LAS OBRAS DE ARTE DE "PRELUDIOS DEVOCIONALES" (Y II)

Javier Martínez Macarro (24/11/2016)


 

 

Virgen de la Sexta Angustia

La segunda parte de Preludios devocionales comprende los tríos que reflejan a imágenes de María dolorosa. El primero de ellos nos lleva hasta la parroquia de Santa Ana del barrio de Triana, donde encontramos un grupo de la piedad formado por el Cristo del Amor -crucificado manierista posteriormente reconvertido, realizado más allá de 1550 pero sin duda anterior a 1600- y la Virgen de la Sexta Angustia -imagen barroca, del siglo XVII, y que atesora una calidad artística verdaderamente altísima-. Los sones de Sexta Angustia, el preludio compuesto en su honor, presentan una notable belleza que suponen un reflejo perfecto de la expresión de la Virgen.

 

 

Virgen del Camino

La siguiente imagen también está relacionada con Triana, pues fue titular de la cofradía del Santo Ecce Homo y Nuestra Señora del Camino. Esta hermandad, del antiguo barrio trianero de San Sebastián, nació en la segunda mitad del siglo XVI y se extinguió en 1868. La Virgen del Camino, que actualmente se encuentra en la iglesia de San Nicolás, es de terracota, fechable a principios del siglo XVIII y atribuible al escultor sevillano Cristóbal Ramos. Fue impecablemente restaurada hace dos años por José Pérez Conde. El Camino de los Mártires, el trío con el que se le honra, es una pieza llena de elegancia y en la que el autor refleja el semblante implorante de la imagen y el dolor contenido en su mirada.

 

 

Virgen de la Antigua, Siete Dolores y Compasión

El preludio número 12 está escrito para la insigne Virgen de la Antigua, Siete Dolores y Compasión, de la parroquia de la Magdalena. Sobre esta talla existe un discurso repetidísimo que la atribuye a Pedro Roldán y que nos habla de una ingente devoción en siglos pasados, cuando es posible que la importante fuera más la corporación que la imagen y, además, resulta obvio que sus rasgos son más arcaicos que los del estilo barroco del genial imaginero. Es más acertado situar su realización a principios del XVII y su atribución en Andrés de Ocampo. Este preludio, titulado Compasión, nos envuelve en el misticismo propio de la iglesia de la Magdalena a la par que nos evoca la clemencia que suplica la imagen que inspira sus sones.

 

 

Virgen del Mayor Dolor

De la Magdalena nos vamos a la parroquia de Santa Cruz para encontrar a la Virgen del Mayor Dolor, acogida por un espléndido altar realizado por el entallador Bernardo Simón de Pineda. Aunque anónima, las facciones de esta bella imagen de carácter conventual e introspectivo pueden llevar a pensar rápidamente en el escultor José Montes de Oca, pero es menos arriesgado y más exacto situarla en el siglo XVIII, si bien es cierto que busca imitar las formas de la centuria anterior. Dolor como tu dolor es el sugerente título del trío compuesto en su honor. La música del mismo contrasta completamente con la imagen, ya que ésta parece querer guardar para sí su aflicción, mientras que la pieza sugiere una llamada de atención, como si la propia Virgen -atendiendo al título- nos dijera: "mirad, no hay dolor como mi dolor".

 

 

Piedad

La siguiente pieza nos lleva hasta el pequeño grupo de la Piedad que se encuentra al pie de la parroquia de San Ildefonso. De poco más de medio metro de altura, Cristóbal Ramos podría ser el autor de este conjunto que conjuga magistralmente la serenidad y el patetismo. El misterio de la piedad tiene una profunda simbología, pues recoge una auténtica contradicción vital -la persona mayor entierra a la persona joven- y además es una escena estrechamente ligada a la venida de Cristo al mundo: el nacimiento y el descendimiento de la cruz, el alfa y el omega, se representan de la misma forma, con la Madre acogiendo al Hijo en su regazo. El preludio que nos ocupa, titulado Piedad, refleja ese último encuentro y la búsqueda de un diálogo imposible por parte de la Virgen. En la parte central algunos compases de mayor delicadeza parecen compadecerse ante el loable intento, pero el final nos devuelve a la crudeza de la frustración y la ausencia de respuesta.

 

 

Virgen de Aguas Santas y Misericordia

Prácticamente a la espalda del célebre templete de la Cruz del Campo se halla la parroquia del Cristo del Perdón, que acoge a Nuestra Señora de Aguas Santas y Misericordia, imagen contemporánea acabada en 2012 por Antonio José Martínez Rodríguez. Con acentuada expresión compungida e innegable porte regio, esta imagen destaca especialmente por su estética, que se debe a la inspiración en uno de los cuadros que retratan a Mariana de Austria, esposa del rey Felipe IV. Su trío lleva por título Agua de vida y es una interesantísima composición con un carácter marcadamente contemporáneo, que Francisco Pastor identifica con la juventud de la imagen en cuanto a su ejecución.

 

 

Virgen del Mayor Dolor

La Virgen del Mayor Dolor, de la parroquia homónima de la barriada de La Barzola, es una insigne dolorosa que el escultor sevillano José Antonio Navarro Arteaga finalizó en el año 2000 y que forma un Stabat Mater con el Cristo de la Santa Cruz, también del mismo autor. Además de la maestría en la talla y el estofado, la Virgen presenta una enorme fuerza expresiva que verdaderamente transmite el dolor al que refiere su advocación. La composición para esta imagen recoge también ese dolor. Ya desde su elocuente título, Alma transida, nos encontramos con una música que hurga en el sentimiento de angustia y que transmite sin paliativos la tristeza de la Madre al pie de la cruz.

 

 

Dolorosa

Una atmósfera de tristeza que es continuada por el siguiente preludio, escrito para la extraordinaria dolorosa que podemos encontrar en la iglesia de Santiago. Las últimas teorías señalan que ésta sí podría ser la Virgen de la Antigua y Siete Dolores que siempre se atribuye a Pedro Roldán. A pesar del lamentable estado de conservación en el que se encuentra -absolutamente denunciable e injustificable- la valía de la imagen es mayúscula; se trata, sin duda, de una de las tallas más soberbias de Sevilla en lo que a las representaciones marianas se refiere. El dolor es el Leitmotiv de su pieza, titulada Dolorosa. Un pequeño receso en la parte central de la misma es el único respiro antes de que la música acabe dejando el ambiente en una profunda y doliente introspección.

 

 

Virgen de los Dolores

Y otra verdadera joya del patrimonio devocional sevillano cierra los Preludios devocionales: la Virgen de los Dolores de la iglesia de San Alberto. Se da la circunstancia de que comparte su camarín con una copia del crucificado de la Clemencia, de Martínez Montañés, por lo que en cierta manera quedan unidos el comienzo y el final de la obra musical que nos ocupa. Se desconoce el artista que concibió esta excelsa y conmovedora imagen, si bien su hechura podría deberse a la magistral gubia de Pedro Roldán. Tristeza se denomina el trío que la honra; un título no que puede ser más adecuado para la imagen, pero que, sin embargo, no nos transmite pesar. Francisco Pastor consigue encontrar dulzura y sosiego en la Virgen de los Dolores y lo plasma en esta pieza, que cambia el escenario creado por las dos anteriores y sirve de bálsamo para que la obra acabe de la forma más bella posible, como dejando un último mensaje de esperanza.

 

 

Agradecimiento

No quiero terminar estas líneas sin agradecer públicamente a Francisco Pastor Bueno la magistral composición de esta obra, así como a la Capilla Musical del Carmen Doloroso de Málaga la espléndida interpretación que realizó en el estreno de la misma. Agradecimiento que extiendo (mayor aún si cabe) a las hermanas carmelitas del convento de Santa Ana por su bondad, su paciencia, su calurosa acogida y su plenitud de facilidades para el buen desarrollo del concierto de estreno. Y muchas gracias, cómo no, al equipo de La Hornacina por el interés mostrado en esta obra y por hacer posible la publicación de este reportaje.

 

Fotografías de las obras de Rogelio Rubio Segura

 

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