de tono en una narrativa tan visceral como eficiente. Dentro de su estética transgresora, el cineasta se aleja de lo underground para ofrecer una puesta en escena más sofisticada, tan colorista como la pintura de Ceesepe. Además de la historia principal homosexual, el manchego abordó el lesbianismo, la identidad transgénero y la adopción por parte del colectivo en una España no tan moderna que acababa de salir de una difícil transición política.

 
 
 
 
 
 

Maurice


Marcó profundamente a multitud de gays en el momento de su estreno no solamente por mostrar el romance entre dos hombres con total naturalidad -en eso esta película le lleva décadas a fenómenos seriéfilos recientes como "Élite", "Jóvenes altezas" o "Heartstopper"-, sino por hacerlo con una sensibilidad sorprendente en los 80, una década que -por mucho que los de "Stranger Things" se empeñen en lo contrario- fue muy agresiva y poco gay-friendly. Sus excelentes protagonistas, James Wilby y Hugh Grant, ganaron el premio de interpretación masculina en el Festival de Venecia.

 
 
 
 
 
 

Muerte en Venecia


Un escritor maduro se enamora obsesivamente de un muchacho en la Venecia de principios del siglo XX, ya decadente y siendo pasto de turistas ávidos por deleitarse con la belleza de sus palacios y sus canales. Un amor efébico y platónico, porque el chico es pura androginia y ambos apenas llegan a cruzar miradas. No sabemos si Luchino Visconti, que cuando la rodó tenía unos 70 años, muchos más que los del inolvidable protagonista de Thomas Mann, se identificó con el estigma del edadismo que todavía, junto con el de la vigorexia, atormenta al colectivo desde dentro.

 

FUENTES

LEGIDO, Rosi. Escondidas en el cine. Censura y personajes sáficos, Madrid, LES Editorial, 2021.

CAMPA MARCÉ, Carlos. Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío. Fresa y chocolate, Barcelona, Ediciones Paidós, 2001.

 

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